sábado, 21 de junio de 2025

Las multinacionales ante un mundo que cambió

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C.K. Prahalad, el renombrado profesor de la Escuela de Negocios de Michigan, creador de la frase “competencia central” y co-autor con Gary Hamel de “Competing for the future”, da consejos a las multinacionales.

Prahalad dice que después del 11 de septiembre las empresas multinacionales tienen muchos problemas: además de manejar operaciones en varios países tienen que agregar conflicto y riesgo. Para ellas ha cambiado el entorno político y social. Por lo tanto, deberán comenzar a pensar en cambiar su modo de operar.

Antes del 11 de septiembre parecía que no importaba el país, que la información era libre y que estaba surgiendo un mercado global sin fisuras. Las multinacionales, grandes y poderosas, creyeron que podían soslayar a las gobiernos respectivos. No los necesitaban.
Sus mercados eran los países desarrollados y las élites de los países en desarrollo.

Aparentemente habían decidido que los pobres – los 5.000 millones de personas que ganan menos de US$ 3.000 o US$ 4.000 al año – no eran negocio para su negocio. Ahora deben darse cuenta de que – aunque más no fuera por propio interés – tendrán que aprender a ver de qué manera se ocupan de los más pobres de la tierra. Porque si no lo hacen y siguen despreocupándose como hasta ahora, las consecuencias pueden ser nefastas, como estamos aprendiendo. Con el crecimiento de la pobreza aumenta el riesgo para las multinacionales, vaticina Prahalad. Y esto es así tanto si se instalan entre los países con problema de pobreza, como si no, o aunque no abandonen su país de origen.

Otra advertencia que hace el gurú a las corporaciones multinacionales es que las naciones pobres están comenzando a producir bienes de alto valor, pero más baratos. Y eso augura problemas para las multinacionales, atiborradas como están de mercadería. En India, por ejemplo, las empresas nacionales están comenzando a fabricar productos informáticos y farmacéuticos a precios que las grandes empresas no pueden igualar.

El consejo de Prahalad: las empresas del primer mundo deben acordar alianzas con las nacionales y estudiar cómo hacen para manejar investigación y desarrollo, cómo distribuyen recursos entre capital y trabajo y cómo construyen infraestructura sobre un hilo.

Prahalad dice que después del 11 de septiembre las empresas multinacionales tienen muchos problemas: además de manejar operaciones en varios países tienen que agregar conflicto y riesgo. Para ellas ha cambiado el entorno político y social. Por lo tanto, deberán comenzar a pensar en cambiar su modo de operar.

Antes del 11 de septiembre parecía que no importaba el país, que la información era libre y que estaba surgiendo un mercado global sin fisuras. Las multinacionales, grandes y poderosas, creyeron que podían soslayar a las gobiernos respectivos. No los necesitaban.
Sus mercados eran los países desarrollados y las élites de los países en desarrollo.

Aparentemente habían decidido que los pobres – los 5.000 millones de personas que ganan menos de US$ 3.000 o US$ 4.000 al año – no eran negocio para su negocio. Ahora deben darse cuenta de que – aunque más no fuera por propio interés – tendrán que aprender a ver de qué manera se ocupan de los más pobres de la tierra. Porque si no lo hacen y siguen despreocupándose como hasta ahora, las consecuencias pueden ser nefastas, como estamos aprendiendo. Con el crecimiento de la pobreza aumenta el riesgo para las multinacionales, vaticina Prahalad. Y esto es así tanto si se instalan entre los países con problema de pobreza, como si no, o aunque no abandonen su país de origen.

Otra advertencia que hace el gurú a las corporaciones multinacionales es que las naciones pobres están comenzando a producir bienes de alto valor, pero más baratos. Y eso augura problemas para las multinacionales, atiborradas como están de mercadería. En India, por ejemplo, las empresas nacionales están comenzando a fabricar productos informáticos y farmacéuticos a precios que las grandes empresas no pueden igualar.

El consejo de Prahalad: las empresas del primer mundo deben acordar alianzas con las nacionales y estudiar cómo hacen para manejar investigación y desarrollo, cómo distribuyen recursos entre capital y trabajo y cómo construyen infraestructura sobre un hilo.

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