Casi siempre las marcas propias o blancas son de igual calidad que las marcas anunciadas a nivel nacional pero vendidas a precios relativamente más bajos. Lo que aún no está definido es si la existencia de esos productos, realmente significa que haya mayores niveles de competencia entre las cadenas y más opciones para los consumidores. Otro de los interrogantes es si un gran fabricante se resiste o no a ofrecer su producto para que el supermercado le ponga su marca.
Un ensayo preparado por David Soberman y Philip Parker, demuestra que las marcas de supermercados a veces provocan menos opciones a los consumidores y el alza de precios de toda la categoría de productos. Muestra también cómo gana el fabricante al proveer al minorista con marcas propias de calidad equivalente a las tradicionales.
Para el estudio analizaron profundamente los casos de Sainsbury y Tesco en Gran Bretaña, Carrefour en Francia y Loblaws en Canadá, todos con marcas propias de alta calidad a disposición de sus consumidores. La investigación les demostró que a pesar de que comúnmente se cree que esas marcas deberían ejercer una presión hacia abajo en los precios de las marcas nacionales, a menudo ocurre lo contrario: los grandes fabricantes aumentan su gasto publicitario y los minoristas aumentan el precio tanto de la marca nacional como de la marca propia. Eso lleva, a su vez, a que los supermercadistas retiren de sus góndolas marcas más débiles que no están apoyadas en publicidad nacional.
Y, en última instancia, los consumidores quedan con menos opciones: una o dos marcas nacionales y la marca blanca.
En promedio, entonces, (y según el modelo de demostración) los precios suben a pesar de aparientenemente hay marcas que se venden a precio más bajo.
Casi siempre las marcas propias o blancas son de igual calidad que las marcas anunciadas a nivel nacional pero vendidas a precios relativamente más bajos. Lo que aún no está definido es si la existencia de esos productos, realmente significa que haya mayores niveles de competencia entre las cadenas y más opciones para los consumidores. Otro de los interrogantes es si un gran fabricante se resiste o no a ofrecer su producto para que el supermercado le ponga su marca.
Un ensayo preparado por David Soberman y Philip Parker, demuestra que las marcas de supermercados a veces provocan menos opciones a los consumidores y el alza de precios de toda la categoría de productos. Muestra también cómo gana el fabricante al proveer al minorista con marcas propias de calidad equivalente a las tradicionales.
Para el estudio analizaron profundamente los casos de Sainsbury y Tesco en Gran Bretaña, Carrefour en Francia y Loblaws en Canadá, todos con marcas propias de alta calidad a disposición de sus consumidores. La investigación les demostró que a pesar de que comúnmente se cree que esas marcas deberían ejercer una presión hacia abajo en los precios de las marcas nacionales, a menudo ocurre lo contrario: los grandes fabricantes aumentan su gasto publicitario y los minoristas aumentan el precio tanto de la marca nacional como de la marca propia. Eso lleva, a su vez, a que los supermercadistas retiren de sus góndolas marcas más débiles que no están apoyadas en publicidad nacional.
Y, en última instancia, los consumidores quedan con menos opciones: una o dos marcas nacionales y la marca blanca.
En promedio, entonces, (y según el modelo de demostración) los precios suben a pesar de aparientenemente hay marcas que se venden a precio más bajo.