<p>Es una transformación, raramente reconocida, que se ha venido operando bajo nuestras narices durante los últimos 15 años, dice Jack Neff en Adage online. El automóvil, otrora considerado el rito ineludible de cualquier joven en su camino a la adultez, va quedando cada vez más relegado entre la gente de menos de 30 años. Y eso podría tener vastas consecuencias en una cantidad de negocios que van más allá de los seguros, combustibles o minorismo. <br />
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Si miramos a nuestro alrededor, la gente detrás del volante tiene, en su gran mayoría, 40 años o más. <br />
En 1978, casi la mitad de los jóvenes que en Estados Unidos tenían 16 años y tres cuartos de los que tenían 17 ya tenían licencia de conducir, según el Departamento de Transporte. Para 2008, el último año del que se tienen cifras comprobadas, sólo 31% de los de 16 y 49% de los de 17 tenían licencia, y la caída se acelera rápidamente desde entonces. Cierto es que muchos estados han elevado la edad mínima necesaria para sacar el registro, pero aun así la tendencia descendente se mantiene entre quienes tienen 18, 19 y 20 años. <br />
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Hoy manejan menos y comparten autos con conductores de 21 a 30 años, al menos en Estados Unidos. <br />
William Draves, presidente de la consultora Lern, culpa a Internet. Sostiene que la era digital está remodelando Estados Unidos y el mundo entero, así como la industria automotriz remodeló la vida en el último siglo. Su teoría es que casi todo lo que se relaciona con los medios digitales y la tecnología hace los autos menos deseables y menos útiles y el transporte público mucho más relevante. Te4xtear mientras se maneja es peligroso y en muchas partes ilegal, como lo son mirar la TV móvil o trabajar en la laptop. Todo eso, al menos en circunstancias inalámbricas favorables, se hace muy bien en el tren. La Internet y los dispositivos móviles han hecho las telecomunicaciones cada vez más comunes desplazando a los autos. <br />
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La revolución digital también afecta los autos
Internet hizo estragos en los negocios de la música, de los viajes aéreos y de los medios. Ahora parecería que podría hacer lo mismo con los automóviles.