Del primero se ignora fecha, el segundo sucedió en octubre, cuando un técnico se arrojó por una ventana del piso quinto y se ahogó en un lago artificial. El tercero, en enero, fue igual. El cuarto hombre, el viernes 16 de febrero, se ahorcó tras dejar una nota a su esposa y su hijo de cinco años. La pantalla de su computadora mostraba un resumen de la última reunión con un ejecutivo.
La ciudadela futurista de Renault en esa localidad es impresionante. Inagurada en 1998, alberga 12.000 mecánicos, técnicos e ingenieros, dedicados al desarrollo de modelos. La fiscalía de Versalles abrió actuaciones el jueves sobre condiciones y clima de trabajo en las áreas donde actuaban los tres suicidas. El sindicato, a su vez, convocó a un investigador independiente.
Según declaraciones de Michel Fontaine (CGT) a “Le Figaro”, los suicidios han sido cuatro desde 2004, más un intento frustrado. Todos dejaron mensajes a la empresa describiendo sus frustraciones por no cumplir con las expectativas. Esto revela el peso psicológico de una figura paternalista muy persistente en Francia; “le patron”.
El último suicida, Raymond D., estaba asignado al proyecto Laguna, “un coche que no debe tener defecto alguno”, explica Fontaine. Originalmente, el centro tenía por objeto que la gente trabajase en armonía y en un clima distendido. Más tarde, surgieron metas más urgentes y perfeccionistas.
Particularmente después de que el presidente de Nissan-Renault, Carlos Ghosn, lanzara el “desafío Renault 2009”: veintiséis modelos, de los cuales trece nuevos, para sacar a la venta en dos años, luego de un 2006 poco grato. Mientras la prensa francesa revelaba –con demora- un suicidio tras otro, la compañía los atribuía a problemas personales.
Del primero se ignora fecha, el segundo sucedió en octubre, cuando un técnico se arrojó por una ventana del piso quinto y se ahogó en un lago artificial. El tercero, en enero, fue igual. El cuarto hombre, el viernes 16 de febrero, se ahorcó tras dejar una nota a su esposa y su hijo de cinco años. La pantalla de su computadora mostraba un resumen de la última reunión con un ejecutivo.
La ciudadela futurista de Renault en esa localidad es impresionante. Inagurada en 1998, alberga 12.000 mecánicos, técnicos e ingenieros, dedicados al desarrollo de modelos. La fiscalía de Versalles abrió actuaciones el jueves sobre condiciones y clima de trabajo en las áreas donde actuaban los tres suicidas. El sindicato, a su vez, convocó a un investigador independiente.
Según declaraciones de Michel Fontaine (CGT) a “Le Figaro”, los suicidios han sido cuatro desde 2004, más un intento frustrado. Todos dejaron mensajes a la empresa describiendo sus frustraciones por no cumplir con las expectativas. Esto revela el peso psicológico de una figura paternalista muy persistente en Francia; “le patron”.
El último suicida, Raymond D., estaba asignado al proyecto Laguna, “un coche que no debe tener defecto alguno”, explica Fontaine. Originalmente, el centro tenía por objeto que la gente trabajase en armonía y en un clima distendido. Más tarde, surgieron metas más urgentes y perfeccionistas.
Particularmente después de que el presidente de Nissan-Renault, Carlos Ghosn, lanzara el “desafío Renault 2009”: veintiséis modelos, de los cuales trece nuevos, para sacar a la venta en dos años, luego de un 2006 poco grato. Mientras la prensa francesa revelaba –con demora- un suicidio tras otro, la compañía los atribuía a problemas personales.