¿Habrá de verdad menos empleos en pocos años?

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Están los que dicen que no es cierto, y los que juran que ocurrirá inevitablemente.

Nadie ignora en esta época que es la brecha –the gap- y cómo la polarización extrema produce divisiones serias en la política, en la economía y en el escenario social. Pero ahora, parece que el fenómeno llega al campo de la vanguardia tecnológica, a las IT, y también al casi desconocido campo de la inteligencia artificial.

Una reciente encuesta entre ejecutivos de empresas globales reveló que la mayoría cree para dentro de cinco años, en 2023, habrá que capacitar o reemplazar una cuarta parte de la fuerza laboral. Hay consenso en que la digitalización de las empresas hará que exista mayor crecimiento económico. Pero el reverso de la moneda es que puede sufrir la demanda si disminuye la porción que aporta el ingreso laboral. Un delicado equilibrio.

Por consiguiente, muchos analistas de este campo recomiendan a los empresarios no ceder a la fácil tentación de reducir la nómina en 25%. Más allá de las repercusiones políticas y laborales, equivaldría a dispararse en tiro en el pie.

La solución con más adeptos es aumentar la capacitación y los conocimientos de los actuales empleados. Un camino que está recorriendo con acierto la industria alemana.

 

 

¿Cuál es el estado de la discusión?

Las Big Tech están en plena campaña para tranquilizar los ánimos, asegurando a la gente que los robots no eliminarán empleos. En todo caso, cambiarán los actuales perfiles laborales. Algunos recuerdan que en un mundo con baja tasa de natalidad, el proceso impulsado por la Inteligencia Artificial ayudará a equilibrar la economía y el escenario laboral.

Las revelaciones sobre la injerencia de Rusia en las últimas presidenciales de Estados Unidos, apuntan en la otra dirección. Para muchos observadores los gigantes Big Tech están tratando de evitar la regulación estatal en todos los aspectos. En especial las grandes redes sociales donde supuestamente no hay control sobre la incidencia de lo que ocurre en ellas.

Una actitud llamativa es la de Unilever, el gigante del consumo masivo, que advirtió que no pondrá publicidad en esas redes sociales que fomenten divisiones dentro de la sociedad sin hacer nada para evitarlo.

El costo humano y laboral de la inteligencia artificial amenaza convertirse en el gran tópico de discusión este año y el próximo, por lo menos.

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