Filántropos en la nueva economía

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Con la notable mejora en los ingresos de los trabajadores, el deseo de devolverle a la sociedad algo a cambio se plasmará en grandes donaciones y más actividad voluntaria. Internet permitirá a la gente dar cuando lo desee.

Los espectaculares retornos del mercado bursátil y las jugosas herencias que se trasmitirán a las nuevas generaciones durante las próximas dos décadas aseguran el sólido crecimiento de fundaciones que serán multimillonarias en dólares y estarán profesionalmente administradas.

The Children´s Promise, la convocatoria internacional a las empresas transnacionales y sus empleados para que demuestren su responsabilidad social corporativa fue más exitosa que lo que sus promotores se atrevieron siquiera a soñar.

En el Reino Unido participaron más de 1.500 empresas, en Estados Unidos, donde el objetivo de los organizadores fue incorporar a las empresas internacionales importantes, el doble de las empresas esperadas garantizaron su apoyo.

En total, participaron compañías de 33 naciones y, en promedio, participó 20% de los empleados de esas empresas.

La iniciativa alentó a los trabajadores a que donaran el salario de la última hora del milenio a un amplio espectro de instituciones de caridad para los niños.

Aunque la idea era que las empresas descontaran el aporte del salario de los empleados, el promotor de la iniciativa, la Fundación Internacional para la Juventud con sede en Maryland, Baltimore, permitió a las empleados participar de distintas maneras.

Y es precisamente aquí donde están dos de las claves del éxito de la campaña: facilidad y flexibilidad para participar.

Los colaboradores potenciales tienen más para dar y están mejor dispuestos que nunca, pero las complicaciones de los cronogramas interfieren con el deseo.

Los solicitantes inteligentes han logrado que a los que desean donar les resulte sencillo dar lo que quieren, cuando quieren y de la manera con la que más cómodos se sienten.

Internet está revolucionando la tarea voluntaria y la caridad; en la actualidad, muchas instituciones de caridad tienen sitios en la Web que permiten a los donantes hacer su aporte on line cuando lo desean.

Existen sitios paraguas donde los aportantes potenciales pueden hacer donaciones a cientos, y a veces miles, de causas dignas y valiosas.

El más grande es, sin duda, Helping.org, que cuenta con vínculos a 620.000 instituciones sin fines de lucro a las que la gente puede donar fondos o su tiempo.

Helping.org también enlaza a los visitantes con oportunidades para realizar tareas voluntarias en el área de su interés, tal como hace también Volunteer-Match.org, otro sitio pionero en lo que al voluntariado virtual se refiere.

El voluntariado virtual apela a muchos expertos en tecnología ansiosos, pero escasos de tiempo; y las oportunidades van desde la realización de tareas administrativas hasta ser mentores de los niños.

En Hewlett- Packard, los empleados trabajan voluntariamente con niños de quinto a doceavo grado mediante intercambios on line cada dos semanas, donde los ayudan en todo, desde hacer la tarea hasta asesorarlos en su carrera profesional.

El sitio Volunteer-Match.org une a los voluntarios con la organizaciones según la disponibilidad horaria, permitiéndoles la flexibilidad de poder dedicar una hora o cientos de horas.

Con más organizaciones dispuestas a aceptar voluntarios con mínimos aportes de tiempo, los empleadores están demostrando un mayor deseo de pagar por ese tiempo, lo que le permitirá a los trabajadores donar más horas y, con ello, aumentar de manera contundente la cantidad de personas dispuestas a dedicar su tiempo a obras de caridad.

El fervor empresarial está alimentando no sólo a la nueva economía sino también a la filantropía de la nueva economía.

La Fundación Bill y Melinda Gates ha sido tapa de los diarios por haber donado cientos de millones de dólares a una gran cantidad de obras de caridad, pero es sólo una de las miles de instituciones financiadas por el inesperado éxito de la alta tecnología; hubo 44.000 en 1998 y 1.385 sólo en California.

En 1998, estas fundaciones aportaron aproximadamente US$ 15.400 millones en subsidios y tenían más de US$ 238.000 millones en activos, de acuerdo con el Foundation Center, una organización que reúne datos sobre aportes de fundaciones y empresas.

La mayoría de las nuevas fundaciones invierten la primera donación y donan el retorno sobre estas inversiones a distintas organizaciones; algunas han invertido tan bien que les resulta difícil donar 5% de las ganancias que exige la legislación federal.

Las fundaciones son populares por su gran flexibilidad a la hora de decidir cómo se van a asignar los fondos y cómo se deben administrar las empresas patrocinadas.

Hoy, la organización que brinda subsidios utiliza un enfoque práctico, porque además de aportar los fondos asesora, dirige, consulta y enseña a las instituciones sin fines de lucro a maximizar su potencial y a comportarse más como una empresa y menos como una institución que no persigue beneficios económicos.

A medida que las fundaciones ayuden a las obras de caridad a mejorar su funcionamiento, las organizaciones de beneficencia serán más magras y eficientes y aprenderán a explotar las oportunidades que presenta el mercado tal como hacen las empresas que actúan como sus mentores.

Se dispondrá de más fondos para aquellos proyectos que exhiban resultados; por otra parte, las obras de caridad que no puedan o no estén dispuestas a asumir responsabilidades frente a los demás tenderán a desaparecer.

Los espectaculares retornos del mercado bursátil y las jugosas herencias que se trasmitirán a las nuevas generaciones durante las próximas dos décadas aseguran el sólido crecimiento de fundaciones que serán multimillonarias en dólares y estarán profesionalmente administradas.

The Children´s Promise, la convocatoria internacional a las empresas transnacionales y sus empleados para que demuestren su responsabilidad social corporativa fue más exitosa que lo que sus promotores se atrevieron siquiera a soñar.

En el Reino Unido participaron más de 1.500 empresas, en Estados Unidos, donde el objetivo de los organizadores fue incorporar a las empresas internacionales importantes, el doble de las empresas esperadas garantizaron su apoyo.

En total, participaron compañías de 33 naciones y, en promedio, participó 20% de los empleados de esas empresas.

La iniciativa alentó a los trabajadores a que donaran el salario de la última hora del milenio a un amplio espectro de instituciones de caridad para los niños.

Aunque la idea era que las empresas descontaran el aporte del salario de los empleados, el promotor de la iniciativa, la Fundación Internacional para la Juventud con sede en Maryland, Baltimore, permitió a las empleados participar de distintas maneras.

Y es precisamente aquí donde están dos de las claves del éxito de la campaña: facilidad y flexibilidad para participar.

Los colaboradores potenciales tienen más para dar y están mejor dispuestos que nunca, pero las complicaciones de los cronogramas interfieren con el deseo.

Los solicitantes inteligentes han logrado que a los que desean donar les resulte sencillo dar lo que quieren, cuando quieren y de la manera con la que más cómodos se sienten.

Internet está revolucionando la tarea voluntaria y la caridad; en la actualidad, muchas instituciones de caridad tienen sitios en la Web que permiten a los donantes hacer su aporte on line cuando lo desean.

Existen sitios paraguas donde los aportantes potenciales pueden hacer donaciones a cientos, y a veces miles, de causas dignas y valiosas.

El más grande es, sin duda, Helping.org, que cuenta con vínculos a 620.000 instituciones sin fines de lucro a las que la gente puede donar fondos o su tiempo.

Helping.org también enlaza a los visitantes con oportunidades para realizar tareas voluntarias en el área de su interés, tal como hace también Volunteer-Match.org, otro sitio pionero en lo que al voluntariado virtual se refiere.

El voluntariado virtual apela a muchos expertos en tecnología ansiosos, pero escasos de tiempo; y las oportunidades van desde la realización de tareas administrativas hasta ser mentores de los niños.

En Hewlett- Packard, los empleados trabajan voluntariamente con niños de quinto a doceavo grado mediante intercambios on line cada dos semanas, donde los ayudan en todo, desde hacer la tarea hasta asesorarlos en su carrera profesional.

El sitio Volunteer-Match.org une a los voluntarios con la organizaciones según la disponibilidad horaria, permitiéndoles la flexibilidad de poder dedicar una hora o cientos de horas.

Con más organizaciones dispuestas a aceptar voluntarios con mínimos aportes de tiempo, los empleadores están demostrando un mayor deseo de pagar por ese tiempo, lo que le permitirá a los trabajadores donar más horas y, con ello, aumentar de manera contundente la cantidad de personas dispuestas a dedicar su tiempo a obras de caridad.

El fervor empresarial está alimentando no sólo a la nueva economía sino también a la filantropía de la nueva economía.

La Fundación Bill y Melinda Gates ha sido tapa de los diarios por haber donado cientos de millones de dólares a una gran cantidad de obras de caridad, pero es sólo una de las miles de instituciones financiadas por el inesperado éxito de la alta tecnología; hubo 44.000 en 1998 y 1.385 sólo en California.

En 1998, estas fundaciones aportaron aproximadamente US$ 15.400 millones en subsidios y tenían más de US$ 238.000 millones en activos, de acuerdo con el Foundation Center, una organización que reúne datos sobre aportes de fundaciones y empresas.

La mayoría de las nuevas fundaciones invierten la primera donación y donan el retorno sobre estas inversiones a distintas organizaciones; algunas han invertido tan bien que les resulta difícil donar 5% de las ganancias que exige la legislación federal.

Las fundaciones son populares por su gran flexibilidad a la hora de decidir cómo se van a asignar los fondos y cómo se deben administrar las empresas patrocinadas.

Hoy, la organización que brinda subsidios utiliza un enfoque práctico, porque además de aportar los fondos asesora, dirige, consulta y enseña a las instituciones sin fines de lucro a maximizar su potencial y a comportarse más como una empresa y menos como una institución que no persigue beneficios económicos.

A medida que las fundaciones ayuden a las obras de caridad a mejorar su funcionamiento, las organizaciones de beneficencia serán más magras y eficientes y aprenderán a explotar las oportunidades que presenta el mercado tal como hacen las empresas que actúan como sus mentores.

Se dispondrá de más fondos para aquellos proyectos que exhiban resultados; por otra parte, las obras de caridad que no puedan o no estén dispuestas a asumir responsabilidades frente a los demás tenderán a desaparecer.

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