<p>Por Osvaldo Casalanguida*<br />Según el FMI, la reactivación dependerá de que se redoblen los esfuerzos para restablecer la salud del sector financiero y de que se siga apoyando la demanda con políticas monetarias y fiscales más expansivas.</p><p>El repliegue generalizado de los inversionistas extranjeros, los bancos de las economías emergentes y la consiguiente acumulación de presiones de financiamiento son especialmente preocupantes.</p><p>Un importante efecto derivado de la crisis financiera es la fuga hacia activos seguros y una renovada preferencia por las inversiones nacionales, con consecuencias para las principales monedas del mundo. Desde septiembre de 2008, el dólar estadounidense, el euro, el yen, el renminbi chino y las divisas vinculadas al dólar estadounidense se han fortalecido. Por otra parte, la mayoría de las monedas de otras economías emergentes se han depreciado notablemente.</p><p>El fortalecimiento del sistema financiero, el restablecimiento de la confianza y el alivio fiscal han sido a lo largo de la historia sólidas herramientas para combatir las crisis.</p><p>Ante este sombrío panorama no resulta extraño que los países desarrollados pongan su atención en los denominados “paraísos fiscales”. Más allá del debate ético relacionado a la existencia de los mismos, la desaparición de los mismos, como tales, traería aparejadas importantes ventajas a las potencias del mundo. En primera instancia, representaría una disminución en la evasión fiscal de los países desarrollados sin un aumento explícito de la presión fiscal en sus propios territorios. Por otra parte, al desaparecer las ventajas hoy existentes en los territorios de baja o nula tributación, aumentaría el flujo de capitales hacia sistemas financieros más robustos. Estas razones implicarían un mayor margen de maniobra sobre la política fiscal y monetaria de estos países que, utilizada de manera efectiva, lograrían restablecer la confianza en el sistema.</p><p> </p>
<p>El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha propuesto modificar el actual código impositivo para recaudar unos 200.000 millones de dólares en la próxima década por las operaciones de las multinacionales estadounidenses en paraísos fiscales.</p>
<p>Los países desarrollados tienen sobradas razones a favor de la abolición de los paraísos fiscales, sin embargo existen poderosos grupos de interés que se verán debilitados con estas medidas.</p>
<p>Tras el anuncio muchas empresas Las multinacionales estadounidenses advirtieron que, de aprobarse esta reforma, no podrán seguir compitiendo de igual a igual con sus rivales extranjeros, muchos de los cuales están exentos de pagar impuestos en sus respectivos países por las operaciones que realizan en el exterior.</p>
<p>En este contexto se plantean diversos interrogantes ¿quién ganará la pulseada? ¿será la crisis el “chivo expiatorio” para que estos países logren poner fin a los “paraísos fiscales”?</p>
<p>*Osvaldo Casalanguida, <br />
CEO de Horwath Argentina</p>