El festival de la nostalgia de los tiempos cercanos

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Este mes se produjo una de las reuniones más esperadas del mundo televisivo: la de la serie “Friends” en HBO Max. Esta sitcom ha sido sin duda una de las series que más ha marcado la historia de la televisión.

La vida de seis jóvenes en Nueva York sigue seduciendo aún a las nuevas generaciones, a pesar de la enorme oferta televisiva y de streaming que existe. 25 años después de su último capítulo, los datos indican que Friends es una de las series más maratoneadas y sigue batiendo récords, sostiene el último reporte de la consultora Trendsity.

El marketing de la nostalgia siempre existió: la receta fundadora, la historia de la familia, los relatos de las abuelas, los olores de la infancia. Sin embargo, en estos momentos de mayor incertidumbre pareciera que hay una nostalgia incluso de lo más cercano: ya no se trata de volver a los recuerdos de la infancia, es volver a algo conocido y estable, de sensaciones agradables, pero no tan lejano.

Quizás vale recordar que esta serie se desarrolla en una New York pre 11 de septiembre de 2001, donde además el centro de atención son los lazos físicos de seis amigos y todas sus vicisitudes. Una dosis de calma, amistad, vínculos fuertes y presentes y mucho humor, todas sensaciones muy necesarias en estos tiempos. Todo esto hace pensar que esta reunión televisiva –si bien era esperada hace mucho- capitalizó el momento justo para hacerlo posible.

El rol de las emociones y el estado de ánimo son protagonistas centrales en las elecciones sobre qué ver, sobre todo el caso de la televisión bajo demanda. ¿Por qué shows como Friends, The Office o Grey’s Anatomy estuvieron entre los shows más vistos de 2020? ¿Por qué muchas veces en las redes sociales las personas bromean acerca de tener una infinita cantidad de oferta de nuevas series y programas para ver y sin embargo vuelven a ver clásicos que ya vieron miles de veces?

La llamada “Confort TV” encontró en la pandemia su socia ideal. Las fórmulas ya conocidas funcionaron perfectas, y la nostalgia de tiempos considerados mejores y más felices también juega a favor cuando el contexto es de incertidumbre total. Sintonizar estos consumos culturales sirvió y sirve de alguna manera como antídoto frente a lo caótico y da pistas para pensar lo importante que es entender y monitorear el sentir de las personas en estos momentos inéditos, para dimensionar la centralidad de sus emociones y la manera en que estas condicionan también lo que consumen, las ocasiones, y lo que eligen.

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