La gran fabricante de drones china, DJI, abrió una gran tienda en el centro de Hong Kong. En el primer piso, los clientes prueban el vuelo de las máquinas. El segundo piso parece un museo tiene sus paredes totalmente decoradas con fotos aéreas tomadas desde drones. En el tercer piso está la sección reparaciones adonde puede ir la gente a que le expliquen cómo usar un dron o a pedir consejos de todo tipo.
El concepto de la tienda está copiado del Apple Store. Vender cosas en tiendas propias no es una costumbre china. DJI no es la única. En el reino por excelencia del e-commerce las principales compañías de tecnología están prestando cada vez más atención a los negocios físicos para la venta minorista. El cofundador de Alibaba, Jack Ma sorprendió a sus accionistas el 13 de octubre cuando les dijo en una carta que los jugadores puros de internet pronto tendrán muchos desafíos. “Para los próximos años anticipamos el nacimiento de un nuevo negocio minorista surgido de la combinación de online, offline, logística y datos”, dijo.
Otras marcas tecnológicas chinas están invirtiendo en tiendas ligeramente parecidas a los locales de Apple, donde los clientes pueden probar los productos y pedir consejos a los vendedores. Este cambio se nota más en el negocio de los teléfonos, donde hasta hace muy poco Internet era una forma muy difundida de comprarlos. En la segunda mitad del año pasado 30% de las compras de teléfonos se hacían online. En los primeros 6 meses de 2016 la cifra cayó a poco más de 20%.
Huawei, tercer fabricante mundial de teléfonos después de Samsung y Apple, opera 515 tiendas en toda China. Hace cinco años su negocio de teléfonos casi no existía. Según su vicepresidente los negocios físicos ayudaron mucho el crecimiento de las ventas. “los consumidores buscan una experiencia singular”.