<p><br /><strong>Cada vez más elegantes, por Patricio Cavalli.<br /></strong><br />A ver, reveamos un poco lo que dijo “Lole”, porque no me queda del todo claro: “Que la candidatura se la recontrametan en el medio del culo.” Analicemos el subtexto de este asunto: Lole dijo que se la “recontra” metan; no sólo que se la metan, si no que se la recontra metan. <br /><br />¿Qué quiso decir? ¿Qué se la metan mucho? ¿Dos veces? ¿Entre varios? ¿Varios a uno? No queda claro, porqué el uso del prefijo “recontra”. ¿Lo hizo para enfatizar? ¿O como defensa lexicográfica? O sea “voy a decir una guasada asique la refuerzo o la amaino con otra palabra antes”. <br /><br />Y después: ¿por qué “en el medio”? ¿Para qué tanta precisión anatómica y metodológica? ¿Acaso hay otra forma de hacerlo? ¿Pensaba el Lole que alguien usaría la candidatura de forma intramuscular (“en el cachetito”, como dicen las enfermeras de la farmacia al dar la antitetánica). <br /><br />¿Son palabras tiradas al voleo, fruto de la “recontracalentura” que Lole debía tener “en el medio del alma”?<br />¿O no le alcanzaba con decir simplemente “que se la metan en el …”, en fin, ya sabemos dónde. Una cosa es clara: la elegancia del ganador de la Vuelta de Nürnugren y ex residente de Cap Ferrat se han volatilizado. <br />“¿Qué te pasa Lole –le preguntamos-, estás tomando cursos de ceremonial y protocolo? ¿Estás nervioso? ¿O simplemente querés que te escuchen?<br /><br />¿Dónde está el galán elegante y pintón, siempre bien hablado y centrado, que nos daba tanta tranquilidad? ¿Qué pasó con ese tipo tranquilo que dijo “Vi cosas que no me gustaron”, en vez de decir “Ví la #&/”&# que están haciendo estos hij***¡¡! de mil **@@@##, con este pobre país de ##***##, y cómo vamos a terminar todos para el ###***@ si seguimos así”. <br /><br />¿No podría Lole haber dicho en esta ocasión algo tipo “Que Latorre haga un rollito con la candidatura”. O mejor: “Ya sabe lo que puede hacer con la candidatura”. <br /><br />Las palabras de Lole cayeron bien en el centro del tema que nos ocupa: cómo hablan los políticos. Y que nos dice eso de nuestra sociedad. <br /><br />Lole no sólo habló por calentura. Habló así porque necesitaba expeler sus palabras al más alto nivel, al más alto lugar. Necesitaba que todos los titulares de todos los diarios y radios lo repitieran. <br /><br />Y necesitaba hablar peor y más peor que los otros colegas políticos, que también andan en el delirio colectivo. <br />Por eso es increíble lo que dice al día siguiente Chiche Duhalde: “Mmmmm –resueña, mientras teje medias con las manzaneras de La Matanza-, chicas, me parece… no sé, creo que el Lole ya se bajó de la candidatura…”¿Creo? Perdón, ¿están sordos? <br /><br />Como dice Alejandro Dolina: “Me parece que mi noviazgo anda mal. Mi novia me dijo que me fuera a la miércoles… mmmm… que mala señal”. <br />Lo peor de todos es que entre insultos y diálogos de sordos los políticos crean un lenguaje, pero también reflejan una cultura. El hablar político no sale del aire; viene de lo que palpan, ven y sienten día a día como expresión de nuestra sociedad. <br /><br />Al hablar como locos (expliquemos si no qué es la frase “Secuestran las imágenes como antes secuestraban personas”), como sordos o como guasos, los políticos no sólo nos están hablando. Nos están reflejando. Y no nos olvidemos que cada sociedad tiene los políticos que se merece. No sólo eso. También los que crea. Y peor todavía, tiene los políticos a los que les cree. <br />El Lole refleja en su hablar la degradación de la actividad política, y la degradación de una sociedad.</p><p> </p>
<p><strong>Palabras sinceras, por Leandro Africano<br />
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</strong>El discurso político ha dejado de ser lo que era. Nadie puede dudar de eso. En este contexto las palabras de Carlos Reutemann, un paracaidista en la política, o mejor dicho un corredor político o, si quieren, un invento de Carlos Menem, viene a poner las cosas en su lugar. <br />
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Está claro que con esta célebre frase Lole ha cavado su propia fosa política, pero también hay que admitir que la sociedad argentina aun mantiene signos notorios de ser pacata, de sentirse molesta por las malas palabras e incluso se sonroja cuando escucha frases como esta. <br />
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Pero lo cierto es que son parte del discurso político de todos los días y que lleguen al escenario mediático no hace más que legitimar una práctica cotidiana. La política argentina está degradada no solo porque Lole dijo lo que dijo, sino porque Julio Fornari, candidato a concejal de la localidad santafesina de Gálvez, luego de haber sufrido un robo, dijo: "La única solución es juntarnos 80, 90 ó 100 vecinos, ir y prenderles fuego. Quemarlos". <br />
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El problema de este lado del mostrador sigue siendo que no podemos leer entre líneas los discursos, y mucho pero aun, seguimos creyendo en los discursos vacíos, generalistas, cuasi publicitarios. A mi entender, el principal problema es el sufrimiento de una amnesia mediática generalizada.<br />
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No estoy preocupado porque un político se sincere en los medios y utilice un lenguaje más o menos fuera de lugar. En definitiva sirve para allanar muchos mensajes ocultos, de lo contrario el ejemplo del ex presidente uruguayo Jorge Battle no hubiera servido de nada cuando como mensaje aleccionador cuando dijo que “Ningún país está a salvo de los políticos ladrones pero en Argentina es endémico, una lastima porque es un país grandioso”. <br />
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Desde el punto de vista semiótico si se analiza su semana mediática, Carlos Reutmann se enroscó solo en un espiral discursivo donde fue el único responsable de subir el tono a cada declaración que hacía y entregarle al periodismo testimonios cada vez mas jugosos. Justamente por eso luego se echó para atrás y se guardó a silencio. <br />
Sin embargo, lejos de mí está la intención de transformar la figura de Reutemann en una víctima de su honestidad discursiva muy por el contrario creo claramente que este es un cso que ilustra el inolvidable refrían popular: el pez por la boca muere. <br />
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