Compañías como Google o Yahoo suelen escanear a sus usuarios de e-mail con el objeto de colgar avisos (“spams”, en realidad) a los mensajes. Pero ¿hasta qué punto la gente tolerará que alguien escuche sus llamados telefónicos para intercalar avisos no deseados? Pudding Media –en Silicon valley ya le dicen ”pushing media”-, establecida en California, presenta esta semana un servicio telefónico por internet financiado con publicidad de terceros, a su vez ligada a temas de esos mismos llamados. El servicio en la web es similar al de Skype en línea. El usuario enchufa audífono y micrófono a la computadora, disca y habla. Pero, a diferencia de la telefonía por la Red –se cobra por duración del llamado-, PM ofrece comunicaciones sin cargo.
La contracara es alarmante: la empresa escucha conversaciones privadas a fin de poner avisos en pantalla… relativos a los temas que se abordan. Un programa de interferencia y reconocimiento de voz selecciona avisos según el diálogo y los proyecta en la computadora mientras la conversación sigue. En resumen, A ve en la pantalla un aviso vinculado al tema que discute con B, en cuya pantalla también aparece. Cabe preguntarse adónde va a parar la seguridad nacional si A o B son altos funcionarios, militares o familiares suyos.
Sin llegar a ese extremo, una charla sobre determinada película generará avisos sobre filmes similares o donde figuren los mismo actores. Pudding Media trabaja ya en un método para que avisos y otros contenidos publicitarios aparezcan la pantallita de celulares.
“Cuando la gente habla por teléfono, suele hacer otras cosas simultáneas”, sostiene –sin demasiado fundamento- Ariel Maislos, dueño de PM. “Hemos resuelto aprovechar esa sinergia, disparando avisos pertinentes a la conversación antes de que termine”. El modelo pone en tela de juicio la delgada línea entre publicidad y privacidad, pues cosifica al objeto de la segunda, Mpaximen sabiendo que quienes fabrican o venden productos y servicios masivos siempre tratan de emplear datos sobre la gente para segmentar mensajes publicitarios.
Pudding Media sostiene que escanear conversaciones telefónicas entre particulares no difiere substancialmente de lo que hacen Yahoo o Google con los correos electrónicos. Sin embargo, algunos expertos en publicidad desconfían. “Nunca nos alcanza la información que podemos extraer del público”, señala Jonathan Sackett (Havas), quien incurre en un tic profesional: llama ”targets” (objetivos) alas personas. “Pero –advierte- debiéramos ser más cautos en lo que hace a marketing, pues cada innovación nos torna más invasivos”.
A criterio de Maislos, su firma ha considerado ha considerado la privanza. “No mantenemos grabaciones ni registros de llamadas. Los avisos se refieren a comunicaciones en curso y sólo aparecen durante ellas. De todas formas –imagina-, este tipo de personalización es un concepto aceptado en el ámbito publicitario”. No todos coinciden.
Para seleccionar mejor los avisos, PM pide a los subscriptores datos sobre sexo, edad, idioma y código postal. Por ahora, la compañía pone avisos tercerizados vía otra red, pero proyecta colocar los suyos en pocos meses. Maislos cree que sería muy rentable extender el servicio a celulares y, en general, ofrecer contenidos personalizados a otros medios. Habrá que ver si esta novedad provoca demandas judiciales.
Compañías como Google o Yahoo suelen escanear a sus usuarios de e-mail con el objeto de colgar avisos (“spams”, en realidad) a los mensajes. Pero ¿hasta qué punto la gente tolerará que alguien escuche sus llamados telefónicos para intercalar avisos no deseados? Pudding Media –en Silicon valley ya le dicen ”pushing media”-, establecida en California, presenta esta semana un servicio telefónico por internet financiado con publicidad de terceros, a su vez ligada a temas de esos mismos llamados. El servicio en la web es similar al de Skype en línea. El usuario enchufa audífono y micrófono a la computadora, disca y habla. Pero, a diferencia de la telefonía por la Red –se cobra por duración del llamado-, PM ofrece comunicaciones sin cargo.
La contracara es alarmante: la empresa escucha conversaciones privadas a fin de poner avisos en pantalla… relativos a los temas que se abordan. Un programa de interferencia y reconocimiento de voz selecciona avisos según el diálogo y los proyecta en la computadora mientras la conversación sigue. En resumen, A ve en la pantalla un aviso vinculado al tema que discute con B, en cuya pantalla también aparece. Cabe preguntarse adónde va a parar la seguridad nacional si A o B son altos funcionarios, militares o familiares suyos.
Sin llegar a ese extremo, una charla sobre determinada película generará avisos sobre filmes similares o donde figuren los mismo actores. Pudding Media trabaja ya en un método para que avisos y otros contenidos publicitarios aparezcan la pantallita de celulares.
“Cuando la gente habla por teléfono, suele hacer otras cosas simultáneas”, sostiene –sin demasiado fundamento- Ariel Maislos, dueño de PM. “Hemos resuelto aprovechar esa sinergia, disparando avisos pertinentes a la conversación antes de que termine”. El modelo pone en tela de juicio la delgada línea entre publicidad y privacidad, pues cosifica al objeto de la segunda, Mpaximen sabiendo que quienes fabrican o venden productos y servicios masivos siempre tratan de emplear datos sobre la gente para segmentar mensajes publicitarios.
Pudding Media sostiene que escanear conversaciones telefónicas entre particulares no difiere substancialmente de lo que hacen Yahoo o Google con los correos electrónicos. Sin embargo, algunos expertos en publicidad desconfían. “Nunca nos alcanza la información que podemos extraer del público”, señala Jonathan Sackett (Havas), quien incurre en un tic profesional: llama ”targets” (objetivos) alas personas. “Pero –advierte- debiéramos ser más cautos en lo que hace a marketing, pues cada innovación nos torna más invasivos”.
A criterio de Maislos, su firma ha considerado ha considerado la privanza. “No mantenemos grabaciones ni registros de llamadas. Los avisos se refieren a comunicaciones en curso y sólo aparecen durante ellas. De todas formas –imagina-, este tipo de personalización es un concepto aceptado en el ámbito publicitario”. No todos coinciden.
Para seleccionar mejor los avisos, PM pide a los subscriptores datos sobre sexo, edad, idioma y código postal. Por ahora, la compañía pone avisos tercerizados vía otra red, pero proyecta colocar los suyos en pocos meses. Maislos cree que sería muy rentable extender el servicio a celulares y, en general, ofrecer contenidos personalizados a otros medios. Habrá que ver si esta novedad provoca demandas judiciales.