Walt Disney: ¿podrá Iger cambiar las cosas en el gigante?

Algunos suponen que Robert Iger será diferente a Michael Eisner –su padrino- como CEO de la compañía. Pero otros señalan que éste lo ha impuesto y que la substitución recién se operará en septiembre. Cinco meses para un lapso excesivo.

15 marzo, 2005

Por supuesto, hay diferencias, aunque sólo de carácter. Además, una cosa era Iger en el llano y otra será ya designado como sucesor a un cargo que venía ambicionando desde hacía años. “Busco generar transformaciones desde adentro”, confió a medios financieros y bursátiles. Pero no explicó cuáles ni cuándo.

Sin embargo, admitió que habría cambios “de tipo estructural”, algo inevitable dada la accidentada decadencia de Eisner. Por ejemplo, Iger probablemente trate de acelerar procesos decisorios últimamente estancados. En particular, los relativos al planeamiento estratégico, punto objetado por accionistas, inversores y expertos independientes, que critican la pasividad del veretano Peter Murphy.

Al respecto, ejecutivos allegados a Iger recuerdan permanentemente que Murphy fue quien negoció la compra de Fox Family Wordwide en 2001. Ahora, muchos afirman que ese activo se pagó demasiado caro. Sólo que no todos le echan toda la culpa a Murphy, sino parte al propio Eisner.

En una entrevista concedida hace un año, Iger mismo admitió que las tensiones entre planeamiento estratégico y las divisiones de negocios solían alcanzaban niveles conflictivos. Por entonces, el futuro CEO y actual copresidente estaba a cargo de los negocios televisuales. En marzo último, Iger ya se mostraba dispuesto –en privado- a reformar totalmente el planeamiento (en realidad, eso quería Eisner) aunque, tras ser elegido sucesor de éste, ya no parecía tan resuelto a hacer cirugía mayor.

“No pienso en cambios inmediatos”, aclaró al preguntársele por el tema. Más o menos, el mismo tipo de actitud cauta que venía exhibiendo su antecesor desde 2003. A lo sumo, habló en “dedicarse más a iniciativas tecnológicas y a expandir Walt Disney en el plano internacional”.

Iger tampoco deseaba, semanas atrás, a discutir posibilidades de reacercamiento a Pixar Animation Studios. El rompimiento entre esta firma innovadora y el gigante fue uno de los máximos errores cometidos por el autoritario Eisner. “A lo largo del tiempo, he privilegiado relaciones con socios externos y me parece clave mantener esa política”, decía, pero sin ofrecer detalles ni dar nombres.

El punto era fundamental, dadas las malas relaciones entre Disney –o sea Eisner- y socios presentes o pasados. También está el caso de Roy Disney (sobrino del prócer epónimo) y Stanley Gold, dos miembros de la junta que se marcharon muy peleados con el “dictador”. Iger no quiso ni mencionar el asunto. En lo tocante a uno de sus temas personales, la cadena ABC, el futuro director ejecutivo anunció que habrá una sola persona a cargo de la división, pues “la responsabilidad debe ser única y total”.

Seguían pendientes otras incógnitas. Entre ellas, quién será el próximo presidente de directorio (no ejecutivo, claro). George Mitchell, ex senador por Maines, confirmó en marzo que dimitirá en 2006, tras apenas dos años en el cargo. A raíz de eso, volvieron al tapete dos candidatos desechados en 2004, Robert Matschullat (ex gerente de entretenimientos) y Gary Wilson, ex director financiero. También estaba Robert Daly, ex Warner Brothers.

La serie de errores y conflictos que acabaron adelantando la jubilación de Eisner hacen pensar a muchos observadores que Iger no gozará de una luna de miel con accionistas ni Wall Street. “Si no consigue zafar de la sombra de Eisner, estará perdido”, teme Edward Semel, ex colega de Daly en WB y nuevo CEO de Yahoo!

Por supuesto, hay diferencias, aunque sólo de carácter. Además, una cosa era Iger en el llano y otra será ya designado como sucesor a un cargo que venía ambicionando desde hacía años. “Busco generar transformaciones desde adentro”, confió a medios financieros y bursátiles. Pero no explicó cuáles ni cuándo.

Sin embargo, admitió que habría cambios “de tipo estructural”, algo inevitable dada la accidentada decadencia de Eisner. Por ejemplo, Iger probablemente trate de acelerar procesos decisorios últimamente estancados. En particular, los relativos al planeamiento estratégico, punto objetado por accionistas, inversores y expertos independientes, que critican la pasividad del veretano Peter Murphy.

Al respecto, ejecutivos allegados a Iger recuerdan permanentemente que Murphy fue quien negoció la compra de Fox Family Wordwide en 2001. Ahora, muchos afirman que ese activo se pagó demasiado caro. Sólo que no todos le echan toda la culpa a Murphy, sino parte al propio Eisner.

En una entrevista concedida hace un año, Iger mismo admitió que las tensiones entre planeamiento estratégico y las divisiones de negocios solían alcanzaban niveles conflictivos. Por entonces, el futuro CEO y actual copresidente estaba a cargo de los negocios televisuales. En marzo último, Iger ya se mostraba dispuesto –en privado- a reformar totalmente el planeamiento (en realidad, eso quería Eisner) aunque, tras ser elegido sucesor de éste, ya no parecía tan resuelto a hacer cirugía mayor.

“No pienso en cambios inmediatos”, aclaró al preguntársele por el tema. Más o menos, el mismo tipo de actitud cauta que venía exhibiendo su antecesor desde 2003. A lo sumo, habló en “dedicarse más a iniciativas tecnológicas y a expandir Walt Disney en el plano internacional”.

Iger tampoco deseaba, semanas atrás, a discutir posibilidades de reacercamiento a Pixar Animation Studios. El rompimiento entre esta firma innovadora y el gigante fue uno de los máximos errores cometidos por el autoritario Eisner. “A lo largo del tiempo, he privilegiado relaciones con socios externos y me parece clave mantener esa política”, decía, pero sin ofrecer detalles ni dar nombres.

El punto era fundamental, dadas las malas relaciones entre Disney –o sea Eisner- y socios presentes o pasados. También está el caso de Roy Disney (sobrino del prócer epónimo) y Stanley Gold, dos miembros de la junta que se marcharon muy peleados con el “dictador”. Iger no quiso ni mencionar el asunto. En lo tocante a uno de sus temas personales, la cadena ABC, el futuro director ejecutivo anunció que habrá una sola persona a cargo de la división, pues “la responsabilidad debe ser única y total”.

Seguían pendientes otras incógnitas. Entre ellas, quién será el próximo presidente de directorio (no ejecutivo, claro). George Mitchell, ex senador por Maines, confirmó en marzo que dimitirá en 2006, tras apenas dos años en el cargo. A raíz de eso, volvieron al tapete dos candidatos desechados en 2004, Robert Matschullat (ex gerente de entretenimientos) y Gary Wilson, ex director financiero. También estaba Robert Daly, ex Warner Brothers.

La serie de errores y conflictos que acabaron adelantando la jubilación de Eisner hacen pensar a muchos observadores que Iger no gozará de una luna de miel con accionistas ni Wall Street. “Si no consigue zafar de la sombra de Eisner, estará perdido”, teme Edward Semel, ex colega de Daly en WB y nuevo CEO de Yahoo!

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