Wal-Mart quiere estar en la ciudad de Nueva York

Justo cuando estaba a punto de lanzar una gran campaña de imagen, la cadena minorista cometió un grave error de relaciones públicas justo en un mercado que todavía no domina y más ambiciona: el de la ciudad de Nueva York.

28 enero, 2005

El concejo municipal había invitado a Wal-Mart a participar en una audiencia
sobre el efecto de los maximercados en las economías locales. A último
momento la cadena se excusó de participar alegando coincidencias de agenda.

La actitud fue interpretada como un desaire por algunos miembros del concejo,
que revisará el pedido de Wal Mart de construir 3.750m2 en Rego Park ,Queens.
Algunos miembros del concejo aseguran que serán imparciales en su decisión
pero otros parecen decididos a mantener a Wal-Mart fuera del área metropolitana.
El argumento de los sindicatos de la ciudad para oponerse al plan W-M es que la
compañía no trata justamente a sus empleados. Quieren que la pelea,
debidamente pregonada en los medios, siente precedente y consiga que otras ciudades
se sumen en el rechazo a Wal-Mart.

Del lado de la cadena minorista está el alcalde de la ciudad, Michael Boomberg,
quien argumenta que Nueva York de beneficiará con más puestos de
trabajo y mayor ingreso impositivo.
WM necesita ganar esta batalla para mantener en forma su estrategia de crecimiento,
explican analistas. Y la nueva frontera de esa batalla es la ciudad de Nueva York.
Una presencia en Queens, justo enfrente del poderoso mercado de clase alta de
Manhattan, la colocaría en el propio centro de la población inmigrante
y trabajadora.

“Mia Masten, directora de asuntos empresarios para la región Este,
cita el éxito obtenido por la compañía con su nueva boca
de expendio en Secaucus, Nueva Jersey, para inferir que los habitantes de Nueva
York también querrán algún día conseguir productos
de calidad a precios bajos. Hasta ahora, sin embargo, la compañía
ha obtenido resultados muy diferentes en las áreas urbanas. Le fue bien
en Chicago pero perdió su campaña en el área suburbana de
Los Angeles. En todas tuvo que vérselas con los sindicatos.

Nueva York, aunque sigue muy orgullosa de sus almacenes, rotiserías y ferreterías,
ha comenzado a ser inflitrada por las cadenas nacionales. Ya hay en la ciudad
unas 20 tiendas tipo “big box” que pertenecen a las cadenas Home Depot,
Target y Costco.

Pero para instalarse en los grandes mercados urbanos los minoristas siempre han
tenido que hacer concesiones para acallar las preocupaciones locales. Ikea, el
grupo sueco de amoblamientos, logró ganarle a quienes se oponían
a que se instalara en Brooklyn aceptando desarrollar una explanada pública
a lo largo de la costanera e instalar un servicio de ferry a Manhattan para funcionar
durante los fines de semana.

Pero los dirigentes sindicales en Nueva York dicen que no les interesa sacarle
concesiones a Wal-Mart. Lo que quieren-al menos eso dice Randi Weingarten, del
sindicato de maestros– es enviarle una poderosa señal de desaprobación
por el tratamiento que da a sus empleados. En general no hay muchas novedades
en las críticas que hacen los opositores de Wal-Mart: desaloja del mercado
a competidores más pequeños y paga mal a sus empleados.

James Sanders, presidente de la comisión de desarrollo económico
del concejo municipal, cree que es una lástima que Wal Mart haya desperdiciado
una valiosa oportunidad para hacerse oir y exponer sus argumentos.

El concejo municipal había invitado a Wal-Mart a participar en una audiencia
sobre el efecto de los maximercados en las economías locales. A último
momento la cadena se excusó de participar alegando coincidencias de agenda.

La actitud fue interpretada como un desaire por algunos miembros del concejo,
que revisará el pedido de Wal Mart de construir 3.750m2 en Rego Park ,Queens.
Algunos miembros del concejo aseguran que serán imparciales en su decisión
pero otros parecen decididos a mantener a Wal-Mart fuera del área metropolitana.
El argumento de los sindicatos de la ciudad para oponerse al plan W-M es que la
compañía no trata justamente a sus empleados. Quieren que la pelea,
debidamente pregonada en los medios, siente precedente y consiga que otras ciudades
se sumen en el rechazo a Wal-Mart.

Del lado de la cadena minorista está el alcalde de la ciudad, Michael Boomberg,
quien argumenta que Nueva York de beneficiará con más puestos de
trabajo y mayor ingreso impositivo.
WM necesita ganar esta batalla para mantener en forma su estrategia de crecimiento,
explican analistas. Y la nueva frontera de esa batalla es la ciudad de Nueva York.
Una presencia en Queens, justo enfrente del poderoso mercado de clase alta de
Manhattan, la colocaría en el propio centro de la población inmigrante
y trabajadora.

“Mia Masten, directora de asuntos empresarios para la región Este,
cita el éxito obtenido por la compañía con su nueva boca
de expendio en Secaucus, Nueva Jersey, para inferir que los habitantes de Nueva
York también querrán algún día conseguir productos
de calidad a precios bajos. Hasta ahora, sin embargo, la compañía
ha obtenido resultados muy diferentes en las áreas urbanas. Le fue bien
en Chicago pero perdió su campaña en el área suburbana de
Los Angeles. En todas tuvo que vérselas con los sindicatos.

Nueva York, aunque sigue muy orgullosa de sus almacenes, rotiserías y ferreterías,
ha comenzado a ser inflitrada por las cadenas nacionales. Ya hay en la ciudad
unas 20 tiendas tipo “big box” que pertenecen a las cadenas Home Depot,
Target y Costco.

Pero para instalarse en los grandes mercados urbanos los minoristas siempre han
tenido que hacer concesiones para acallar las preocupaciones locales. Ikea, el
grupo sueco de amoblamientos, logró ganarle a quienes se oponían
a que se instalara en Brooklyn aceptando desarrollar una explanada pública
a lo largo de la costanera e instalar un servicio de ferry a Manhattan para funcionar
durante los fines de semana.

Pero los dirigentes sindicales en Nueva York dicen que no les interesa sacarle
concesiones a Wal-Mart. Lo que quieren-al menos eso dice Randi Weingarten, del
sindicato de maestros– es enviarle una poderosa señal de desaprobación
por el tratamiento que da a sus empleados. En general no hay muchas novedades
en las críticas que hacen los opositores de Wal-Mart: desaloja del mercado
a competidores más pequeños y paga mal a sus empleados.

James Sanders, presidente de la comisión de desarrollo económico
del concejo municipal, cree que es una lástima que Wal Mart haya desperdiciado
una valiosa oportunidad para hacerse oir y exponer sus argumentos.

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