Volkswagen: ¿está por cambiar otra vez de presidente ejecutivo?

La sobrevivencia de Berndt Pischetsrieder al frente de VW se debate en los cenáculos del management superior. Al parecer, el enemigo es Ferdinand Piëch, su antecesor en el cargo y fuente de los rumores sobre el asunto.

1 marzo, 2006

Durante una conversación con medios, Piëch adelantó que votaría en favor de Pischetrieder. Nadie se explica, entonces, por qué había levantado la perdiz. Algunos sospechan que su objeto real es respaldar una ofensiva de los sindicalistas, que tienen las mitad de las veinte sillas en la Junta supervisora deVW. Vale decir, el directorio.

Pero el ex mandamás se esmeró en aclarar que “el asunto está abierto”. A su juicio, hay diez votos en favor y diez en contra. Formalmente, el contrato del actual CEO es válido todavía por más de un año, pero es común en Alemania renovarlos a doce meses de su expiración. Por ende, el directorio afrontará el tema ya en abril, días antes de la asamblea ordinaria de accionistas.

De acuerdo con el ahora verborrágico Piëch, “los dos mayores accionistas, Porsche y el estado de Baja Sajonia, desean la continuidad del presidente en ejercicio. A pesar de todo, “jamás vi a alguien sobrevivir a un voto del bloque gremial en contra”, subrayó quien había encabezado la empresa durante nueve años. Pischetsrieder –que no ha abierto la boca- fue nombrado en 2002, proveniente de BMW (Bayerische Motoren Werke).

Desde la asunción, el ejecutivo debió soportar especulaciones de medios, en Alemania y fuera de ella, sobre un empeñoso trabajo de zapa de Piëch, disconforme con las estrategias de su sucesor. Además, ha habido gastos excesivos, un euro hasta hace poco demasiado caro para competir, bajas utilidades (eso sucedía desde 2001 y acabó con Piëch) y escándalos cortesanos. No obstante, desde hace un tiempo los números están mejorando y VW ganó € 1.120 millones en 2005.

Entre los errores de Pischetsrieder “brilla” el Phaeton, un sedán de lujo que cuesta US$ 68.000. Sus ventas han sido pobres. Sea como fuere, la suerte del CEO está hoy ligada a los sindicalistas, irritados por un plan de 20.000 despidos, como máximo, en el trienio 2007/9. En medio de todo, hace poco Piëch y su remplazante disputaron en torno del nombramiento de un ex líder gremial como jefe de Personal. Eso y admitir que el hombre había sido comprado era casi lo mismo. Como afirmaron allegados a Pischetsrieder, que no descartan una renuncia este mismso mes.

Durante una conversación con medios, Piëch adelantó que votaría en favor de Pischetrieder. Nadie se explica, entonces, por qué había levantado la perdiz. Algunos sospechan que su objeto real es respaldar una ofensiva de los sindicalistas, que tienen las mitad de las veinte sillas en la Junta supervisora deVW. Vale decir, el directorio.

Pero el ex mandamás se esmeró en aclarar que “el asunto está abierto”. A su juicio, hay diez votos en favor y diez en contra. Formalmente, el contrato del actual CEO es válido todavía por más de un año, pero es común en Alemania renovarlos a doce meses de su expiración. Por ende, el directorio afrontará el tema ya en abril, días antes de la asamblea ordinaria de accionistas.

De acuerdo con el ahora verborrágico Piëch, “los dos mayores accionistas, Porsche y el estado de Baja Sajonia, desean la continuidad del presidente en ejercicio. A pesar de todo, “jamás vi a alguien sobrevivir a un voto del bloque gremial en contra”, subrayó quien había encabezado la empresa durante nueve años. Pischetsrieder –que no ha abierto la boca- fue nombrado en 2002, proveniente de BMW (Bayerische Motoren Werke).

Desde la asunción, el ejecutivo debió soportar especulaciones de medios, en Alemania y fuera de ella, sobre un empeñoso trabajo de zapa de Piëch, disconforme con las estrategias de su sucesor. Además, ha habido gastos excesivos, un euro hasta hace poco demasiado caro para competir, bajas utilidades (eso sucedía desde 2001 y acabó con Piëch) y escándalos cortesanos. No obstante, desde hace un tiempo los números están mejorando y VW ganó € 1.120 millones en 2005.

Entre los errores de Pischetsrieder “brilla” el Phaeton, un sedán de lujo que cuesta US$ 68.000. Sus ventas han sido pobres. Sea como fuere, la suerte del CEO está hoy ligada a los sindicalistas, irritados por un plan de 20.000 despidos, como máximo, en el trienio 2007/9. En medio de todo, hace poco Piëch y su remplazante disputaron en torno del nombramiento de un ex líder gremial como jefe de Personal. Eso y admitir que el hombre había sido comprado era casi lo mismo. Como afirmaron allegados a Pischetsrieder, que no descartan una renuncia este mismso mes.

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