Un escándalo de insider trading sacude a la dueña de Airbus

La comisión francesa de valores tiene en la mira la sospechosa venta a término de un paquete de acciones. Involucra la cuota estatal (15%) en European aeronautics, defence & space (Eads). Más de veinte ejecutivos están en la picota.

4 octubre, 2007

Según un informe de la comisión de valores a la justicia, el asunto estalló en el segundo trimestre de 2006, cuando trascendieron dificultades y atrasos en la producción del Airbus A 380, el aparato comercial más grande del mundo. Por entonces los papeles de Eads se derrumbaron de € 35 a 18 en breve lapso. Pero, en el tercer trimestre de 2005, la cúpula de la empresa había resuelto vender diez millones de títulos por alrededor de € 90 millones.

Las indagaciones de la comisión se centraron en 21 managers. Entre ellos, dos ex directores generales (el francés Nöel Forgéard, el alemán Thomas Enders) y los representantes de dos accionistas privados. Uno es Arnaut Lagardère –amo de un imperio gráfico, 22% del paquete Eads- el otro era Manfred Bischoff, representante de otro accionista, la ex DaimlerChrysler, hoy Daimler a secas.

“Ese grupo de personas se confabuló para vender cuando aún no se conocían públicamente los problemas de la empresa o su subsidiaria”, sostiene la autoridad supervisora bursátil de París. Pero las cosas no acaban ahí. Los directivos de Eads, conociendo de antemano dificultades en el balance (repreciación del euro, pérdidas de Airbus), decidieron desprenderse de acciones antes de tiempo. “Quizá cubiertos desde el poder político”, añade el informe. Eran tiempos de Jacques Chirac y su decadencia.

Un tercer factor agravaba los abusos: la reducción en las participaciones de Daimler y Lagardère. Thierry Bréton, en ese momento ministro de economía, estaba al tanto de todas esas maniobras. La figura de Forgéard es emblemática, pues sus ganancias personales llegaron a tal extremo que detonaron el escándalo y lo pusieron de patitas en la calle.

Nicolas Sarkozy, presidente de la república, se lanzó con todo. Nunca adicto a Eads ni Airbus, acaba de criticar a la clase empresaria y pidió restricciones al uso de opciones accionarias como forma de remunerar managers. Este incentivo suele fomentar el abuso de datos reservados en provecho de ejecutivos, como venía sucediendo en Estados Unidos desde el caso Enron.

Según un informe de la comisión de valores a la justicia, el asunto estalló en el segundo trimestre de 2006, cuando trascendieron dificultades y atrasos en la producción del Airbus A 380, el aparato comercial más grande del mundo. Por entonces los papeles de Eads se derrumbaron de € 35 a 18 en breve lapso. Pero, en el tercer trimestre de 2005, la cúpula de la empresa había resuelto vender diez millones de títulos por alrededor de € 90 millones.

Las indagaciones de la comisión se centraron en 21 managers. Entre ellos, dos ex directores generales (el francés Nöel Forgéard, el alemán Thomas Enders) y los representantes de dos accionistas privados. Uno es Arnaut Lagardère –amo de un imperio gráfico, 22% del paquete Eads- el otro era Manfred Bischoff, representante de otro accionista, la ex DaimlerChrysler, hoy Daimler a secas.

“Ese grupo de personas se confabuló para vender cuando aún no se conocían públicamente los problemas de la empresa o su subsidiaria”, sostiene la autoridad supervisora bursátil de París. Pero las cosas no acaban ahí. Los directivos de Eads, conociendo de antemano dificultades en el balance (repreciación del euro, pérdidas de Airbus), decidieron desprenderse de acciones antes de tiempo. “Quizá cubiertos desde el poder político”, añade el informe. Eran tiempos de Jacques Chirac y su decadencia.

Un tercer factor agravaba los abusos: la reducción en las participaciones de Daimler y Lagardère. Thierry Bréton, en ese momento ministro de economía, estaba al tanto de todas esas maniobras. La figura de Forgéard es emblemática, pues sus ganancias personales llegaron a tal extremo que detonaron el escándalo y lo pusieron de patitas en la calle.

Nicolas Sarkozy, presidente de la república, se lanzó con todo. Nunca adicto a Eads ni Airbus, acaba de criticar a la clase empresaria y pidió restricciones al uso de opciones accionarias como forma de remunerar managers. Este incentivo suele fomentar el abuso de datos reservados en provecho de ejecutivos, como venía sucediendo en Estados Unidos desde el caso Enron.

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