Tras polémico reinado,Fiorina perdió la corona de Hewlett-Packard

Pese al ambiguo comunicado, es obvio que Fiorina fue despedida. Robert P. Wayman es CEO interino y Patricia Dunn preside el consejo de administración. Nadie se sorprendió, aunque digan lo contrario. Ahora ¿qué pasa con el modelo de negocios?

10 febrero, 2005

“Lamento que el consejo de administración y yo tengamos diferencias sobre cómo ejecutar la estrategia de Hewlett-Packard, señala Fiorina en un e-mail de despedida. La junta comenzará inmediatamente la búsqueda de un nuevo CEO, que quizá provenga de adentro. Wayman, con 36 años en la compañía, conservará el cargo de director financiero. En suma, fue un despido por US$ 21.500.000.

Quienes se toparon en este sitio, el 24 de enero, con el titular “¿Declina la estrella de Fiorina?”, ya estaban preparados para lo del miércoles 9. En realidad, la crisis interna se expresaba ya en una reorganización muy sugestiva (17 de enero), aunque ninguno de estos síntomas atrajera la atención de la prensa rioplatense -con muy escasas excepciones- ni pareciera haber sido advertido por las filiales locales del grupo.

En realidad, desde el 10 de enero el directorio de H-P analizaba recortarle las alas a Carleton Fiorina. El avance de Vyomesh Joshi fue una clara señal de cambio en la cúpula e insatisfacción en el directorio. Según allegados a la tensa interna, la junta no se sentía feliz con el desempeño de Fiorina y contemplaba entregarles control sobre tres filiales relevantes –próximamente autónomas- a otros altos ejecutivos. De un modo u otro, la restructuración ya en marcha limitaría el poder que Fiorina ha manejado con exceso de autoritarismo (como le constó a Néstor Kirchner, no hace mucho: la dama hasta consiguió un editorial matutino contra el presidente).

Como se sabe ahora, durante la reunión anual de proyectos (12 al 15) el directorio abordó esos temas, en ausencia de la presidente ejecutiva. En un gesto por demás significativo, se pidió –el 15 de enero- a Thomas Perkins, inversor a riesgo y ex miembro de la junta, reintegrarse al cuerpo. Las relaciones entre este accionista y Fiorina nunca fueron buenas.

Cuando las papas aún no quemaban, el 16 de enero, para frenar rumores sobre escisión de la unidad imagen e impresión, H-P lanzó otro cambio organizativo: esa división se incorporaría a la de computadoras personales, pero en realidad la dominará. Para manejar la nueva reorganización, Fiorina puso de vicepresidente a Joshi, que proviene del área impresoras. Hace pocas semanas, la empresa jubilaba a Duane Zitzner, ex jefe del negocio PC y hombre poco afín a Fiorina. Esta consolidación hacia dentro, en realidad, implicó que la unidad imagen-impresión (la única verdaderamente rentable de la firma) absorbiera la de PC, donde la dura competencia de Dell Computer le deja utilidades muy marginales.

La presunta estructura irá recortando costos área por área. También aprovechará tecnologías de ambas divisiones buscando oportunidades en entretenimiento digital y otros nichos. Dicho de otro modo, H-P continuaba sin asimilar del todo ni ventajosamente a Compaq, comprada hace más de un año por la enormidad de US$ 18.700 millones. En realidad, Fiorina nunca pusdo absorber esa presa y, por el contrario, desmejoraron los balances y la acción de la firma siguió cediendo. El jueves, tras el despido, H-P recobró 7% de golpe: sin duda, en Wall Street pocos querían a la ex reina.

Hubo un dato llamativo: la fusión sería sólo operativa. La compañía aclaró que seguirá presentando balances contables separados. Amén de la segunda reorganización importante en menos de doce meses, el detalle de los estados financieros sugiere que, tarde o temprano, habrá una tercera restructuración. Tal vez la renuncia de Fiorina la dispare. En 2003, efectivamente, la alicaída unidad PC fue juntada con la de servicios, que crecía más y era rentable.

Por eso, fue preciso dictar las nuevas medidas, pues Wall Street apostaba por la separación de imagen-impresión. Habría sido un dilema para la CEO: si escindía la unidad más redituable ¿se quedaría a cargo de la menos gananciosa, o sea PC, de donde sale ella misma? Obviamente, no toleró la “capitis diminutio”.

Durante casi todo el año pasado, en verdad, los problemas del sector computadoras fueron deteriorando la cotización accionaria de H-P. Es más: en privado, la propia Fiorina confesó haber evaluado una escisión tres veces en 2004. “Combinó ambas unidades para no tentarse con la separación, ahora virtualmente imposible”, señalaban algunos analistas bursátiles.

Pero había un riesgo para alguien tan autoritario como Fiorina: el ascenso de Joshi, un hindú responsable de varias decisiones acertadas desde 2002, en materia de impresoras, y el regreso de Perkins son dos señales de deterioro en la cúpula. “Joshi adquiere ahora mayor peso –opina la consultora Trust Company of the West-, pero deberá mejorar la divisón PC. Sea como fuere, se perfila como sucesor potencial de la debilitada Fiorina”.

El endurecimiento posterior del directorio puso en el cono de sobras a la propia CEO. No obstante, los números le son favorables: ventas y utilidades han crecido durante su tenida. A fin de noviembre, la firma cerró su ejercicio 2004 con ganancias netas por US$ 3.500 millones, 38% sobre un año antes. No obstante, los ingresos subieron menos (9%), a US$ 80.000 millones. Parte de la diferencia se debe a miles de despidos tras la absorción de Compaq.

Ahora, el fracaso del modelo de negocios ensayado por Fiorina pone sobre el tapete a casos tan similares como DaimlerChrysler, la ex AOL-Time Warner, etc. Pero, aunque no se hable tanto de ellas, también generan aprensiones recientes fusiones espectaculares: Oracle-PeopleSoft (pierde clientes), Procter & Gamble-Gillette y un par en telecomunicaciones. “¿Hay una personalidad tan parecida a Fiorina como Lawrence Ellison?”, preguntaba un columnista de “Los Ángeles Times”.

“Lamento que el consejo de administración y yo tengamos diferencias sobre cómo ejecutar la estrategia de Hewlett-Packard, señala Fiorina en un e-mail de despedida. La junta comenzará inmediatamente la búsqueda de un nuevo CEO, que quizá provenga de adentro. Wayman, con 36 años en la compañía, conservará el cargo de director financiero. En suma, fue un despido por US$ 21.500.000.

Quienes se toparon en este sitio, el 24 de enero, con el titular “¿Declina la estrella de Fiorina?”, ya estaban preparados para lo del miércoles 9. En realidad, la crisis interna se expresaba ya en una reorganización muy sugestiva (17 de enero), aunque ninguno de estos síntomas atrajera la atención de la prensa rioplatense -con muy escasas excepciones- ni pareciera haber sido advertido por las filiales locales del grupo.

En realidad, desde el 10 de enero el directorio de H-P analizaba recortarle las alas a Carleton Fiorina. El avance de Vyomesh Joshi fue una clara señal de cambio en la cúpula e insatisfacción en el directorio. Según allegados a la tensa interna, la junta no se sentía feliz con el desempeño de Fiorina y contemplaba entregarles control sobre tres filiales relevantes –próximamente autónomas- a otros altos ejecutivos. De un modo u otro, la restructuración ya en marcha limitaría el poder que Fiorina ha manejado con exceso de autoritarismo (como le constó a Néstor Kirchner, no hace mucho: la dama hasta consiguió un editorial matutino contra el presidente).

Como se sabe ahora, durante la reunión anual de proyectos (12 al 15) el directorio abordó esos temas, en ausencia de la presidente ejecutiva. En un gesto por demás significativo, se pidió –el 15 de enero- a Thomas Perkins, inversor a riesgo y ex miembro de la junta, reintegrarse al cuerpo. Las relaciones entre este accionista y Fiorina nunca fueron buenas.

Cuando las papas aún no quemaban, el 16 de enero, para frenar rumores sobre escisión de la unidad imagen e impresión, H-P lanzó otro cambio organizativo: esa división se incorporaría a la de computadoras personales, pero en realidad la dominará. Para manejar la nueva reorganización, Fiorina puso de vicepresidente a Joshi, que proviene del área impresoras. Hace pocas semanas, la empresa jubilaba a Duane Zitzner, ex jefe del negocio PC y hombre poco afín a Fiorina. Esta consolidación hacia dentro, en realidad, implicó que la unidad imagen-impresión (la única verdaderamente rentable de la firma) absorbiera la de PC, donde la dura competencia de Dell Computer le deja utilidades muy marginales.

La presunta estructura irá recortando costos área por área. También aprovechará tecnologías de ambas divisiones buscando oportunidades en entretenimiento digital y otros nichos. Dicho de otro modo, H-P continuaba sin asimilar del todo ni ventajosamente a Compaq, comprada hace más de un año por la enormidad de US$ 18.700 millones. En realidad, Fiorina nunca pusdo absorber esa presa y, por el contrario, desmejoraron los balances y la acción de la firma siguió cediendo. El jueves, tras el despido, H-P recobró 7% de golpe: sin duda, en Wall Street pocos querían a la ex reina.

Hubo un dato llamativo: la fusión sería sólo operativa. La compañía aclaró que seguirá presentando balances contables separados. Amén de la segunda reorganización importante en menos de doce meses, el detalle de los estados financieros sugiere que, tarde o temprano, habrá una tercera restructuración. Tal vez la renuncia de Fiorina la dispare. En 2003, efectivamente, la alicaída unidad PC fue juntada con la de servicios, que crecía más y era rentable.

Por eso, fue preciso dictar las nuevas medidas, pues Wall Street apostaba por la separación de imagen-impresión. Habría sido un dilema para la CEO: si escindía la unidad más redituable ¿se quedaría a cargo de la menos gananciosa, o sea PC, de donde sale ella misma? Obviamente, no toleró la “capitis diminutio”.

Durante casi todo el año pasado, en verdad, los problemas del sector computadoras fueron deteriorando la cotización accionaria de H-P. Es más: en privado, la propia Fiorina confesó haber evaluado una escisión tres veces en 2004. “Combinó ambas unidades para no tentarse con la separación, ahora virtualmente imposible”, señalaban algunos analistas bursátiles.

Pero había un riesgo para alguien tan autoritario como Fiorina: el ascenso de Joshi, un hindú responsable de varias decisiones acertadas desde 2002, en materia de impresoras, y el regreso de Perkins son dos señales de deterioro en la cúpula. “Joshi adquiere ahora mayor peso –opina la consultora Trust Company of the West-, pero deberá mejorar la divisón PC. Sea como fuere, se perfila como sucesor potencial de la debilitada Fiorina”.

El endurecimiento posterior del directorio puso en el cono de sobras a la propia CEO. No obstante, los números le son favorables: ventas y utilidades han crecido durante su tenida. A fin de noviembre, la firma cerró su ejercicio 2004 con ganancias netas por US$ 3.500 millones, 38% sobre un año antes. No obstante, los ingresos subieron menos (9%), a US$ 80.000 millones. Parte de la diferencia se debe a miles de despidos tras la absorción de Compaq.

Ahora, el fracaso del modelo de negocios ensayado por Fiorina pone sobre el tapete a casos tan similares como DaimlerChrysler, la ex AOL-Time Warner, etc. Pero, aunque no se hable tanto de ellas, también generan aprensiones recientes fusiones espectaculares: Oracle-PeopleSoft (pierde clientes), Procter & Gamble-Gillette y un par en telecomunicaciones. “¿Hay una personalidad tan parecida a Fiorina como Lawrence Ellison?”, preguntaba un columnista de “Los Ángeles Times”.

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