Toma de decisiones y la opinión de los demás

Descubrir lo que piensan los demás mejora la toma de decisiones, según una investigación de la Universidad de Chicago.

17 julio, 2008

<p>Muchos de los comportamientos que tenemos a diario se dirigen a comprender c&oacute;mo somos vistos por los dem&aacute;s. Nuestra capacidad para &quot;leer&quot; la mente de las personas que nos rodean es muchas veces err&oacute;nea. Una nueva investigaci&oacute;n llevada a cabo por la Universidad de Chigado muestra que, para comprender mejor c&oacute;mo somos vistos por los dem&aacute;s, es preciso en primer lugar cambiar la perspectiva desde la que nos vemos a nosotros mismos. Seg&uacute;n sus autores, esta habilidad puede mejorarse si, en lugar de fijarnos en los detalles, nos miramos de un modo general, ya que &eacute;sa es la perspectiva desde la que nos analizan los dem&aacute;s. Tener una visi&oacute;n lo m&aacute;s precisa posible respecto a la manera en que nos perciben los dem&aacute;s es esencial, no s&oacute;lo en nuestra vida privada, sino tambi&eacute;n a la hora de relacionarnos con clientes o empleados, ya que nos permitir&aacute; mejorar la nota de decisiones. </p>
<p>En tres experimentos, Nicholas Epley, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago, junto a Tal Eyal, de la Universidad Ben Gurion, en Israel, mostraron que cambiar la perspectiva que tenemos sobre nosotros mismos nos ayuda a predecir con m&aacute;s certeza lo que los dem&aacute;s piensan de nosotros. </p>
<p>&quot;No podemos mirarnos a nosotros mismos sin pasar por la lentes coloreadas de nuestros propias creencias. El problema que la gente tiene a la hora de tener intuiciones respecto a las impresiones que provoca en los dem&aacute;s es que saben mucho sobre ellos mismos y muy poco sobre los dem&aacute;s&quot;, comenta Epley, en un art&iacute;culo publicado por la Universidad de Chicago. </p>
<p>Epley y Eyal explican que observamos nuestra vida diaria como si fuera una pel&iacute;cula. Usamos cada minuto de esta pel&iacute;cula para configurar nuestras impresiones, nuestros comportamientos y, en &uacute;ltima instancia, sobre nosotros mismos. Nadie toma nota de nuestra vida con tanto detalle como lo hacemos nosotros. Las impresiones que nuestros colegas o nuestra familia se forman respecto a nosotros se basan en una &quot;fotograf&iacute;a general&quot; y no en experiencias o comportamientos concretos que tengamos. Esto nos hace cometer muchos errores (leer mal la mente de los dem&aacute;s), ya que tendemos a actuar como si los dem&aacute;s nos estuvieran viendo con el mismo detalle. </p>
<p><em>Lentes diferentes</em> </p>
<p>&quot;El mayor error que comenten las personas cuando intentan comprender c&oacute;mo son vistas se debe a que la lente que usan para mirarse a ellas mismas es diferente a la que usan los dem&aacute;s&quot; dice Epley. &quot;Nuestra investigaci&oacute;n sugiere que si vamos a intuir los pensamientos de otras personas, tenemos que mirarnos a trav&eacute;s de la misma lente con que nos est&aacute;n mirando&quot;. </p>
<p>La analog&iacute;a que usan estos dos investigadores para comprender este punto es la de mirar un mapa. &quot;Puedes mirarte a ti mismo a nivel de calle o desde un sat&eacute;lite. Los dem&aacute;s nos ven desde un sat&eacute;lite, por lo que si pensamos sobre nosotros mismo desde esa perspectiva, seremos m&aacute;s precisos&quot;. </p>
<p>Podemos beneficiarnos de la capacidad de leer la mente de los dem&aacute;s casi en cualquier momento de nuestras vidas. No comprender las impresiones que generamos en las personas que nos cruzamos en nuestro d&iacute;a a d&iacute;a no tiene muchas consecuencias. No leer correctamente la mente de nuestros amigos o familiares puede tener peores consecuencias, aunque, si nos equivocamos, la cercan&iacute;a de tales relaciones permite corregir errores. </p>
<p>En el trabajo, sin embargo, las malas percepciones son m&aacute;s complicadas de resolver y pueden tener serias implicaciones para trabajar en equipo satisfactoriamente. Los investigadores sugieren que, si no tenemos la habilidad de saber con la mayor certeza posible lo que nuestros empleados o clientes piensan de nosotros, podemos encontrarnos en la situaci&oacute;n de estar invirtiendo tiempo y energ&iacute;a en la direcci&oacute;n err&oacute;nea. </p>
<p>&quot;Si nos vemos a nosotros mismos a trav&eacute;s de un microscopio y los dem&aacute;s lo hacen a trav&eacute;s de unos binoculares, haremos mal las cosas&quot;, dice Epley. &quot;Nos preocuparemos de cosas peque&ntilde;as que no nos deber&iacute;an estar preocupando, o nos sentiremos orgullosos de detalles peque&ntilde;os en los que nadie se est&aacute; fijando&quot; </p>
<p>Desde d&oacute;nde se toman las decisiones </p>
<p>Si alguna vez hemos ido a ver a nuestro jefe y hemos salido de su despacho sinti&eacute;ndonos idiotas, nos haremos una idea de lo que Epley est&aacute; diciendo. O si, en alguna ocasi&oacute;n, hemos pensado en cambiarnos de trabajo porque sentimos que nuestros empleados o jefes no valoran nuestros esfuerzos, tambi&eacute;n lo entenderemos. Esta investigaci&oacute;n se dirige a directivos (o personas) que toman sus decisiones en funci&oacute;n de lo que creen que los dem&aacute;s piensan de ellos. </p>
<p>Por suerte, el primer paso para mejorar nuestra capacidad de saber qu&eacute; piensan los dem&aacute;s de nosotros es muy sencillo: analizarnos desde un punto de vista general, sin centrarnos en los detalles. Por ejemplo, si queremos saber si tenemos posibilidades de un ascenso, tendremos que centrarnos en la tendencia general de nuestro trabajo a lo largo del tiempo, y no obsesionarnos con fluctuaciones pasajeras. </p>
<p>&quot;Cuando nos empe&ntilde;amos en vivir nuestras vidas mir&aacute;ndonos siempre a trav&eacute;s de un microscopio, y nos presentamos ante los dem&aacute;s de esta manera cuando hacemos algo, nadie nos est&aacute; siguiendo (porque nos miran desde otro sitio)&quot;, dice Epley. Este es el problema real de intuir los pensamientos de los dem&aacute;s: nos evaluamos con demasiado detalle. <br />
<em>Por Ra&uacute;l Morales. <br />
Tendencias 21<br />
Mayo 2008</em></p>
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