Todos quieren reformar el gobierno de la empresa

Republicanos y demócratas compiten para ver quién es más duro con los empresarios delincuentes. El Senado acaba de aprobar una ley que reclama más años de prisión a los culpables, muchas limitaciones contables y cuerpos de veedores.

23 septiembre, 2002

Hay una pregunta que comienza a escucharse en círculos cercanos al gobierno.¿Los
escándalos empresarios de 2002 muestran la necesidad de mayor intervención
del gobierno? ¿0, por el contrario, habría que dejar solo al mercado
para que aporte sus propios remedios ante escándalos como los de Enron,
Tyco, y WorldCom?

Algunos piensan que en última instancia es el mercado el que va a ayudar
a corregir muchos problemas sin nueva regulación. Los ejecutivos con
historias turbias o manchadas van a encontrarse con muchas dificultades para
lograr nuevos nombramientos, y los contadores se van a cuidar mucho de seguir
el camino que tomó Arthur Andersen y que lo condujo su propia
destrucción.

¿Intervención o no intervención?

El gran dilema, entre los círculos políticos y económicos,
es determinar si el remedio para este tipo de escándalos lo van a aportar
los mercados librados a su juego o si ha llegado el momento de la intervención
estatal. La disyuntiva fue planteada a cinco miembros de la facultad del Wharton
College
, con distintas especializaciones.

David F. Larcker, profesor de contabilidad, cree que la propuesta para obligar
a los altos ejecutivos de una empresa a hacerse personalmente responsables de
los estados financieros, va a resultar una buena herramienta para prevenir abusos.
La idea suena bien, dice, pero la reglamentación final debería
ser lo suficientemente flexible para contemplar posibles errores que un CEO
podría no prever. Y al tener esa flexibilidad, podría abrir agujeros
que en última instancia beneficiarían a los malhechores. "Es
inconcebible pensar que el CEO de una compañía pueda tener conocimiento
superdetallado de todas las prácticas contables. Políticamente
queda muy bien decirlo, pero me pregunto cómo se puede aplicar".

Andrew Metrick, profesor de finanzas, opina que es el mercado – más
que el gobierno – el que se encargará de corregir la mayoría de
los problemas corporativos. Admite que las reglamentaciones se pueden mejorar,
pero dice que son demasiado específicas y muchas veces pueden dar lugar
a excusas para evadirlas.

Gerald R. Faulhaber, profesor de management y política pública,
cree que la actual crisis de confianza en las empresas estadounidenses es mucho
más seria de lo que se cree. Todas las inversiones en todos los mercados
de capitales dependen de la confianza. Si no hay confianza, invertir en los
mercados de capitales se convierte en un juego de caretas. Pero en la década
pasada, dos factores agravaron la situación: la remuneración de
los CEO se volvió obscena y la duración en el cargo se redujo
al mínimo. Consecuencia: la tendencia es "yo agarro el dinero y
me voy". Faulhaber cree que hay que prohibir a las firmas de consultoría
que auditen y asesoren a la vez, que las auditorías deben concentrarse
menos en hacer cumplir una lista de reglamentaciones y pintar con más
precisión lo que está sucediendo dentro de la empresa. Los auditores
deben ser detectives y deben hacerse responsables de la precisión de
sus informes. Además, habría que obligar a las empresas a cambiar
de auditores cada cinco años más o menos.

Marshall Blume es profesor de finanzas y management financiero. Es también
miembro de la comisión reguladora en las sombras del American Enterprise
Institute
. En ese carácter participó en un estudio reciente
sobre de debacle Enron. "Si los auditores de Enron hubieran
hecho lo que debían, el escándalo no se habría producido.
Es difícil encontrar remedios que no provoquen problemas nuevos o que
afecten las actuales mecanismos de seguridad.

Michel Unseem, director del Wharton´s Center for Leadership and Change Management
cree, sin embargo, que hoy estamos mucho mejor que hace 20 años en cuanto
a gobierno y control contable de las empresas. La Securities and Exchange
Commission
, la bolsa de Nueva York y la Business Roundtable, dice,
han redactado varios mecanismos para asegurar que los directorios sean mas independientes
de los gerentes que vigilan. En general, esas propuestas exigen que en los directorios
haya mayoría de gente de afuera.

Hay una pregunta que comienza a escucharse en círculos cercanos al gobierno.¿Los
escándalos empresarios de 2002 muestran la necesidad de mayor intervención
del gobierno? ¿0, por el contrario, habría que dejar solo al mercado
para que aporte sus propios remedios ante escándalos como los de Enron,
Tyco, y WorldCom?

Algunos piensan que en última instancia es el mercado el que va a ayudar
a corregir muchos problemas sin nueva regulación. Los ejecutivos con
historias turbias o manchadas van a encontrarse con muchas dificultades para
lograr nuevos nombramientos, y los contadores se van a cuidar mucho de seguir
el camino que tomó Arthur Andersen y que lo condujo su propia
destrucción.

¿Intervención o no intervención?

El gran dilema, entre los círculos políticos y económicos,
es determinar si el remedio para este tipo de escándalos lo van a aportar
los mercados librados a su juego o si ha llegado el momento de la intervención
estatal. La disyuntiva fue planteada a cinco miembros de la facultad del Wharton
College
, con distintas especializaciones.

David F. Larcker, profesor de contabilidad, cree que la propuesta para obligar
a los altos ejecutivos de una empresa a hacerse personalmente responsables de
los estados financieros, va a resultar una buena herramienta para prevenir abusos.
La idea suena bien, dice, pero la reglamentación final debería
ser lo suficientemente flexible para contemplar posibles errores que un CEO
podría no prever. Y al tener esa flexibilidad, podría abrir agujeros
que en última instancia beneficiarían a los malhechores. "Es
inconcebible pensar que el CEO de una compañía pueda tener conocimiento
superdetallado de todas las prácticas contables. Políticamente
queda muy bien decirlo, pero me pregunto cómo se puede aplicar".

Andrew Metrick, profesor de finanzas, opina que es el mercado – más
que el gobierno – el que se encargará de corregir la mayoría de
los problemas corporativos. Admite que las reglamentaciones se pueden mejorar,
pero dice que son demasiado específicas y muchas veces pueden dar lugar
a excusas para evadirlas.

Gerald R. Faulhaber, profesor de management y política pública,
cree que la actual crisis de confianza en las empresas estadounidenses es mucho
más seria de lo que se cree. Todas las inversiones en todos los mercados
de capitales dependen de la confianza. Si no hay confianza, invertir en los
mercados de capitales se convierte en un juego de caretas. Pero en la década
pasada, dos factores agravaron la situación: la remuneración de
los CEO se volvió obscena y la duración en el cargo se redujo
al mínimo. Consecuencia: la tendencia es "yo agarro el dinero y
me voy". Faulhaber cree que hay que prohibir a las firmas de consultoría
que auditen y asesoren a la vez, que las auditorías deben concentrarse
menos en hacer cumplir una lista de reglamentaciones y pintar con más
precisión lo que está sucediendo dentro de la empresa. Los auditores
deben ser detectives y deben hacerse responsables de la precisión de
sus informes. Además, habría que obligar a las empresas a cambiar
de auditores cada cinco años más o menos.

Marshall Blume es profesor de finanzas y management financiero. Es también
miembro de la comisión reguladora en las sombras del American Enterprise
Institute
. En ese carácter participó en un estudio reciente
sobre de debacle Enron. "Si los auditores de Enron hubieran
hecho lo que debían, el escándalo no se habría producido.
Es difícil encontrar remedios que no provoquen problemas nuevos o que
afecten las actuales mecanismos de seguridad.

Michel Unseem, director del Wharton´s Center for Leadership and Change Management
cree, sin embargo, que hoy estamos mucho mejor que hace 20 años en cuanto
a gobierno y control contable de las empresas. La Securities and Exchange
Commission
, la bolsa de Nueva York y la Business Roundtable, dice,
han redactado varios mecanismos para asegurar que los directorios sean mas independientes
de los gerentes que vigilan. En general, esas propuestas exigen que en los directorios
haya mayoría de gente de afuera.

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