Tiene premio la compra sustentable
¿Cómo vincular el impulso intrínseco cada vez mayor de las personas para mejorar el mundo a través de sus decisiones de compra con la motivación extrínseca de una recompensa?
Los alcances de la agenda de la conferencia climática COP26 no hacen más que impulsar las intenciones de un segmento cada vez más grande de consumidores hacia la compra responsable y sustentable, desde comprar moda circular a observar detenidamente la cadena de suministro de un alimento. Allí también – advierte el último informe de la consultora Trendsity que dirige Mariela Mociulsky- , surgen nuevas propuestas alineadas con este propósito, pero que también benefician al consumidor.
El proyecto Visa FutureCard va en ese sentido. Se trata de una nueva tarjeta de crédito que recompensa las compras de opciones sustentables (por ejemplo tomar tren en vez de avión y leche de avena en vez de vaca) con un 5% de reembolso en efectivo. De esta manera, se recompensa el gasto “climáticamente inteligente” y sintoniza y premia esta elección del consumidor.
Swedish Doconomy lanzó la tarjeta DO hace unos años, y Aspiration, con sede en Los Ángeles, introdujo una tarjeta de crédito con compensación de carbono en marzo. DO permite a los usuarios realizar un seguimiento de su huella de carbono, mientras que Aspiration planta un árbol por cada compra.
El banco Challenger Novus también se asoció con Visa para crear una nueva aplicación que recompensa a los usuarios con puntos de impacto en tiempo real que se pueden gastar, guardar y rastrear a través de la aplicación. Los miembros de Novus pueden optar por poner los puntos de impacto que generan en la aplicación a través de pagos diarios hacia temas como la desigualdad de género, el hambre en el mundo y la contaminación de los océanos. La aplicación australiana Greener por su parte, recompensa a las personas por comprar con empresas reconocidas por acreditaciones de sostenibilidad independientes.
Alinear consumo con intenciones a través de estas opciones, ofrece a los usuarios la posibilidad de construir una huella de compra aún más ecológica a medida que gastan y así convertirse en compradores más conscientes de su impacto en la reducción del cambio climático.
