Siguen despidiendo CEO por malos resultados financieros

En un solo día, perdieron sus cargos dos CEO de grupos líderes en Gran Bretaña y Japón. Son Graham Wallace, hasta ahora un “intocable” en Cable & Wireless, y Koji Nishigaki, de Nippon Electric Company (NEC). Ambos, víctimas de malos balances.

22 enero, 2003

Por lejos, el caso Cable & Wireless es el más fulminante: Wallace
abandonará la conducción porque sus imprudentes compras de activos
a precios altos (gastó unos US$ 8.000 millones) han llevado a pérdidas
sin precedentes y a 92% de caída en el valor bursátil de la empresa.
Mientras se busca sucesor, el CEO dimitente continuará a cargo del despacho,
pero supervisado por la junta ejecutiva.

Ahora, las cartas están en manos de Richard Lapthorne, contratado hace
recién dos semanas como presidente del directorio. Según lo ven
los analistas, el despido de Wallace acelerará las reformas de management
y negocios que encara Lapthorne. Otro ejemplo de éxito fácil a
costa de adquisiciones, el CEO saliente había convertido una compañía
de telecomunicaciones creada hace 130 años en una mezcla de telefónica,
portal Web y administradora de redes informáticas para clientes como
HJ Heinz o Merrill Lynch.

"Sorprende que haya durado tanto, pero hace mucho que la firma no le daba
tan buenas noticias al mercado", comentó el fondo BWD Rensburg.
Los negocios que Lapthorne proyecta reducir implican operaciones en Estados
Unidos y Japón.

En Japón, precisamente, llegó al desenlace la situación
de Koji Nishigaki. Tras meses de borrascas internas, el CEO de NEC entregará
el cargo, el 31 de marzo, a Akinobu Kanasugi. En el mejor estilo local, el renunciante
"se jubila por razones de salud". En realidad, el problema es la salud
financiera de la firma, que cerró el ejercicio 2001 (marzo pasado) perdiendo
US$ 2.600 millones. La junta directiva le dio plazo hasta fin del actual ejercicio
para recobrar posiciones pero, según las proyecciones contables, NEC
habrá ganado apenas US$ 83 millones en 2002.

Por lejos, el caso Cable & Wireless es el más fulminante: Wallace
abandonará la conducción porque sus imprudentes compras de activos
a precios altos (gastó unos US$ 8.000 millones) han llevado a pérdidas
sin precedentes y a 92% de caída en el valor bursátil de la empresa.
Mientras se busca sucesor, el CEO dimitente continuará a cargo del despacho,
pero supervisado por la junta ejecutiva.

Ahora, las cartas están en manos de Richard Lapthorne, contratado hace
recién dos semanas como presidente del directorio. Según lo ven
los analistas, el despido de Wallace acelerará las reformas de management
y negocios que encara Lapthorne. Otro ejemplo de éxito fácil a
costa de adquisiciones, el CEO saliente había convertido una compañía
de telecomunicaciones creada hace 130 años en una mezcla de telefónica,
portal Web y administradora de redes informáticas para clientes como
HJ Heinz o Merrill Lynch.

"Sorprende que haya durado tanto, pero hace mucho que la firma no le daba
tan buenas noticias al mercado", comentó el fondo BWD Rensburg.
Los negocios que Lapthorne proyecta reducir implican operaciones en Estados
Unidos y Japón.

En Japón, precisamente, llegó al desenlace la situación
de Koji Nishigaki. Tras meses de borrascas internas, el CEO de NEC entregará
el cargo, el 31 de marzo, a Akinobu Kanasugi. En el mejor estilo local, el renunciante
"se jubila por razones de salud". En realidad, el problema es la salud
financiera de la firma, que cerró el ejercicio 2001 (marzo pasado) perdiendo
US$ 2.600 millones. La junta directiva le dio plazo hasta fin del actual ejercicio
para recobrar posiciones pero, según las proyecciones contables, NEC
habrá ganado apenas US$ 83 millones en 2002.

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