Si todas las computadoras se dieran la mano…

La capacidad informática distribuida es una ingeniosa forma de evitar la inversión de inmensas sumas para construir una súper computadora. Consiste en la interconexión de muchas computadoras.

2 mayo, 2001

Al director de tecnología informática de Pratt & Whitney no le entusiasmaba la idea de invertir US$ 10 millones en otra súper computadora. Pero su fábrica de motores a reacción necesitaba con urgencia más capacidad informática para que los ingenieros pudieran trabajan en simuladores en 3D. Entonces, inventó una súper computadora uniendo la capacidad de todas las PC de la organización durante las horas que permanecían inactivas.

Los ingenieros escribieron nuevos programas de software para desglosar las tareas de análisis estructural en pequeñas unidades a distribuir en 5.000 PC. Por la noche, cuando los empleados dejaban de trabajar, las computadoras inactivas se transformaban en virtuales súper computadoras, capaces de triturar 6 billones de operaciones de coma flotante por segundo. Una suerte de súper computadora gratis.

Capacidad informática distribuida

Este experimento se denomina capacidad informática distribuida. Empresas como Intel, Microsoft y Boeing son algunas de las que encabezan esta lista cada vez más abultada de organizaciones que unen computadoras internas para así ejecutar funciones hasta ahora impensables o absolutamente costosas.

Una de las aplicaciones más ambiciosas de la informática distribuida es el SETI (Search for Extraterrestial Intelligence). Más de 2 millones de personas han bajado software que permite a los investigadores del instituto extraer el poder de sus computadoras cuando éstas no se utilizan, por lo general, de noche o durante intervalos de trabajo.

Otros científicos utilizan esta capacidad compartida para crear modelos de evolución artificial y encontrar vacunas para la gripe. Hace muy poco que las empresas se han dado cuenta del inmenso poder informático que todavía tienen para aprovechar.

La oportunidad llama a la puerta

Un grupo de empresarios, apoyado por una cantidad impresionante de capitalistas de riesgo, sabe qué hacer con esa capacidad ociosa. La vende a empresas que ocasionalmente necesitan más poder informático del que suelen utilizar, pero que no desean invertir más dinero en tecnología.

Kleiner Perkins, gigante en capital de riesgo, invirtió US$ 6 millones en Centrata, Menlo Park, California; United Devices tiene US$ 13 millones en el banco gracias a Softbank y Oak Investment Partners. Para estas compañías y muchas otras, Internet representa una red de poder de sistematización no aprovechado que debería servir para mejorar su rentabilidad y la de sus clientes.

La mayoría de los proveedores de este servicio cobra una tarifa por hora para aprovechar la red. Es impresionante lo que se puede ahorrar en costos con un sistema de capacidad informática distribuida. Intel calcula que ahorró US$ 500 millones en costos de hardware en diez años mediante el uso de programas internos para redistribuir la capacidad informática.

Lo malo de compartir PC

Algunas start-up, dedicadas a distribuir capacidad informática, pagarán de 5 a 15 dólares mensuales a personas que se encarguen de bajar software que permita a las empresas “tomar prestado” el tiempo en que las computadoras están inactivas. Otras ofrecen la posibilidad de premios a las personas que permitan la utilización permanente de sus máquinas.

Algunos analistas de la industria advierten que no a todos los usuarios, particulares o no, les gustará la idea de que personas desconocidas usen sus computadoras sin que les digan para qué. Deberán tener confianza, dicen los fundadores de las start-up. Sin embargo, el escepticismo está basado en la posibilidad de que se use esa capacidad para propósitos no éticos.

Al director de tecnología informática de Pratt & Whitney no le entusiasmaba la idea de invertir US$ 10 millones en otra súper computadora. Pero su fábrica de motores a reacción necesitaba con urgencia más capacidad informática para que los ingenieros pudieran trabajan en simuladores en 3D. Entonces, inventó una súper computadora uniendo la capacidad de todas las PC de la organización durante las horas que permanecían inactivas.

Los ingenieros escribieron nuevos programas de software para desglosar las tareas de análisis estructural en pequeñas unidades a distribuir en 5.000 PC. Por la noche, cuando los empleados dejaban de trabajar, las computadoras inactivas se transformaban en virtuales súper computadoras, capaces de triturar 6 billones de operaciones de coma flotante por segundo. Una suerte de súper computadora gratis.

Capacidad informática distribuida

Este experimento se denomina capacidad informática distribuida. Empresas como Intel, Microsoft y Boeing son algunas de las que encabezan esta lista cada vez más abultada de organizaciones que unen computadoras internas para así ejecutar funciones hasta ahora impensables o absolutamente costosas.

Una de las aplicaciones más ambiciosas de la informática distribuida es el SETI (Search for Extraterrestial Intelligence). Más de 2 millones de personas han bajado software que permite a los investigadores del instituto extraer el poder de sus computadoras cuando éstas no se utilizan, por lo general, de noche o durante intervalos de trabajo.

Otros científicos utilizan esta capacidad compartida para crear modelos de evolución artificial y encontrar vacunas para la gripe. Hace muy poco que las empresas se han dado cuenta del inmenso poder informático que todavía tienen para aprovechar.

La oportunidad llama a la puerta

Un grupo de empresarios, apoyado por una cantidad impresionante de capitalistas de riesgo, sabe qué hacer con esa capacidad ociosa. La vende a empresas que ocasionalmente necesitan más poder informático del que suelen utilizar, pero que no desean invertir más dinero en tecnología.

Kleiner Perkins, gigante en capital de riesgo, invirtió US$ 6 millones en Centrata, Menlo Park, California; United Devices tiene US$ 13 millones en el banco gracias a Softbank y Oak Investment Partners. Para estas compañías y muchas otras, Internet representa una red de poder de sistematización no aprovechado que debería servir para mejorar su rentabilidad y la de sus clientes.

La mayoría de los proveedores de este servicio cobra una tarifa por hora para aprovechar la red. Es impresionante lo que se puede ahorrar en costos con un sistema de capacidad informática distribuida. Intel calcula que ahorró US$ 500 millones en costos de hardware en diez años mediante el uso de programas internos para redistribuir la capacidad informática.

Lo malo de compartir PC

Algunas start-up, dedicadas a distribuir capacidad informática, pagarán de 5 a 15 dólares mensuales a personas que se encarguen de bajar software que permita a las empresas “tomar prestado” el tiempo en que las computadoras están inactivas. Otras ofrecen la posibilidad de premios a las personas que permitan la utilización permanente de sus máquinas.

Algunos analistas de la industria advierten que no a todos los usuarios, particulares o no, les gustará la idea de que personas desconocidas usen sus computadoras sin que les digan para qué. Deberán tener confianza, dicen los fundadores de las start-up. Sin embargo, el escepticismo está basado en la posibilidad de que se use esa capacidad para propósitos no éticos.

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