Se cuestiona la necesidad de un directorio

Hace tiempo que en Europa y Estados Unidos se discute sobre la formación ideal del directorio de una compañía. El especialista John Hunt va más allá y cuestiona el aporte que hace un grupo de directores al buen desempeño de una empresa.

21 diciembre, 2001

El directorio, ¿sirve para algo?, se pregunta John Hunt en un artículo publicado por el diario inglés Financial Times. Las reuniones del directorio, ¿son productivas? Se discute mucho sobre si el ejecutivo número uno de la empresa debería o no ser también el presidente del directorio. Pero, en cualquiera de los casos, los numerosos documentos sobre finanzas, objetivos de ventas, operaciones o personal que emanan de las reuniones de directorio ¿ modifican de manera significativa la forma de operar del director ejecutivo?

En opinión del columnista, en la mayoría de los casos, no. Y basa su conclusión en los resultados publicados en Gran Bretaña por el Pension Investment Research Consultants, un grupo que impulsa el cumplimiento de un modelo de gobierno empresarial que separe los cargos de director ejecutivo y presidente del directorio.
El columnista pone en tela de juicio los costos de mantener un directorio, el tiempo que dedican los ejecutivos a las reuniones de directorio, lo que cuestan los directores no ejecutivos, los costos de oportunidad de asistir a las reuniones y el costo de tenerlos permanentemente informados de la evolución de las operaciones. La suma de todo eso, dice, no es insignificante.

Pero el costo no es nada si se lo compara con el aporte de los miembros del directorio. Si no se eligen los directores a través de un proceso serio de selección según características y habilidades personales, los directorios seguirán teniendo un alto grado de ineficiencia y una jerarquía que es meramente formal.

El directorio, ¿sirve para algo?, se pregunta John Hunt en un artículo publicado por el diario inglés Financial Times. Las reuniones del directorio, ¿son productivas? Se discute mucho sobre si el ejecutivo número uno de la empresa debería o no ser también el presidente del directorio. Pero, en cualquiera de los casos, los numerosos documentos sobre finanzas, objetivos de ventas, operaciones o personal que emanan de las reuniones de directorio ¿ modifican de manera significativa la forma de operar del director ejecutivo?

En opinión del columnista, en la mayoría de los casos, no. Y basa su conclusión en los resultados publicados en Gran Bretaña por el Pension Investment Research Consultants, un grupo que impulsa el cumplimiento de un modelo de gobierno empresarial que separe los cargos de director ejecutivo y presidente del directorio.
El columnista pone en tela de juicio los costos de mantener un directorio, el tiempo que dedican los ejecutivos a las reuniones de directorio, lo que cuestan los directores no ejecutivos, los costos de oportunidad de asistir a las reuniones y el costo de tenerlos permanentemente informados de la evolución de las operaciones. La suma de todo eso, dice, no es insignificante.

Pero el costo no es nada si se lo compara con el aporte de los miembros del directorio. Si no se eligen los directores a través de un proceso serio de selección según características y habilidades personales, los directorios seguirán teniendo un alto grado de ineficiencia y una jerarquía que es meramente formal.

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