Retorno financiero 4, responsabilidad corporativa 0

“Friends of the Earth”, organización ambientalista formada por representantes de Inglaterra, Gales e Irlanda del norte, acusó al foro de Davos de representar los intereses de los ricos a expensas de los pobres y del ambiente.

29 enero, 2003

"Las élites de Davos ignoran a los pobres del mundo", dijo
ayer Tony Juniper, director de "Amigos de la Tierra". El representante
decidió retirarse de Davos luego de ser detenido durante unas horas por
las fuerzas de seguridad y de protagonizar uno de los ya clásicos incidentes
entre ambientalistas antiglobalizadores y el "establishment" mundial.

En su posterior comunicado a la prensa dijo, entre otras cosas:
"Muchos de los miembros del FEM (Foro Económico Mundial) parecen
incapaces de adoptar nuevos métodos y sólo buscan aferrarse a
viejas e insostenibles ideas basadas en una obsesión inacabable e insostenible
de crecimiento económico y de asegurar retornos financieros cada vez
mayores a los que ya se han hecho ricos.

La protección a largo plazo del medio ambiente mundial y la administración
de justicia global son – en el mejor de los casos – consideraciones secundarias.
Hace sólo cuatro meses en la Cumbre de la Tierra de Johannesburgo, muchas
de las corporaciones presentes en Davos repitieron promesas que habían
hecho en Río en 1992. Dijeron que implementarían una agenda de
desarrollo sustentable y que podrían hacerlo sin nuevas reglamentaciones
para promover la responsabilidad corporativa.

En Davos no se vio nada que indicara que tal cambio esté ocurriendo.
Los daños al ecosistema, cambios climáticos y explotación
de los países pobres continúan a toda máquina, muchas veces
motivados por los intereses de corporaciones globales. Y mientras esas empresas
exigen regulaciones que les otorgue accesos cada vez más libre a los
mercados, se resisten a implementar medidas oficiales para fomentar responsabilidad
y sustentabilidad.

En la reunión anual del año pasado, algunas de las corporaciones
más grandes del mundo se comprometieron formalmente a fijarse metas ambientales
y sociales, y sin embargo desde entonces muchas de esas firmas incorporaron
prácticas comerciales regresivas en lo social y ambiental. La decisión
de Nestlé de reclamar a Etiopía (país diezmado por la hambruna)
el repago de un préstamo de 6 millones de dólares, la participación
de WestLB en el tendido de un ducto a través de la selva tropical primaria
en Ecuador, la asociación del Alfa Group con el derrame de petróleo
causado por la utilización de un viejo buque tanque y la agresiva apertura
de BP de un nuevo yacimiento de combustibles fósiles a la vez que acepta
la realidad del cambio climático…. todos estos ejemplos que nos hacen
dudar de la probable eficacia de los compromisos voluntarios para atenuar los
impactos negativos de los negocios en el mundo.

También me sorprende la noción de "diálogo" que
tienen muchas de las empresas miembro del FEM. Tengo la impresión de
que las corporaciones globales sólo están interesadas en el "diálogo"
cuando fijan las reglas del compromiso y la agenda a discutir. Sí, yo
fui invitado a asistir al FEM y decidí usar la oportunidad para buscar
el cambio, pero los intentos por persuadir a los ejecutivos empresariales de
que den cuenta de sus acciones ante el público de Davos cayó en
oídos sordos: rechazaron la invitación para asistir. Si hay algún
diálogo aquí en Davos es principalmente entre jefes de empresas
poderosas y una conjunto de ministros de gobierno".

Tony Juniper, martes 28 de enero, 2003.
Davos

"Las élites de Davos ignoran a los pobres del mundo", dijo
ayer Tony Juniper, director de "Amigos de la Tierra". El representante
decidió retirarse de Davos luego de ser detenido durante unas horas por
las fuerzas de seguridad y de protagonizar uno de los ya clásicos incidentes
entre ambientalistas antiglobalizadores y el "establishment" mundial.

En su posterior comunicado a la prensa dijo, entre otras cosas:
"Muchos de los miembros del FEM (Foro Económico Mundial) parecen
incapaces de adoptar nuevos métodos y sólo buscan aferrarse a
viejas e insostenibles ideas basadas en una obsesión inacabable e insostenible
de crecimiento económico y de asegurar retornos financieros cada vez
mayores a los que ya se han hecho ricos.

La protección a largo plazo del medio ambiente mundial y la administración
de justicia global son – en el mejor de los casos – consideraciones secundarias.
Hace sólo cuatro meses en la Cumbre de la Tierra de Johannesburgo, muchas
de las corporaciones presentes en Davos repitieron promesas que habían
hecho en Río en 1992. Dijeron que implementarían una agenda de
desarrollo sustentable y que podrían hacerlo sin nuevas reglamentaciones
para promover la responsabilidad corporativa.

En Davos no se vio nada que indicara que tal cambio esté ocurriendo.
Los daños al ecosistema, cambios climáticos y explotación
de los países pobres continúan a toda máquina, muchas veces
motivados por los intereses de corporaciones globales. Y mientras esas empresas
exigen regulaciones que les otorgue accesos cada vez más libre a los
mercados, se resisten a implementar medidas oficiales para fomentar responsabilidad
y sustentabilidad.

En la reunión anual del año pasado, algunas de las corporaciones
más grandes del mundo se comprometieron formalmente a fijarse metas ambientales
y sociales, y sin embargo desde entonces muchas de esas firmas incorporaron
prácticas comerciales regresivas en lo social y ambiental. La decisión
de Nestlé de reclamar a Etiopía (país diezmado por la hambruna)
el repago de un préstamo de 6 millones de dólares, la participación
de WestLB en el tendido de un ducto a través de la selva tropical primaria
en Ecuador, la asociación del Alfa Group con el derrame de petróleo
causado por la utilización de un viejo buque tanque y la agresiva apertura
de BP de un nuevo yacimiento de combustibles fósiles a la vez que acepta
la realidad del cambio climático…. todos estos ejemplos que nos hacen
dudar de la probable eficacia de los compromisos voluntarios para atenuar los
impactos negativos de los negocios en el mundo.

También me sorprende la noción de "diálogo" que
tienen muchas de las empresas miembro del FEM. Tengo la impresión de
que las corporaciones globales sólo están interesadas en el "diálogo"
cuando fijan las reglas del compromiso y la agenda a discutir. Sí, yo
fui invitado a asistir al FEM y decidí usar la oportunidad para buscar
el cambio, pero los intentos por persuadir a los ejecutivos empresariales de
que den cuenta de sus acciones ante el público de Davos cayó en
oídos sordos: rechazaron la invitación para asistir. Si hay algún
diálogo aquí en Davos es principalmente entre jefes de empresas
poderosas y una conjunto de ministros de gobierno".

Tony Juniper, martes 28 de enero, 2003.
Davos

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