Repensar la carrera profesional

Es una tendencia que se da especialmente en el segmento de jóvenes de alrededor de 35 años. Planificar la carrera laboral es vital para todos, cualquiera sea el sector o el nivel en el cual se desempeñe cada uno.

8 junio, 2005

Durante muchos años “otros” se hicieron cargo del plan de desarrollo de carrera, entendiéndose como tal aquel esfuerzo concertado y coordinado entre individuo y organización o estructura social para que ambos puedan desarrollarse y avanzar a lo largo de su ciclo de vida.

Pero las reglas del mercado, que no tienen fronteras, cambiaron. Hoy es el profesional quien debe encargarse de su propia carrera, de sus propios trayectos laborales, asumiendo un proceso individual que le permita tomar conciencia de sí mismo, sus oportunidades, sus restricciones, elecciones y consecuencias. E identificando metas relacionadas para programar así su trabajo, su formación -deberá ser continua-, y otorgar dirección, tiempo y pasos secuenciales a estas metas.

Por lo tanto, la gestión de carrera es un proceso continuo de preparación, implementación y monitoreo de planes de carrera iniciados por el individuo, ya sea solo o en concertación con los sistemas de desarrollo de carrera de las organizaciones en que se desempeña.

“De ahí la necesidad de una autoevaluación o evaluación constante y ‘asistida’ para desarrollar ‘foco de carrera’ y no dejar esa tarea a cargo del azar. El conocimiento, la información y la toma de conciencia sobre los roles y sus equilibrios en el ciclo vital, sobre los síntomas y peligros de las crisis y quiebres, así como la forma de sortearlos, y sobre las orientaciones y habilidades predominantes en la persona, así como sus anclas de carrera son claves en el desarrollo de una carrera exitosa”, explica Gustavo dos Santos, director de DATUM Trayectos Laborales, que provee el servicio de planificación y desarrollo de carreras a profesionales y universidades.

“Pensar en nuestra carrera, tratar de reinventarnos, es tener un lugar en el mercado -continúa el especialista-. Pero debemos prepararnos para ello, armar nuestro propio plan, en el que jugará como variable interesante nuestra experiencia. Y también: saber reconocer qué necesitan hoy la empresas de nuestro perfil, qué nuevas competencias podemos aportar y qué habilidades me hacen ‘empleable’ frente a los nuevos escenarios.”

Tres claves

Desde la perspectiva de la carrera, hay tres aspectos relevantes para el individuo. Uno es el grado de positivismo con que se enfrentan las barreras y dificultades que afectan el trabajo, debidas a cambios como los cierres, compras o fusiones de empresas, o la reconversión, ampliación o reingeniería de sus procesos.

La forma en que equilibramos el trabajo con otros aspectos de la vida (familia, estudios, ocio, etc.) es también un elemento relevante. Los individuos altamente resistentes son capaces de tomar mayores riesgos, saben cómo cooperar con los demás y cuándo actuar independientemente y progresar sorteando obstáculos y equilibrando su trabajo con los otros roles vitales.

El tercer aspecto se refiere al realismo con que enfrentan su carrera y de qué forma relacionan sus percepciones sobre sí mismos y sus metas con sus aspiraciones respecto de recompensas y beneficios, la búsqueda de retroalimentación, el autoconocimiento y la capacidad para capitalizar sus fortalezas y sobreponerse a las debilidades. Un aspecto adicional tiene que ver con la “identidad” que el individuo desarrolla con el trabajo que realiza.

www.datumtl.com.ar

Durante muchos años “otros” se hicieron cargo del plan de desarrollo de carrera, entendiéndose como tal aquel esfuerzo concertado y coordinado entre individuo y organización o estructura social para que ambos puedan desarrollarse y avanzar a lo largo de su ciclo de vida.

Pero las reglas del mercado, que no tienen fronteras, cambiaron. Hoy es el profesional quien debe encargarse de su propia carrera, de sus propios trayectos laborales, asumiendo un proceso individual que le permita tomar conciencia de sí mismo, sus oportunidades, sus restricciones, elecciones y consecuencias. E identificando metas relacionadas para programar así su trabajo, su formación -deberá ser continua-, y otorgar dirección, tiempo y pasos secuenciales a estas metas.

Por lo tanto, la gestión de carrera es un proceso continuo de preparación, implementación y monitoreo de planes de carrera iniciados por el individuo, ya sea solo o en concertación con los sistemas de desarrollo de carrera de las organizaciones en que se desempeña.

“De ahí la necesidad de una autoevaluación o evaluación constante y ‘asistida’ para desarrollar ‘foco de carrera’ y no dejar esa tarea a cargo del azar. El conocimiento, la información y la toma de conciencia sobre los roles y sus equilibrios en el ciclo vital, sobre los síntomas y peligros de las crisis y quiebres, así como la forma de sortearlos, y sobre las orientaciones y habilidades predominantes en la persona, así como sus anclas de carrera son claves en el desarrollo de una carrera exitosa”, explica Gustavo dos Santos, director de DATUM Trayectos Laborales, que provee el servicio de planificación y desarrollo de carreras a profesionales y universidades.

“Pensar en nuestra carrera, tratar de reinventarnos, es tener un lugar en el mercado -continúa el especialista-. Pero debemos prepararnos para ello, armar nuestro propio plan, en el que jugará como variable interesante nuestra experiencia. Y también: saber reconocer qué necesitan hoy la empresas de nuestro perfil, qué nuevas competencias podemos aportar y qué habilidades me hacen ‘empleable’ frente a los nuevos escenarios.”

Tres claves

Desde la perspectiva de la carrera, hay tres aspectos relevantes para el individuo. Uno es el grado de positivismo con que se enfrentan las barreras y dificultades que afectan el trabajo, debidas a cambios como los cierres, compras o fusiones de empresas, o la reconversión, ampliación o reingeniería de sus procesos.

La forma en que equilibramos el trabajo con otros aspectos de la vida (familia, estudios, ocio, etc.) es también un elemento relevante. Los individuos altamente resistentes son capaces de tomar mayores riesgos, saben cómo cooperar con los demás y cuándo actuar independientemente y progresar sorteando obstáculos y equilibrando su trabajo con los otros roles vitales.

El tercer aspecto se refiere al realismo con que enfrentan su carrera y de qué forma relacionan sus percepciones sobre sí mismos y sus metas con sus aspiraciones respecto de recompensas y beneficios, la búsqueda de retroalimentación, el autoconocimiento y la capacidad para capitalizar sus fortalezas y sobreponerse a las debilidades. Un aspecto adicional tiene que ver con la “identidad” que el individuo desarrolla con el trabajo que realiza.

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