Publicidad online más austera

Los avisos graciosos y espectaculares que se popularizaron en los alegres años precedentes dan paso a otros, más prácticos y seguros. Una encuesta revela que aumenta el interés por los resultados de la publicidad.

25 enero, 2002

En Estados Unidos los analistas aseguran que durante todo el 2002 las empresas que se desenvuelven en el mercado b-to-b van a dirigirse a sus públicos de manera muy diferente a la de los años anteriores.

El cambio – que se va a manifestar, por ejemplo, en estudiar muy bien cada dólar que gastan – se debe fundamentalmente a la recesión económica que ataca no sólo a Estados Unidos sino al mundo entero.

En primer lugar habrá un cambio de tono, de humor. Si “la fiesta” se acabó – dicen, refiriéndose a la década de bonanza económica – la publicidad debe reflejar la nueva realidad. Los avisos, por tanto, serán más sobrios, menos estridentes, y mostrarán una orientación hacia lo práctico y conveniente.

Los anunciantes, además, pedirán con mayor insistencia, avisos capaces de generar resultados mensurables, ese objetivo tan buscado como huidizo.

La publicación BtoB, de la familia de Advertising Age (revista decana en el mundo publicitario), realizó una profunda investigación entre marketineros anunciantes para vislumbrar cuáles serán las tendencias que se irán perfilando durante este año que se inicia.

Una de las primeras conclusiones del estudio es que el marketing integrado dista mucho de ser una simple tendencia o una frase atractiva: hoy se ha convertido en una práctica indispensable para el éxito de cualquier empresa. Y esto es así, porque permite al departamento de marketing interpretar mejor que nunca los resultados del esfuerzo.
Cuando en 1999 se popularizaban las empresas de Internet, éstas pregonaban su mayor capacidad para rastrear todo lo que ocurría en sus sitios entre el cliqueo y la compra. Pero hoy, cuando los marketineros b-to-b analizan con lupa cada dólar a invertir en publicidad, el ROI (retorno sobre la inversión) cobra más importancia que nunca.

Cada vez más, el interés se concentra en la retención de los clientes actuales. Hoy el costo de conseguir nuevos clientes se considerablemente más alto que hace algunos años: la competencia es más despiadada, los competidores son más numerosos, los productos son cada vez más difíciles de diferenciar, y la enorme cantidad de variedades marea a los compradores.

La medición de los sitios es cada vez más exigente y se realiza con herramientas de alta tecnología que son capaces de analizar en profundidad las bases de datos. Pero simultáneamente, los marketineros piden también que se apliquen en la web métodos tradicionales de medición publicitaria.

Otro producto del ajuste: Los marketineros b-to-b piden que los mensajes que se envíen con fines de relaciones públicas y relaciones con los inversores sean el producto de un cuidadoso filtrado y análisis de medios.

El ímpetu que mostraban en 1999 muchas b-to-b estadounidenses hacia la globalización, especialmente en Europa y Asia, se vio frenado el año pasado por la instalación de la recesión económica y hoy las metas que se fijan son bastante más modestas que entonces. Muchas de ellas citan dificultades como barreras regulatorias e impositivas para explicar su limitada globalización con respecto a los planes anteriormente expuestos.

En Estados Unidos los analistas aseguran que durante todo el 2002 las empresas que se desenvuelven en el mercado b-to-b van a dirigirse a sus públicos de manera muy diferente a la de los años anteriores.

El cambio – que se va a manifestar, por ejemplo, en estudiar muy bien cada dólar que gastan – se debe fundamentalmente a la recesión económica que ataca no sólo a Estados Unidos sino al mundo entero.

En primer lugar habrá un cambio de tono, de humor. Si “la fiesta” se acabó – dicen, refiriéndose a la década de bonanza económica – la publicidad debe reflejar la nueva realidad. Los avisos, por tanto, serán más sobrios, menos estridentes, y mostrarán una orientación hacia lo práctico y conveniente.

Los anunciantes, además, pedirán con mayor insistencia, avisos capaces de generar resultados mensurables, ese objetivo tan buscado como huidizo.

La publicación BtoB, de la familia de Advertising Age (revista decana en el mundo publicitario), realizó una profunda investigación entre marketineros anunciantes para vislumbrar cuáles serán las tendencias que se irán perfilando durante este año que se inicia.

Una de las primeras conclusiones del estudio es que el marketing integrado dista mucho de ser una simple tendencia o una frase atractiva: hoy se ha convertido en una práctica indispensable para el éxito de cualquier empresa. Y esto es así, porque permite al departamento de marketing interpretar mejor que nunca los resultados del esfuerzo.
Cuando en 1999 se popularizaban las empresas de Internet, éstas pregonaban su mayor capacidad para rastrear todo lo que ocurría en sus sitios entre el cliqueo y la compra. Pero hoy, cuando los marketineros b-to-b analizan con lupa cada dólar a invertir en publicidad, el ROI (retorno sobre la inversión) cobra más importancia que nunca.

Cada vez más, el interés se concentra en la retención de los clientes actuales. Hoy el costo de conseguir nuevos clientes se considerablemente más alto que hace algunos años: la competencia es más despiadada, los competidores son más numerosos, los productos son cada vez más difíciles de diferenciar, y la enorme cantidad de variedades marea a los compradores.

La medición de los sitios es cada vez más exigente y se realiza con herramientas de alta tecnología que son capaces de analizar en profundidad las bases de datos. Pero simultáneamente, los marketineros piden también que se apliquen en la web métodos tradicionales de medición publicitaria.

Otro producto del ajuste: Los marketineros b-to-b piden que los mensajes que se envíen con fines de relaciones públicas y relaciones con los inversores sean el producto de un cuidadoso filtrado y análisis de medios.

El ímpetu que mostraban en 1999 muchas b-to-b estadounidenses hacia la globalización, especialmente en Europa y Asia, se vio frenado el año pasado por la instalación de la recesión económica y hoy las metas que se fijan son bastante más modestas que entonces. Muchas de ellas citan dificultades como barreras regulatorias e impositivas para explicar su limitada globalización con respecto a los planes anteriormente expuestos.

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