Psicología discursiva del corte de luz.

por Patricio Cavalli

1 diciembre, 2008

Escuchaba ayer en medio de la canícula pre-estival que nos tocó vivir en Buenos Aires, las explicaciones de los voceros y presidentes de las empresas de energía eléctrica y me preguntaba qué nos dice eso de la psicología detrás de las mentes encargadas de mantenernos en el Siglo XX (no digamos XXI, que es otra cosa mas sofisticada).

Al típico "play the blame game", regla número uno de los manuales de relaciones públicas (tírele la pelota a otro) le sumaron esta vez algunos elementos sorprendentes. 

Comunicacionalmente podemos encontrar cuatros estadíos en el discurso de las empresas, organizados en etapas. 

El primero es -como siempre en un shock o trauma- la negación. "Los cortes no son tantos; son sólo casos aislados; es un arhipiélago (¿gulag?) de problemas menores…", y argumentos negacionales similares. 

Es natural ese primer estadío. La psicología del trauma indica que frente a cualquier situación sorprendente y negativa, la primer reacción de las personas es precisamente, negarlo.

¿Cómo no les iba a shockear la súbita demanda de más electricidad? Nadie podía realmente prever que en noviembre podría hacer calor. Generalmente es un mes primaveral, con lindos días y temperaturas agradables. No existe el cambio climático, ni records de calor en todo el mundo, ni hay registros de lo que pasa en el verano boreal que sirva de anticipo sobre posibles olas de calor. No hay una película llamada Una verdad Incómoda y Al Gore no ha ganado el Premio Nobel de la Paz por alertar sobre el cambio climático y el recalentamiento global, asique ¿quién podría imaginar que de un día para el otro, haría cuarenta grados en noviembre?

Además, las casas matrices de estas empresas están en Europa. Ya sabemos como es el eurocentrismo: en novembre, c´est froid deben haber dicho en algún piso de un edificio de La Défense o de Madrid, y no había necesidad de planificar para una ola de calor. 

La segunda etapa es la del "play the blame game" propiamente dicho. Los funcionarios comienza a echarle la culpa a otros, principalmente a los usuarios, que llenos de maldad, usan la electricidad cuando hace calor. "Hay un pico de venta y uso de aires acondicionados; faltan inversiones; hay un pico de consumo; las tarifas están congeladas hace seis años; no hay incentivos para el ahorro… " y demás excusas similares. 

Tampoco campañas me permito agregar, que ayuden a la gente a saber cómo ahorrar energía. 

La tercera etapa es más compleja, y comienza cuando la evidencia es demasiada para ser refutada. Finalmente, el presidente de Edenor, Alejandro MacFarlane, afirmó que hubo veinte mil cortes y que todavía quedan unos cuatro mil usuarios sin energía eléctrica. Y aseguró que "antes del mediodía se estarán resolviendo todos los problemas de media tensión, y a la tarde" el resto de los inconvenientes. Con precisión de ingenieros, el portavoz de Edesur, Daniel Martini, explicó que es "complejo cuantificar" la cifra de usuarios que permanecen sin energía porque se trata de "cortes puntuales" (Clarín.com 28/11/2008). 

Esta tercera etapa, es finalmente, la aceptación, como indica la psicología del trauma. 

Luego viene una penúltima etapa, que son las mentiras comparativas. "Esto pasa en cualquier ciudad del mundo", dijo McFarlane a TN. Pues yo no sé en que ciudades anda el Sr. McFarlane, pero en lo que a mí respecta, viví días y días en Nueva York, con 45 grados de calor y ni un minuto se cortó la luz. Lo mismo en Miami y lo mismo en Toronto, con 25 grados bajo cero. En Francia y España, cuando la temperatura subió a los casi 50 grados en junio, julio y agosto de 2003, los sistemas no colapsaron. Es cierto, hubo blackouts en NY y Roma en 2003, pero no relacionados con las olas de calor: ocurrieron después y por cuestiones técnicas, no por exceso de demanda. Y tampoco duraron 4 o 5 días, como acá. 

Ahora, lo interesante es que cuando la luz se cortó en una gran porción de Italia, en septiembre de 2003, el manual volvió a salir a la acción. "… los responsables del suministro eléctrico en Italia y Francia no aceptan culpa alguna en el corte. A juicio del presidente de la asociación italiana del sector, Andrea Bollino, la causa del problema está en Suiza", dijo en ese monento la prensa (www.swissinfo.ch).

En Argentina, da la sensación de estar emergiendo una última y nueva etapa discursiva: la intervención del gobierno. Cuando en año nuevo de 2008 hubo miles de corte de agua y luz, los funcionarios del gobierno minimizaron los hechos y dejaron pasar el tema. Ahora, en un raro salto discursivo el Ministro De Vido saló a pedir disculpas (disculpas !!!!!!!!!! ) y a decir que "se multará a las empresas" (de ahí a que lo hagan hay un trecho larguísimo). 

Detrás de esas palabras ¿hay un fantasma? ¿Empezaremos a vivir un hermoso verano de calor, cortes, calor, cortes, falta de servicio, etc… hasta que un día escuchemos las palabras mágicas: "Volvamos a tener nuestra energía, volvamos al servicio de calidad que nos merecemos los argentinos, volvamos a ser dueños de nuestro futuro…"?

Las empresas, si les interesa su negocio, deberían tomar nota de ese nuevo discurso que entra en acción. Salvo que ya estén en la etapa que la psicología determina como la de resignación. 

Que no la habrá en los usuarios que por suerte ayer reclamaron, protestaron, tomaron las calles, cortaron las avenidas y usaron sus cacerolas para reclamar lo que debería existir por obviedad. Y que lamentablemente, -pero también comprensiblemente después de pasar 72 horas sin luz y agua- tiraron piedras a una sucursal.

Guarda con lo que pasa cuando las palabras se vuelven actos. 

pcavalli@mercado.com.ar

Escuchaba ayer en medio de la canícula pre-estival que nos tocó vivir en Buenos Aires, las explicaciones de los voceros y presidentes de las empresas de energía eléctrica y me preguntaba qué nos dice eso de la psicología detrás de las mentes encargadas de mantenernos en el Siglo XX (no digamos XXI, que es otra cosa mas sofisticada).

Al típico "play the blame game", regla número uno de los manuales de relaciones públicas (tírele la pelota a otro) le sumaron esta vez algunos elementos sorprendentes. 

Comunicacionalmente podemos encontrar cuatros estadíos en el discurso de las empresas, organizados en etapas. 

El primero es -como siempre en un shock o trauma- la negación. "Los cortes no son tantos; son sólo casos aislados; es un arhipiélago (¿gulag?) de problemas menores…", y argumentos negacionales similares. 

Es natural ese primer estadío. La psicología del trauma indica que frente a cualquier situación sorprendente y negativa, la primer reacción de las personas es precisamente, negarlo.

¿Cómo no les iba a shockear la súbita demanda de más electricidad? Nadie podía realmente prever que en noviembre podría hacer calor. Generalmente es un mes primaveral, con lindos días y temperaturas agradables. No existe el cambio climático, ni records de calor en todo el mundo, ni hay registros de lo que pasa en el verano boreal que sirva de anticipo sobre posibles olas de calor. No hay una película llamada Una verdad Incómoda y Al Gore no ha ganado el Premio Nobel de la Paz por alertar sobre el cambio climático y el recalentamiento global, asique ¿quién podría imaginar que de un día para el otro, haría cuarenta grados en noviembre?

Además, las casas matrices de estas empresas están en Europa. Ya sabemos como es el eurocentrismo: en novembre, c´est froid deben haber dicho en algún piso de un edificio de La Défense o de Madrid, y no había necesidad de planificar para una ola de calor. 

La segunda etapa es la del "play the blame game" propiamente dicho. Los funcionarios comienza a echarle la culpa a otros, principalmente a los usuarios, que llenos de maldad, usan la electricidad cuando hace calor. "Hay un pico de venta y uso de aires acondicionados; faltan inversiones; hay un pico de consumo; las tarifas están congeladas hace seis años; no hay incentivos para el ahorro… " y demás excusas similares. 

Tampoco campañas me permito agregar, que ayuden a la gente a saber cómo ahorrar energía. 

La tercera etapa es más compleja, y comienza cuando la evidencia es demasiada para ser refutada. Finalmente, el presidente de Edenor, Alejandro MacFarlane, afirmó que hubo veinte mil cortes y que todavía quedan unos cuatro mil usuarios sin energía eléctrica. Y aseguró que "antes del mediodía se estarán resolviendo todos los problemas de media tensión, y a la tarde" el resto de los inconvenientes. Con precisión de ingenieros, el portavoz de Edesur, Daniel Martini, explicó que es "complejo cuantificar" la cifra de usuarios que permanecen sin energía porque se trata de "cortes puntuales" (Clarín.com 28/11/2008). 

Esta tercera etapa, es finalmente, la aceptación, como indica la psicología del trauma. 

Luego viene una penúltima etapa, que son las mentiras comparativas. "Esto pasa en cualquier ciudad del mundo", dijo McFarlane a TN. Pues yo no sé en que ciudades anda el Sr. McFarlane, pero en lo que a mí respecta, viví días y días en Nueva York, con 45 grados de calor y ni un minuto se cortó la luz. Lo mismo en Miami y lo mismo en Toronto, con 25 grados bajo cero. En Francia y España, cuando la temperatura subió a los casi 50 grados en junio, julio y agosto de 2003, los sistemas no colapsaron. Es cierto, hubo blackouts en NY y Roma en 2003, pero no relacionados con las olas de calor: ocurrieron después y por cuestiones técnicas, no por exceso de demanda. Y tampoco duraron 4 o 5 días, como acá. 

Ahora, lo interesante es que cuando la luz se cortó en una gran porción de Italia, en septiembre de 2003, el manual volvió a salir a la acción. "… los responsables del suministro eléctrico en Italia y Francia no aceptan culpa alguna en el corte. A juicio del presidente de la asociación italiana del sector, Andrea Bollino, la causa del problema está en Suiza", dijo en ese monento la prensa (www.swissinfo.ch).

En Argentina, da la sensación de estar emergiendo una última y nueva etapa discursiva: la intervención del gobierno. Cuando en año nuevo de 2008 hubo miles de corte de agua y luz, los funcionarios del gobierno minimizaron los hechos y dejaron pasar el tema. Ahora, en un raro salto discursivo el Ministro De Vido saló a pedir disculpas (disculpas !!!!!!!!!! ) y a decir que "se multará a las empresas" (de ahí a que lo hagan hay un trecho larguísimo). 

Detrás de esas palabras ¿hay un fantasma? ¿Empezaremos a vivir un hermoso verano de calor, cortes, calor, cortes, falta de servicio, etc… hasta que un día escuchemos las palabras mágicas: "Volvamos a tener nuestra energía, volvamos al servicio de calidad que nos merecemos los argentinos, volvamos a ser dueños de nuestro futuro…"?

Las empresas, si les interesa su negocio, deberían tomar nota de ese nuevo discurso que entra en acción. Salvo que ya estén en la etapa que la psicología determina como la de resignación. 

Que no la habrá en los usuarios que por suerte ayer reclamaron, protestaron, tomaron las calles, cortaron las avenidas y usaron sus cacerolas para reclamar lo que debería existir por obviedad. Y que lamentablemente, -pero también comprensiblemente después de pasar 72 horas sin luz y agua- tiraron piedras a una sucursal.

Guarda con lo que pasa cuando las palabras se vuelven actos. 

pcavalli@mercado.com.ar

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