Prótesis para deportes, un mercado lucrativo
La llegada de las Olimpiadas Especiales pone de manifiesto la necesidad de las personas discapacitadas de conseguir accesorios especiales y resistentes para hacer deportes. Pero no es un mercado solamente reservado para los atletas.
24 julio, 2012
<p>El laboratorio de pruebas de Otto Bocks parece el día después de un Apocalipsis zombie. Hay pies, piernas y brazos por todos lados. Es que aquí, como en otros lugares del mundo, se fabrican y se prueban las prótesis para que personas discapacitadas puedan correr y caminar. Y también– ¿por qué no?- hacer deportes.</p>
<p>Las piernas ortopédicas que se usan en la actualidad, por ejemplo, son más duras que las que se usaban en el pasado. Es que en esa época las personas discapacitadas no eran tan activas; era una especie de milagro ver a personas sin piernas caminar al trabajo, correr un colectivo o jugar al fútbol. Hoy, en los países más desarrollados, es algo común.</p>
<p>Con la llegada de las Olimpiadas especiales en agosto se abre un mercado para quienes diseñan y construyen prótesis para competencia. Es gracias a oportunidades como las que presentan los Paraolimpicos que más personas pueden hoy acceder a la tecnología para practicar deportes todos los días. Fueron los primeros atletas los que se libraron del estigma de ser discapacitados y demostraron que, después de todo, algunos sueños eran posibles. Al hacerlo crearon un mercado más masivo que el nicho de atletas profesionales.</p>
<p>Las empresas de prótesis fabrican muchos productos: desde aletas para correr a alta velocidad hasta sillas de ruedas extremadamente livianas para jugar al basket. Cuando llegan las olimpiadas las empresas mandan a técnicos y vendedores; se construye como una feria de tecnología pero con lo último en prótesis. También tiene un propósito educativo: con especialistas, diseñadores e ingenieros de todas las áreas reunidos en un mismo lugar, es mucho lo que se puede aprender.</p>
<p>Es paradójico, por ejemplo, que las prótesis para atletas sean hoy menos sofisticadas que las del hombre común. Una aleta para correr a alta velocidad solo debe soportar la superficie de una pista; en cambio, una prótesis para uso diario necesita resistir escaleras, barro, adoquines. Es decir, la tecnología y el diseño son distintos y por motivos bastante lógicos: el microchip en las rodillas artificiales que permite subir y bajar escaleras con facilidad sería ilegal en un contexto competitivo.</p>
<p>Sin embargo, las Olimpiadas especiales le dan visibilidad a las marcas de prótesis. Especialmente en las economías emergentes: allí no muchos pueden costear una pierna de US$ 15.000, pero tal vez no esté lejos el día en que puedan.</p>