Procter & Gamble: modelo de management para liquidar feudos

De un golpe, el líder en cosmética eliminó feudos, ajustó estructuras y creó cuatro vicepresidencias ejecutivas. Esto reduce los potenciales aspirantes para suceder a Alan G.Lafley, todavía presidente y director ejecutivo.

20 mayo, 2004

Los cambios subrayan la transición de rubros poco dinámicos (alimentos, limpieza) a salud y belleza, mucho más rentables. Para empezar, las áreas Pringle –salados-, Folgers (café) se juntan con bebidas, textiles y artículos domésticos en una nueva división internacional, centrada en alimentación y cuidado del hogar.

Entretanto, salud, bebés y atención familiar forman otra división, donde ingresan marcas como Vicks, Pampers, etc. Finalmente, belleza y cosmética constituyen una tercera unidad global. En síntesis, el grupo pasa de cinco a tres grandes áreas. Esto significa afinar la estructura creada por Lafley hace apenas cinco años.

En realidad, Lafley se había limitado a retocar la reorganización iniciada por Durk Jager, su antecesor. El objetivo común a los cambios en 2000 y ahora es quebrar el poder informal de los “feudos ejecutivos” que plagaban P&G. La nueva reforma, entonces, crea una “matriz” global que combina áreas de producto y desarrollo de segmentos. Éstas se ocupan del marketing en escala regional o local.

Cada unidad será encabezada por un vicepresidente. Dos de ellos ya tenían esa jerarquía (Bruce Byrnes, Kerry Clark) y Susan Arnold pasa de gerente general a vice (belleza y cosmética). Robert McDonald, el cuarto vice, supervisará siete unidades dedicadas a desarrollo de mercados. Este ejecutivo y Arnold, a diferencia de sus colegas, no integrarán el directorio ejecutivo.

En cuanto a la sucesión de Lafley, Byrnes es el único de los cuatro cuyos problemas de salud lo excluyen como candidato. Varios analistas de management sospechan que la reforma trata de evitar internas sucesorias tan borrascosas como la que acaba de atravesar Coca-Cola.

Los cambios subrayan la transición de rubros poco dinámicos (alimentos, limpieza) a salud y belleza, mucho más rentables. Para empezar, las áreas Pringle –salados-, Folgers (café) se juntan con bebidas, textiles y artículos domésticos en una nueva división internacional, centrada en alimentación y cuidado del hogar.

Entretanto, salud, bebés y atención familiar forman otra división, donde ingresan marcas como Vicks, Pampers, etc. Finalmente, belleza y cosmética constituyen una tercera unidad global. En síntesis, el grupo pasa de cinco a tres grandes áreas. Esto significa afinar la estructura creada por Lafley hace apenas cinco años.

En realidad, Lafley se había limitado a retocar la reorganización iniciada por Durk Jager, su antecesor. El objetivo común a los cambios en 2000 y ahora es quebrar el poder informal de los “feudos ejecutivos” que plagaban P&G. La nueva reforma, entonces, crea una “matriz” global que combina áreas de producto y desarrollo de segmentos. Éstas se ocupan del marketing en escala regional o local.

Cada unidad será encabezada por un vicepresidente. Dos de ellos ya tenían esa jerarquía (Bruce Byrnes, Kerry Clark) y Susan Arnold pasa de gerente general a vice (belleza y cosmética). Robert McDonald, el cuarto vice, supervisará siete unidades dedicadas a desarrollo de mercados. Este ejecutivo y Arnold, a diferencia de sus colegas, no integrarán el directorio ejecutivo.

En cuanto a la sucesión de Lafley, Byrnes es el único de los cuatro cuyos problemas de salud lo excluyen como candidato. Varios analistas de management sospechan que la reforma trata de evitar internas sucesorias tan borrascosas como la que acaba de atravesar Coca-Cola.

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