Para pilotear una empresa se requiere sabiduría y calma

Ha cambiado el perfil que hace falta para llevar adelante una organización. Además de conocimiento específico, visión del negocio y habilidad para negociar, el nuevo siglo exige mucha sabiduría y una alta dosis de calma para superar dificultades.

3 octubre, 2001

El nuevo siglo ha llegado con nuevas exigencias para las personas que están al timón de organizaciones de cualquier tipo y tamaño. Si antes era necesario que tuvieran conocimientos técnicos, visión de negocio, habilidad para resolver problemas, capacidad para comunicar, para delegar responsabilidades, capacidad para pensar desde el punto de vista de los clientes, y una buena red de conexiones personales y de negocios, el siglo XXI comenzó tan revuelto que hoy les exige también calma y sabiduría.

Profesores y directivos del Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE) en España trabajaron intensamente en el nuevo modelo empresarial. Ahora que las nuevas tecnologías multiplican la capacidad técnica para desarrollar más actividades en menos tiempo, los ( y las) empresarios/as deben levantar la mirada y prepararse para la “gestión de los intangibles”, una amenaza fantasma que no se ve pero se siente, dijo el profesor Luis María Huete.

“Eso no quiere decir”, aclara el profesor Eduardo Díaz del Río, “que se puedan hacer más cosas, porque la capacidad de cada persona es limitada y, por tanto, asumir tantas responsabilidades como nos permita la técnica puede derivar en una situación de estrés”.

Para otro docente, José María Rodríguez Porras, la receta es calma. “Para hacer cada cosa en su momento, para superar cada día nuevos inconvenientes, para apreciar las cosas bien hechas y para ser capaces de escuchar a los demás”.

Sobre la necesidad de sabiduría opina otro experto, Joan Frontronda: “Con tanta Internet y tanta gestión del conocimiento, el directivo que sepa distinguir lo necesario de lo accidental, lo permanente de lo circunstancial, lo esencial de lo superfluo, estará en mejores condiciones de entender qué ocurre a su alrededor”.

Por su parte, Juan Bautista Gómez, director de los Programas de Perfeccionamiento del IESE, señala que habrá que seguir contando con dos clásicos en la vida profesional: el esfuerzo y el trabajo.

El nuevo siglo ha llegado con nuevas exigencias para las personas que están al timón de organizaciones de cualquier tipo y tamaño. Si antes era necesario que tuvieran conocimientos técnicos, visión de negocio, habilidad para resolver problemas, capacidad para comunicar, para delegar responsabilidades, capacidad para pensar desde el punto de vista de los clientes, y una buena red de conexiones personales y de negocios, el siglo XXI comenzó tan revuelto que hoy les exige también calma y sabiduría.

Profesores y directivos del Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE) en España trabajaron intensamente en el nuevo modelo empresarial. Ahora que las nuevas tecnologías multiplican la capacidad técnica para desarrollar más actividades en menos tiempo, los ( y las) empresarios/as deben levantar la mirada y prepararse para la “gestión de los intangibles”, una amenaza fantasma que no se ve pero se siente, dijo el profesor Luis María Huete.

“Eso no quiere decir”, aclara el profesor Eduardo Díaz del Río, “que se puedan hacer más cosas, porque la capacidad de cada persona es limitada y, por tanto, asumir tantas responsabilidades como nos permita la técnica puede derivar en una situación de estrés”.

Para otro docente, José María Rodríguez Porras, la receta es calma. “Para hacer cada cosa en su momento, para superar cada día nuevos inconvenientes, para apreciar las cosas bien hechas y para ser capaces de escuchar a los demás”.

Sobre la necesidad de sabiduría opina otro experto, Joan Frontronda: “Con tanta Internet y tanta gestión del conocimiento, el directivo que sepa distinguir lo necesario de lo accidental, lo permanente de lo circunstancial, lo esencial de lo superfluo, estará en mejores condiciones de entender qué ocurre a su alrededor”.

Por su parte, Juan Bautista Gómez, director de los Programas de Perfeccionamiento del IESE, señala que habrá que seguir contando con dos clásicos en la vida profesional: el esfuerzo y el trabajo.

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