Pago a ejecutivos y el pabellón de la vergüenza

Los ataques a los abusos en pago a ejecutivos que brotan en diversos ámbitos han provocado la reacción de los aludidos. Cual sindicato de obreros reclamando paritarias, se unen para defender y justificar sus remuneraciones. ¿Socialismo de los CEO?

26 abril, 2006

Un inversor de Dallas llamado Frederick “Shad” Rowe, junto al petrolero
Boone Pickens, el financista John Bogle, y algunos otros, formaron un grupo llamado”Inversores
para la fundación de la responsabilidad de los directores”. Tal como
reza en su título, el grupo se propone separar la paja del trigo: elogiar
y defender al CEO egocéntrico que crear valor y lo preserva para sus accionistas,
pero condenar y exponer a los que llenan sus bolsillos mientras la empresa anda
mal y se descapitaliza.

Con ese fin, la primera tarea que se auto impuso la agrupación fue confeccionar
una lista que llamaron el “Pabellón de la Vergüenza” donde
figuran 14 representantes del “pago-por-mal-desempeño”. El ranking
está encabezado por Hank McKinnell, CEO de Pfizer; Ivan Seidenberg, CEO
de Verizon Communications; Edward Whitacre, CEO de AT&T y Robert Nardelli,
CEO de Home Depot.

Cada uno de esos hombres preside una compañía que ha visto reducirse
notablemente sus ganancias totales en los últimos cinco años. Y,
según la Corporate Library, cada uno de ellos arrojó resultados
inferiores a otros en sus mismos rubros. Y sin embargo, en los últimos
dos años los CEO recibieron una remuneración total que oscila entre
los US$ 27 millones de Seidenberg hasta los US$ 50 millones de Nardelli.

La extraña lógica que justifica estas larguezas se encuentra, por
ejemplo, en la insistencia de los directivos de Verizon, que aseguran que, según
sus índices de medición, la compañía tuvo en los últimos
cinco años un desempeño algo mejor que sus competidores en el ramo.
O en la carta anual a los accionistas de AT&T, que dice que en el período
2002-2004, Whitacre y la compañía cumplieron ampliamente con los
objetivos de desempeño fijados por la comisión de remuneración”.
En un gesto que indica aceptación del hecho que la acción de la
compañía había caído en el ínterin a 67% de
su antiguo valor, el dividendo se reducía a 67% de la cantidad previamente
acordada”.

O sea, los accionistas perdieron 33% de su inversión, mientras Whitacre
obtuvo 67% de su paga basada en desempeño. El Wall Street Journal
(WSJ) se hace eco de la medida y opina que el procedimiento es injusto. Porque
ese 67% de dividendo que recibió el CEO es además de un salario
que totalizó US$ 2,1 millones el año pasado, más un bono
de US$ 7,1 millones.

Quienes defienden el sistema actual dicen que los pagos al CEO son fijados por
las fuerzas del mercado, pero esa lógica – opina el WSJ – es propia de
quienes gastan dinero ajeno. Por eso los accionistas merecen mayor participación.

Un inversor de Dallas llamado Frederick “Shad” Rowe, junto al petrolero
Boone Pickens, el financista John Bogle, y algunos otros, formaron un grupo llamado”Inversores
para la fundación de la responsabilidad de los directores”. Tal como
reza en su título, el grupo se propone separar la paja del trigo: elogiar
y defender al CEO egocéntrico que crear valor y lo preserva para sus accionistas,
pero condenar y exponer a los que llenan sus bolsillos mientras la empresa anda
mal y se descapitaliza.

Con ese fin, la primera tarea que se auto impuso la agrupación fue confeccionar
una lista que llamaron el “Pabellón de la Vergüenza” donde
figuran 14 representantes del “pago-por-mal-desempeño”. El ranking
está encabezado por Hank McKinnell, CEO de Pfizer; Ivan Seidenberg, CEO
de Verizon Communications; Edward Whitacre, CEO de AT&T y Robert Nardelli,
CEO de Home Depot.

Cada uno de esos hombres preside una compañía que ha visto reducirse
notablemente sus ganancias totales en los últimos cinco años. Y,
según la Corporate Library, cada uno de ellos arrojó resultados
inferiores a otros en sus mismos rubros. Y sin embargo, en los últimos
dos años los CEO recibieron una remuneración total que oscila entre
los US$ 27 millones de Seidenberg hasta los US$ 50 millones de Nardelli.

La extraña lógica que justifica estas larguezas se encuentra, por
ejemplo, en la insistencia de los directivos de Verizon, que aseguran que, según
sus índices de medición, la compañía tuvo en los últimos
cinco años un desempeño algo mejor que sus competidores en el ramo.
O en la carta anual a los accionistas de AT&T, que dice que en el período
2002-2004, Whitacre y la compañía cumplieron ampliamente con los
objetivos de desempeño fijados por la comisión de remuneración”.
En un gesto que indica aceptación del hecho que la acción de la
compañía había caído en el ínterin a 67% de
su antiguo valor, el dividendo se reducía a 67% de la cantidad previamente
acordada”.

O sea, los accionistas perdieron 33% de su inversión, mientras Whitacre
obtuvo 67% de su paga basada en desempeño. El Wall Street Journal
(WSJ) se hace eco de la medida y opina que el procedimiento es injusto. Porque
ese 67% de dividendo que recibió el CEO es además de un salario
que totalizó US$ 2,1 millones el año pasado, más un bono
de US$ 7,1 millones.

Quienes defienden el sistema actual dicen que los pagos al CEO son fijados por
las fuerzas del mercado, pero esa lógica – opina el WSJ – es propia de
quienes gastan dinero ajeno. Por eso los accionistas merecen mayor participación.

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