Niños definen snack

En Estados Unidos, los niños interrogados contestan que “snack” es un alimento “más pequeño” que una comida completa. Si el parámetro es el tamaño, muchos cosas pueden considerarse, y venderse, como snack.

25 julio, 2006

Snack” significa, en español, “tentempié”,
o sea un alimento ligero que se toma para reparar fuerzas y aguantar hasta la
hora de la comida porque satisface el hambre ocasional. En países como
el nuestro, donde la palabra “tentempié” es prácticamente
inexistente, se ha generalizado el uso de la palabra snack. Los snacks pueden
también ser sustitutos de comidas, pueden ser fríos, calientes,
sólidos o líquidos, de sabor dulce o salado. Precisamente por
esa naturaleza diversa, los adultos suelen clasificarlos en pares de opuestos:
salados o dulces, empaquetados en bolsas o en cajas; caseros o comprados, de
envase individual o familiar.

Para los niños, en cambio, hay solamente un factor que define a estos
alimentos: si es más pequeño que una comida es un snack.

El Geppetto Group, una consultora y agencia de publicidad de Nueva York que
se especializa en mercados infantiles y juveniles, realizó recientemente
una encuesta entre gran cantidad de niños qué es para ellos un
snack. Los panelistas, que incluían niños entre 8 y 12 años
de edad, ofrecieron conclusiones reveladoras.
Según palabras de uno de los panelistas (Josh, de 8 años), “Si
no me deja completamente lleno, es un snack
La conclusión que se extrae de esto es que para los niños cualquier
cosa puede ser snack: una galletita dulce o salada, papitas fritas, una pizza
y hasta un sandwich tostado. Algunas de las respuestas sirven para tener una
idea de qué es lo que significa un snack para un niño en
Estados Unidos:

Los snacks preferidos de los niños en el panel:

“Torta de frutillas y caramelos de fruta”(Johny)
“Galletitas, pickles y caramelos” (“Terrie”)
“Sandwiches”(Cassie)
“Hamburguesas y pizza” (Jim)

A primera vista aquí aparecen cosas que no siempre serían consideradas
snacks por los adultos. Pero desde una perspectiva infantil, todo lo anterior
cobra sentido porque el tamaño de personas y cosas es importante en la
infancia. Tanto desde el punto de vista cultural y emocional, hay razones que
explican por qué los snacks han adquirido ese contexto tanto más
amplio.

Si nos detenemos a pensar en la vida que llevan los niños actualmente
encontraremos algunas respuestas. Como muchos escolares almuerzan en la escuela,
a veces en horarios tan tempraneros como las 10,30 de la mañana, no es
de sorprender que la ansiedad por comer cosas ricas es muy importante en la
agenda de los niños una vez que termina el horario escolar.

Como dijo un panelista de 10 años, “No hay nada mejor que llegar
a casa a la tarde y ponerse a comer algo rico”. Y no siempre es hambre
lo que los vuelca a los snacks.

Comer por placer

Las mismas presiones que acosan a los grandes acosan ahora a los niños.
Hoy ellos también lo tienen todo compartimentado: en la escuela hay una
hora para los deportes, las clases, las horas de estudio, las de recreo, las
de la comida; y todo se acomoda apretadamente en el día. La vida de los
chicos – escolar y hogareña — se ha vuelto tan apremiante y demandante
como la de los grandes.

El resultado es que comer entre horas se ha convertido en algo más frecuente
y más placentero que las comidas tradicionales. Las cuatro comidas de
antaño han sido reemplazadas por múltiples mini-comidas, a menudo
consumidas en el auto, en la calle o frente al televisor.

Los marketineros inteligentes ya reconocieron esta tendencia y reaccionaron.
Alimentos que antes asociábamos con ocasiones especiales han sido reformulados
para convertirse en snack: pizza, burritos (especie de panqueque
con rellenos salados varios, típico de México), bagels (roscas
de pan salado), muffins (bollitos dulces similares a las magdalenas).

El desarrollo emocional

La definición que hacen los niños de snack, por tamaño,
también adquiere sentido cuando uno piensa en su desarrollo emocional.
Los niños definen la relación entre su persona y el mundo mediante
el tamaño.
Después de todo, el tamaño es la medida más evidente de
logro para los niños. Quieren ser lo suficientemente altos como para
que les permitan entrar a los juegos más codiciados en Disney World,
quieren evitar la humillación de ser el alumno más bajo o la alumna
más alta de la clase, y aspiran a poder llegar con la mano al estante
del supermercado donde están los productos que prefieren ,, el sentido
que los chicos tienen de los logros y las limitaciones en proporción
con su tamaño., en síntesis, ellos asocian su tama{ño con
su sentido de poder.
Y aquí entran los snacks como una fuente de poder. Los niños en
el panel dijeron The Geppetto Group que los snacks son una de las pocas cosas
que mamá les deja controlar. “Mamá los compra, pero yo los
elijo”, dice Carla, de diez años.

Todavía más, cuando mamá no entiende muy bien, intervienen
los niños: “… Una vez que no me gustó lo que hizo mamá,
yo pedí comer cereal, y después salí y compré algunas
cosas para comer”. (Cassie, 11 años).
Ese momento después de la escuela en que los niños elijen para
comer es una de las pocas veces en el día en que pueden comer lo que
quieren y como quieren. De manera que los snacks les dan la posibilidad de equilibrar
las relaciones de poder.

Los marketineros de snacks tienen la enorme oportunidad de aprovechar ese poder
en forma dinámica. Ya sea ofreciendo un packaging individual, poniendo
instrucciones de muy fácil lectura, formatos portátiles de producto
o gustos predilectos de los niños.
Julie Halpin
CEO, the Geppetto Group

Snack” significa, en español, “tentempié”,
o sea un alimento ligero que se toma para reparar fuerzas y aguantar hasta la
hora de la comida porque satisface el hambre ocasional. En países como
el nuestro, donde la palabra “tentempié” es prácticamente
inexistente, se ha generalizado el uso de la palabra snack. Los snacks pueden
también ser sustitutos de comidas, pueden ser fríos, calientes,
sólidos o líquidos, de sabor dulce o salado. Precisamente por
esa naturaleza diversa, los adultos suelen clasificarlos en pares de opuestos:
salados o dulces, empaquetados en bolsas o en cajas; caseros o comprados, de
envase individual o familiar.

Para los niños, en cambio, hay solamente un factor que define a estos
alimentos: si es más pequeño que una comida es un snack.

El Geppetto Group, una consultora y agencia de publicidad de Nueva York que
se especializa en mercados infantiles y juveniles, realizó recientemente
una encuesta entre gran cantidad de niños qué es para ellos un
snack. Los panelistas, que incluían niños entre 8 y 12 años
de edad, ofrecieron conclusiones reveladoras.
Según palabras de uno de los panelistas (Josh, de 8 años), “Si
no me deja completamente lleno, es un snack
La conclusión que se extrae de esto es que para los niños cualquier
cosa puede ser snack: una galletita dulce o salada, papitas fritas, una pizza
y hasta un sandwich tostado. Algunas de las respuestas sirven para tener una
idea de qué es lo que significa un snack para un niño en
Estados Unidos:

Los snacks preferidos de los niños en el panel:

“Torta de frutillas y caramelos de fruta”(Johny)
“Galletitas, pickles y caramelos” (“Terrie”)
“Sandwiches”(Cassie)
“Hamburguesas y pizza” (Jim)

A primera vista aquí aparecen cosas que no siempre serían consideradas
snacks por los adultos. Pero desde una perspectiva infantil, todo lo anterior
cobra sentido porque el tamaño de personas y cosas es importante en la
infancia. Tanto desde el punto de vista cultural y emocional, hay razones que
explican por qué los snacks han adquirido ese contexto tanto más
amplio.

Si nos detenemos a pensar en la vida que llevan los niños actualmente
encontraremos algunas respuestas. Como muchos escolares almuerzan en la escuela,
a veces en horarios tan tempraneros como las 10,30 de la mañana, no es
de sorprender que la ansiedad por comer cosas ricas es muy importante en la
agenda de los niños una vez que termina el horario escolar.

Como dijo un panelista de 10 años, “No hay nada mejor que llegar
a casa a la tarde y ponerse a comer algo rico”. Y no siempre es hambre
lo que los vuelca a los snacks.

Comer por placer

Las mismas presiones que acosan a los grandes acosan ahora a los niños.
Hoy ellos también lo tienen todo compartimentado: en la escuela hay una
hora para los deportes, las clases, las horas de estudio, las de recreo, las
de la comida; y todo se acomoda apretadamente en el día. La vida de los
chicos – escolar y hogareña — se ha vuelto tan apremiante y demandante
como la de los grandes.

El resultado es que comer entre horas se ha convertido en algo más frecuente
y más placentero que las comidas tradicionales. Las cuatro comidas de
antaño han sido reemplazadas por múltiples mini-comidas, a menudo
consumidas en el auto, en la calle o frente al televisor.

Los marketineros inteligentes ya reconocieron esta tendencia y reaccionaron.
Alimentos que antes asociábamos con ocasiones especiales han sido reformulados
para convertirse en snack: pizza, burritos (especie de panqueque
con rellenos salados varios, típico de México), bagels (roscas
de pan salado), muffins (bollitos dulces similares a las magdalenas).

El desarrollo emocional

La definición que hacen los niños de snack, por tamaño,
también adquiere sentido cuando uno piensa en su desarrollo emocional.
Los niños definen la relación entre su persona y el mundo mediante
el tamaño.
Después de todo, el tamaño es la medida más evidente de
logro para los niños. Quieren ser lo suficientemente altos como para
que les permitan entrar a los juegos más codiciados en Disney World,
quieren evitar la humillación de ser el alumno más bajo o la alumna
más alta de la clase, y aspiran a poder llegar con la mano al estante
del supermercado donde están los productos que prefieren ,, el sentido
que los chicos tienen de los logros y las limitaciones en proporción
con su tamaño., en síntesis, ellos asocian su tama{ño con
su sentido de poder.
Y aquí entran los snacks como una fuente de poder. Los niños en
el panel dijeron The Geppetto Group que los snacks son una de las pocas cosas
que mamá les deja controlar. “Mamá los compra, pero yo los
elijo”, dice Carla, de diez años.

Todavía más, cuando mamá no entiende muy bien, intervienen
los niños: “… Una vez que no me gustó lo que hizo mamá,
yo pedí comer cereal, y después salí y compré algunas
cosas para comer”. (Cassie, 11 años).
Ese momento después de la escuela en que los niños elijen para
comer es una de las pocas veces en el día en que pueden comer lo que
quieren y como quieren. De manera que los snacks les dan la posibilidad de equilibrar
las relaciones de poder.

Los marketineros de snacks tienen la enorme oportunidad de aprovechar ese poder
en forma dinámica. Ya sea ofreciendo un packaging individual, poniendo
instrucciones de muy fácil lectura, formatos portátiles de producto
o gustos predilectos de los niños.
Julie Halpin
CEO, the Geppetto Group

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