Monjas por mejores prácticas de RSE

Un grupo de monjas franciscanas de Filadelfia, lideradas por la hermana Nora Nash, han encontrado una manera original de cambiar el mundo: invirtiendo sus fondos de pensiones en grandes empresas, intentan eliminar malas prácticas empresariales y sustituirlas por mejores proyectos de RSE.

16 diciembre, 2011

<p>La presencia de monjas, con sus h&aacute;bitos y cruces caracter&iacute;sticas, es inusual en los pisos de m&aacute;rmol de los rascacielos neoyorkinos que son el refugio de las empresas m&aacute;s grandes del mundo. Pero la hermana Nora Nash, de la orden de San Francisco en la ciudad de Filadelfia, no le teme a los nuevos templos de poder. De hecho, como cabeza de un grupo de monjas que invierten en grandes empresas, la hermana Nora viene preparada con sugerencias para los directorios.</p>
<p>En calidad de representante del Interfaith Center on Corporate Responsibility Nash se sent&oacute; hace d&iacute;as con ejecutivos de Goldman Sachs y les ley&oacute; una lista de sugerencias: proteger a los consumidores, bajar los sueldos de sus ejecutivos, aumentar la transparencia y recordar a los pobres si quer&iacute;an &ldquo;hacer el trabajo de Dios&rdquo;, como una vez se jact&oacute; su CEO Lloyd C. Blankfein.</p>
<p>Es que las fr&aacute;giles monjas de la orden de San Francisco fueron las primeras activistas contra las malas pr&aacute;cticas financieras de Wall Street, pero no lo hicieron ocupando las calles sino copando los directorios. Invirtiendo sus fondos de pensiones en la minima cantidad de acciones para poder presentar resoluciones ante directorios, pudieron enfrentarse cara a cara con la cadena de supermercados Kroger por los derechos de agricultores explotados y con McDonalds, por la epidemia de obesidad en Estados Unidos.</p>
<p>La idea es simple: quieren retornos sociales aparte de financieros. La avaricia, para aquellas que supieron hacer votos de pobreza, castidad y obediencia, no puede ser del todo buena. Entonces usan sus pensiones para convertirse en la minor&iacute;a moral de Wall Street y persuadir as&iacute; a los ejecutivos para que implementen mejores pr&aacute;cticas laborales.</p>

<p>Su trabajo no es fácil pero la realidad es que las cabezas de las compañías prefieren escuchar a un grupo de monjas en privado que enfrentar a disidentes religiosos en las calles. Por su autoridad moral son un grupo ideal para combatir malas prácticas y presentar mejores proyectos de RSE. Es así que la hermana Nora y su grupo de monjas ganaron acceso a varios de los directorios más ilustres de Estados Unidos entre los que se encuentran la multinacional de la industria aeroespacial Lockheed Martin y la compañía de energía British Petroleum. Lograron, inclusive, la visita del director de General Electric al convento por su campaña contra el desarrollo de armas nucleares de la compañía.<br />
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La orden de San Francisco no es la única que está peleando contra las grandes empresas. Han sabido unirse con otras órdenes como Sisters of Charity of Saint Elizabeth y Sisters of Saint Dominico of Caldwell para aumentar su participación accionaria. Aparte la organización en que trabaja la hermana Nora es un grupo que mezcla personas de distintas creencias religiosas: hay judíos, presbiterianos, católicos y representantes de otras 300 instituciones.<br />
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Aparte de invertir en acciones, las monjas ponen sus ganancias en programas de justicia social. Prestan su dinero a organizaciones sin fines de lucro como Disability Opportunity Fund, un grupo que ayuda a discapacitados o Lakota Funds, que ofrece créditos a una reserva de aborígenes americanos.</p>
<p>Reconocen que su trabajo no es maltratar a las corporaciones sino mejorar su sentido de la responsabilidad. Pero saben que el cambio no viene fácil. A pesar de contar con algunos éxitos – como la campaña por la que Wal-Mart dejó de vender viejos juegos de adultos- saben que es difícil convencer a los directorios. Muchas de las resoluciones que las monjas presentan reciben 20% de los votos de los inversionistas.<br />
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Más allá del porcentaje de efectividad, lo cierto es que este grupo de religiosas resaltó como pocos los problemas de la avaricia empresarial y las malas prácticas laborales. Su próximo objetivo es la cadena de supermercados económicos Family Dollar que vende productos importados de países donde las condiciones de trabajo son inhumanas y cuyo contenido es muchas veces tóxico. Siempre hay un nuevo objetivo porque, como dice la hermana Nora, el trabajo de Dios nunca está completo.<br />
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