Marketing directo con sentido común

Relación empresa-cliente, ideas simples, nuevas tecnologías y la identificación del comprador potencial son algunas de las herramientas que el experto Drayton Bird aporta para entusiasmar al consumidor. Aquí las explica.

3 marzo, 2000

Drayton Bird, presidente desde 1992 de su propia agencia, Drayton Bird Partnership y vicepresidente y director creativo de Ogilvy & Mather, es un hombre que reparte su actividad entre Inglaterra y Francia pero viaja por el mundo entero.

En su libro, Marketing directo con sentido común rescata la importancia del marketing directo para identificar a los compradores potenciales y advierte sobre el valor de la comunicación, las promociones divertidas y la nueva tecnología. Explica allí “más de 101 maneras simples” de ganarse a los clientes y obtener mejores resultados. En una jornada profesional en Madrid, expuso sus 101 consejos para entusiasmar al consumidor. A saber:

– La falta de atención es una de las causas por las que una empresa pierde a sus clientes… ¿Cómo conseguir amarrarlos de forma rentable?

– En primer lugar, hay que contar con una buena base de datos, es vital. La empresa debe comunicarse directamente con los consumidores. La relación cliente-empresa es como un matrimonio. La venta es una boda y el éxito de la relación depende de lo que dure la luna de miel. Si no se comunica desde el mismo inicio, esa relación no va a durar mucho. ¿Dónde se rompe el matrimonio? En la falta de comunicación. En el 68% de los casos, las compañías pierden a sus clientes por no mimarlos. Sólo en el 14% del total se van por insatisfacción con el producto.

– Pero ¿cómo identificar a ese comprador potencial para constituir una relación duradera?

– Dicen que los polos opuestos se atraen, no es verdad. La investigación viene a demostrar que la gente que se parece es la que encaja. Lo mismo ocurre en el proceso del marketing. Se trata de localizar los socios adecuados. Es recíproco. Un cliente busca el servicio adecuado y el experto del marketing debe saber cuál es el cliente idóneo para la empresa. Para ello debe utilizar la información que tiene de ese cliente (establecer relación, base de datos) y darle lo que pide, como en toda pareja, facilitarle la vida, incluso para sus quejas.

– El marketing directo es consecuencia de los cambios sociales y de las nuevas tecnologías; pero ¿cómo afectarán estas últimas a las diferentes acciones? ¿Conservarán ese trato personal de la compra directa?

– La computadora permite hablar personalmente con el consumidor de forma más barata, además puede contabilizar los productos que se venden en un supermercado. En realidad, mejorará la comunicación y bajará sus precios.

– ¿Ha cambiado el cliente? Sí. Los clientes tienen expectativas cada vez más altas. Sin duda, los hoteles son las empresas que lo tienen más difícil, ya que tienen que dar la cara al usuario y ofrecerle un nivel de servicio coherente.

– Existen algunos grupos hoteleros que lo hacen muy bien, como Marriott y ShangriLa. También Procter & Gamble, y algunas líneas aéreas. Hay que buscar acciones que ofrezcan un valor agregado y promociones que diviertan al cliente. Por ejemplo, Avon lanzó una promoción que decía “gane un Mercedes que combine con el color de su lápiz de labios”.

Drayton Bird, presidente desde 1992 de su propia agencia, Drayton Bird Partnership y vicepresidente y director creativo de Ogilvy & Mather, es un hombre que reparte su actividad entre Inglaterra y Francia pero viaja por el mundo entero.

En su libro, Marketing directo con sentido común rescata la importancia del marketing directo para identificar a los compradores potenciales y advierte sobre el valor de la comunicación, las promociones divertidas y la nueva tecnología. Explica allí “más de 101 maneras simples” de ganarse a los clientes y obtener mejores resultados. En una jornada profesional en Madrid, expuso sus 101 consejos para entusiasmar al consumidor. A saber:

– La falta de atención es una de las causas por las que una empresa pierde a sus clientes… ¿Cómo conseguir amarrarlos de forma rentable?

– En primer lugar, hay que contar con una buena base de datos, es vital. La empresa debe comunicarse directamente con los consumidores. La relación cliente-empresa es como un matrimonio. La venta es una boda y el éxito de la relación depende de lo que dure la luna de miel. Si no se comunica desde el mismo inicio, esa relación no va a durar mucho. ¿Dónde se rompe el matrimonio? En la falta de comunicación. En el 68% de los casos, las compañías pierden a sus clientes por no mimarlos. Sólo en el 14% del total se van por insatisfacción con el producto.

– Pero ¿cómo identificar a ese comprador potencial para constituir una relación duradera?

– Dicen que los polos opuestos se atraen, no es verdad. La investigación viene a demostrar que la gente que se parece es la que encaja. Lo mismo ocurre en el proceso del marketing. Se trata de localizar los socios adecuados. Es recíproco. Un cliente busca el servicio adecuado y el experto del marketing debe saber cuál es el cliente idóneo para la empresa. Para ello debe utilizar la información que tiene de ese cliente (establecer relación, base de datos) y darle lo que pide, como en toda pareja, facilitarle la vida, incluso para sus quejas.

– El marketing directo es consecuencia de los cambios sociales y de las nuevas tecnologías; pero ¿cómo afectarán estas últimas a las diferentes acciones? ¿Conservarán ese trato personal de la compra directa?

– La computadora permite hablar personalmente con el consumidor de forma más barata, además puede contabilizar los productos que se venden en un supermercado. En realidad, mejorará la comunicación y bajará sus precios.

– ¿Ha cambiado el cliente? Sí. Los clientes tienen expectativas cada vez más altas. Sin duda, los hoteles son las empresas que lo tienen más difícil, ya que tienen que dar la cara al usuario y ofrecerle un nivel de servicio coherente.

– Existen algunos grupos hoteleros que lo hacen muy bien, como Marriott y ShangriLa. También Procter & Gamble, y algunas líneas aéreas. Hay que buscar acciones que ofrezcan un valor agregado y promociones que diviertan al cliente. Por ejemplo, Avon lanzó una promoción que decía “gane un Mercedes que combine con el color de su lápiz de labios”.

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