Los sueños y las empresas

En un taller se enseñan técnicas para recordar y aprender a analizar los sueños. Cómo lo aprovechan las firmas.

25 diciembre, 1999

Todo parece ser útil y hasta a veces necesario para convertirse en un exitoso empresario del nuevo milenio. Tanto para hombres y mujeres, los esfuerzos que les demanda estar en la cima o encaminarse hacia ella son cada vez más numerosos, desde la capacitación permanente hasta el minucioso cuidado de la estética.

Parece que todas las actividades espirituales y físicas que realizan los empresarios tiene una única meta, la empresa. Los sueños, ahora también son aprovechados en función de la empresa.

“Los sueños siempre han sido una fuente de inspiración a lo largo de la historia, no sólo santos y místicos utilizaron sus sueños para la inspiración creativa sino también eruditos, científicos, artistas, matemáticos y empresarios”, afirma en su libro “El mensaje de los sueños” la psicóloga estadounidense Gayle Delaney, impulsora de los Talleres de Sueños aplicados a la empresa.

En Estados Unidos, parece que con gran éxito, se están llevando a cabo trabajos con sueños en ambientes corporativos. Algunas compañías y asociaciones como la American Bankers Association, Chevros, la Stanford School of Business, el Rotary y la Association of General Contractors, entre otras, se han interesado en emplear el trabajo onírico para aumentar la creatividad de su personal directivo.

En un taller de sueños se enseñan técnicas para recordar y aprender a analizar los sueños, también se incluyen las pesadillas por supuesto, para descubrir el gran tesoro que todo sueño esconde.

Según la coordinadora de uno de estos talleres de sueños, “…las personas sólo pueden realizar aquello que han imaginado previamente, e imaginar es soñar, porque los sueños son imágenes. Es, para ellos, una equivocación pedir creatividad a la palabra. En los talleres, los ejecutivos descubren su verdadera vocación, si el trabajo les gusta o no y cómo mejorar. A medida que se conocen a nivel onírico aumentan las relaciones, se sienten más seguros y aumenta la autoestima. El trabajo en grupo implica concentrarse en un objetivo común, lo cual repercute en el beneficio de todos. El sueño siempre favorece a la totalidad: a la empresa, al cliente, al trabajador…Es nuestro mejor aliado puesto que siempre dice la verdad, por dura que sea.”

De lo que se trata, aparentemente, es cambiar el concepto que prima en la sociedad, más mental que intuitiva, con un modelo de ejecutivo agresivo, egocéntrico, desconfiado y especulativo. Todo lo contrario del dar, del abrirse, del soñar y del emprender. El camino que plantean estos talleres de sueños es recuperar la intuición a través del sueño, ni más ni menos, otra vía estratégica para triunfar.

Todo parece ser útil y hasta a veces necesario para convertirse en un exitoso empresario del nuevo milenio. Tanto para hombres y mujeres, los esfuerzos que les demanda estar en la cima o encaminarse hacia ella son cada vez más numerosos, desde la capacitación permanente hasta el minucioso cuidado de la estética.

Parece que todas las actividades espirituales y físicas que realizan los empresarios tiene una única meta, la empresa. Los sueños, ahora también son aprovechados en función de la empresa.

“Los sueños siempre han sido una fuente de inspiración a lo largo de la historia, no sólo santos y místicos utilizaron sus sueños para la inspiración creativa sino también eruditos, científicos, artistas, matemáticos y empresarios”, afirma en su libro “El mensaje de los sueños” la psicóloga estadounidense Gayle Delaney, impulsora de los Talleres de Sueños aplicados a la empresa.

En Estados Unidos, parece que con gran éxito, se están llevando a cabo trabajos con sueños en ambientes corporativos. Algunas compañías y asociaciones como la American Bankers Association, Chevros, la Stanford School of Business, el Rotary y la Association of General Contractors, entre otras, se han interesado en emplear el trabajo onírico para aumentar la creatividad de su personal directivo.

En un taller de sueños se enseñan técnicas para recordar y aprender a analizar los sueños, también se incluyen las pesadillas por supuesto, para descubrir el gran tesoro que todo sueño esconde.

Según la coordinadora de uno de estos talleres de sueños, “…las personas sólo pueden realizar aquello que han imaginado previamente, e imaginar es soñar, porque los sueños son imágenes. Es, para ellos, una equivocación pedir creatividad a la palabra. En los talleres, los ejecutivos descubren su verdadera vocación, si el trabajo les gusta o no y cómo mejorar. A medida que se conocen a nivel onírico aumentan las relaciones, se sienten más seguros y aumenta la autoestima. El trabajo en grupo implica concentrarse en un objetivo común, lo cual repercute en el beneficio de todos. El sueño siempre favorece a la totalidad: a la empresa, al cliente, al trabajador…Es nuestro mejor aliado puesto que siempre dice la verdad, por dura que sea.”

De lo que se trata, aparentemente, es cambiar el concepto que prima en la sociedad, más mental que intuitiva, con un modelo de ejecutivo agresivo, egocéntrico, desconfiado y especulativo. Todo lo contrario del dar, del abrirse, del soñar y del emprender. El camino que plantean estos talleres de sueños es recuperar la intuición a través del sueño, ni más ni menos, otra vía estratégica para triunfar.

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