Los límites de la Ley de Zuckerberg

Hace unos años el fundador de Facebook adaptó la ley de Moore a las redes sociales: dijo que la cantidad de información compartida se duplicaría cada año. Sin embargo Simon Dumenco, columnista de AdAge, pone límites claros—y con peso comercial- a esta teoría.

10 julio, 2012

<p>Cuando en 2008 los m&aacute;s prestigiosos periodistas del ambiente comenzaron a hablar de la Ley de Zuckerberg todos recordaron la famosa Ley de Moore, aquella que postulaba que la cantidad de transistores en los chips se duplicar&iacute;a cada a&ntilde;o. El fundador de Facebook la hab&iacute;a adaptado para las redes sociales: cada a&ntilde;o la capacidad para compartir informaci&oacute;n tambi&eacute;n se duplicar&iacute;a. As&iacute; lo predijo en 2008 y, seg&uacute;n Simon Dumenco de AdAge, result&oacute; una profec&iacute;a autocumplida.</p>
<p>No es que las personas quieran compartir cada vez m&aacute;s; seg&uacute;n Dumenco, Facebook y otras redes sociales populares han obligado al usuario a hacerlo, modificando sus interfases y &ldquo;enga&ntilde;&aacute;ndolos&rdquo; a la hora de usar aplicaciones de terceros (como ocurre con Spotify que publica un listado de canciones que el usuario escucha).</p>
<p>Pero esta ley tiene, para Dumenco, limitaciones obvias. La salida de General Motors de la plataforma de anunciantes dice mucho sobre esto: retir&oacute; US$ 10 millones en concepto de publicidad por considerar que la estrategia no daba resultados. Para contrarrestar la mala publicidad la red social contrat&oacute; a la consultora de investigaci&oacute;n de mercado, la prestigiosa ComScore, para encontrar la relaci&oacute;n entre avisos en redes sociales y aumentos en las compras de los usuarios. Como era de suponer, la hallaron.</p>
<p>Pero otro dato de ComScore pas&oacute; desapercibido. Facebook est&aacute; llegando a su tope en n&uacute;mero de usuarios en los pa&iacute;ses industrializados, especialmente en Estados Unidos donde las redes sociales son un mercado ya saturado. La noticia de que, en sus pr&oacute;ximos iOS Apple integrar&aacute; sus funciones en mayor escala con la aplicaci&oacute;n de Facebook tampoco es buena, parad&oacute;jicamente.</p>
<p>Compartir demasiado crea mucho ruido. La capacidad de atenci&oacute;n y retenci&oacute;n de los seres humanos tiene l&iacute;mite. Entonces la inundaci&oacute;n de diferentes contenidos hace que las marcas pasan desapercibidas.</p>
<p>Otro efecto colateral es que las personas se sientan tan invadidas en su privacidad que decidan abandonar las redes sociales totalmente. A medida que Facebook crea alianzas con otros grandes jugadores para hacer realidad la &ldquo;Ley de Zuckerberg&rdquo;, el acto de compartir se vuelve una actividad que produce miedo e inseguridades en sus usuarios.</p>
<p>Tal vez esto no sea cierto para los nativos digitales que est&aacute;n acostumbrados a compartir su vida online pero para ellos s&iacute; se aplicar&aacute; la limitaci&oacute;n de la Ley de Zuckerberg: si la cantidad de contenido compartido se duplica a&ntilde;o a a&ntilde;o, llegar&aacute; un punto en el que no alcanzar&aacute;n las horas del d&iacute;a para actualizarse. Para las marcas en el futuro cercano Dumenco tiene un deseo: buena suerte buscando estrategias que los diferencien. Si no lo hacen, su contenido ser&aacute; enterrado en una avalancha de informaci&oacute;n amorfa y las redes sociales perder&aacute;n su raz&oacute;n de ser y sus miles de millones.</p>
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