Los barones de la quiebra

Se están haciendo millonarios a costa de la quiebra de las empresas que dirigen.Una detallada investigación del Financial Times está recorriendo Estados Unidos como un reguero de pólvora.

1 agosto, 2002

“Avidez y codicia contagiosas”, suele decir Alan Greenspan –Sistema de Reserva Federal- cada vez que habla sobre la larga lista de CEO y similares que han llevado sus empresas al desastre. Los mismos que, según una investigación del Financial Times, han cobrado en conjunto US$ 3.300 millones en tras años.

“Modelos de negocios, prácticas contables, auditores y ejecutivos cómplices permitieron ese abuso en desmedro de accionistas e inversores”, afirma el periódico inglés en el ensayo Barons of bankruptcy: survivors who laughed all the way to the bank (Los barones de la quiebra: sobrevivientes a las risas camino al banco). Entre los CEO que se hicieron millonarios en 1999-2001 destrozando compañías y cobrando por ello se distinguen Gary Winnick (Global Crossing, US$ 512.400.000), Lou Pai (Enron, 270.300.000) y Kenneth Lay (igual firma, 246.700.000).

Aquí la sorpresa es el hasta hora ignoto Pai, cuyas remuneraciones nunca constaron en estados contables, planillas ni otros documentos de Enron. Contablemente el hombre parece haberse hecho rico cobrando en negro y, al parecer, omitiendo declarar esos ingresos al fisco. Si WorldCom hubiese entrado en esta muestra, su ex CEO Bernard Ebbers le sacaría el segundo puesto a Pai, pues se ha hecho de US$ 435 millones.

Sin embargo, es aun peor el fraude en desmedro del personal y sus jubilaciones. Conglomerados como Enron, WorldCom, Global Crossing, Qwest Communications y otros han vaciado, en su violenta caída bursátil, el componente accionario de los aportes a fondos de pensión. En las dos primeras instancias, el ex CEO y un ejército de directivos, ejecutivos, gerentes y auditores se han enriquecido mientras más de 200.000 empleados se quedaban sin amparo para la vejez.

El trabajo del Financial Times abarca veinticinco grupos norteamericanas que han entrado en convocatoria o liquidación desde enero de 2001 hasta junio de 2002. Además, contiene alusiones a WorldCom, que se amparó en el título XI de la ley federal de quiebras recién a principios de julio. Las investigaciones comprenden 208 directivos y ejecutivos, de los cuales 52 han cobrado durante el trienio 1999-2001 más de diez millones por cabeza, dieciséis han percibido más de 50 cincuenta millones y ocho más de cien millones.

Existe un estudio anterior –hecho para Prudential Insurance-, según el cual entre 1995 y 2001 las remuneraciones a ejecutivos absorbieron 20% de las utilidades en un conjunto de treinta firmas norteamericanas y europeas. Este trabajo cita un ejemplo, la británica Vodafone, donde la cúpula se quedó con 30% de las ganancias netas, luego de generar US$ 15.000 millones en deudas.

“Salvo el del señor Pai, hasta el momento no se han detectado actos abiertamente ilícitos, aunque sí métodos a menudo controvertibles en el cálculo y la asignación de estas remuneraciones. Donde sí hay visos de ilegalidad es en el otorgamiento de bonificaciones –mientras se mezquinaban dividendos a accionistas o se despedía gente- y de préstamos blandos nunca reembolsados”. En rigor, el caso Adelphia Communications mostró luego que había ilícitos, por lo cual sus máximos responsables están presos.

Cifras y otros datos que figuran en el ensayo del influyente periódico londinense provienen de fuentes oficiales, en cuanto a 180 de los ejecutivos escrutados. El resto se deduce de operaciones con acciones, bonos, bienes raíces, etc., efectuadas por los involucrados.

El trasfondo de estos abusos es también inquietante. Las remuneraciones y estipendios a nueve de los personajes investigados jamás fueron asentados en balances ni planillas ni bases de datos de las respectivas empresas. Este selecto grupo vendió con ganancia U$S 450 millones en acciones. Tampoco los auditores, banqueros y firmas bursátiles vinculadas a cada firma y/o a los interesados “notó” nada irregular o sospechoso. Exactamente como ocurría, en igual lapso, con maquillajes contables y otras maniobras tendientes a inflar ingresos o ganancias.

Potencialmente, el trabajo del Financial Times debería motivar a la Securities & Exchange Comisión a investgar a “ilustres desconocidos” que figuran entre quienes más ricos se hicieron. Por ejemplo, K.B.Chandrasekhar, de Exodus Communications, que “ganó” US$ 130.700.000; o Richard Lumpkin –McLeodUSA, 116.300.000-, o Craig McCaw, de Xo Communications (115.400.000). Ninguna de las tres compañías tiene volumen, activos ni relevancia que expliquen semejantes dádivas.

“Avidez y codicia contagiosas”, suele decir Alan Greenspan –Sistema de Reserva Federal- cada vez que habla sobre la larga lista de CEO y similares que han llevado sus empresas al desastre. Los mismos que, según una investigación del Financial Times, han cobrado en conjunto US$ 3.300 millones en tras años.

“Modelos de negocios, prácticas contables, auditores y ejecutivos cómplices permitieron ese abuso en desmedro de accionistas e inversores”, afirma el periódico inglés en el ensayo Barons of bankruptcy: survivors who laughed all the way to the bank (Los barones de la quiebra: sobrevivientes a las risas camino al banco). Entre los CEO que se hicieron millonarios en 1999-2001 destrozando compañías y cobrando por ello se distinguen Gary Winnick (Global Crossing, US$ 512.400.000), Lou Pai (Enron, 270.300.000) y Kenneth Lay (igual firma, 246.700.000).

Aquí la sorpresa es el hasta hora ignoto Pai, cuyas remuneraciones nunca constaron en estados contables, planillas ni otros documentos de Enron. Contablemente el hombre parece haberse hecho rico cobrando en negro y, al parecer, omitiendo declarar esos ingresos al fisco. Si WorldCom hubiese entrado en esta muestra, su ex CEO Bernard Ebbers le sacaría el segundo puesto a Pai, pues se ha hecho de US$ 435 millones.

Sin embargo, es aun peor el fraude en desmedro del personal y sus jubilaciones. Conglomerados como Enron, WorldCom, Global Crossing, Qwest Communications y otros han vaciado, en su violenta caída bursátil, el componente accionario de los aportes a fondos de pensión. En las dos primeras instancias, el ex CEO y un ejército de directivos, ejecutivos, gerentes y auditores se han enriquecido mientras más de 200.000 empleados se quedaban sin amparo para la vejez.

El trabajo del Financial Times abarca veinticinco grupos norteamericanas que han entrado en convocatoria o liquidación desde enero de 2001 hasta junio de 2002. Además, contiene alusiones a WorldCom, que se amparó en el título XI de la ley federal de quiebras recién a principios de julio. Las investigaciones comprenden 208 directivos y ejecutivos, de los cuales 52 han cobrado durante el trienio 1999-2001 más de diez millones por cabeza, dieciséis han percibido más de 50 cincuenta millones y ocho más de cien millones.

Existe un estudio anterior –hecho para Prudential Insurance-, según el cual entre 1995 y 2001 las remuneraciones a ejecutivos absorbieron 20% de las utilidades en un conjunto de treinta firmas norteamericanas y europeas. Este trabajo cita un ejemplo, la británica Vodafone, donde la cúpula se quedó con 30% de las ganancias netas, luego de generar US$ 15.000 millones en deudas.

“Salvo el del señor Pai, hasta el momento no se han detectado actos abiertamente ilícitos, aunque sí métodos a menudo controvertibles en el cálculo y la asignación de estas remuneraciones. Donde sí hay visos de ilegalidad es en el otorgamiento de bonificaciones –mientras se mezquinaban dividendos a accionistas o se despedía gente- y de préstamos blandos nunca reembolsados”. En rigor, el caso Adelphia Communications mostró luego que había ilícitos, por lo cual sus máximos responsables están presos.

Cifras y otros datos que figuran en el ensayo del influyente periódico londinense provienen de fuentes oficiales, en cuanto a 180 de los ejecutivos escrutados. El resto se deduce de operaciones con acciones, bonos, bienes raíces, etc., efectuadas por los involucrados.

El trasfondo de estos abusos es también inquietante. Las remuneraciones y estipendios a nueve de los personajes investigados jamás fueron asentados en balances ni planillas ni bases de datos de las respectivas empresas. Este selecto grupo vendió con ganancia U$S 450 millones en acciones. Tampoco los auditores, banqueros y firmas bursátiles vinculadas a cada firma y/o a los interesados “notó” nada irregular o sospechoso. Exactamente como ocurría, en igual lapso, con maquillajes contables y otras maniobras tendientes a inflar ingresos o ganancias.

Potencialmente, el trabajo del Financial Times debería motivar a la Securities & Exchange Comisión a investgar a “ilustres desconocidos” que figuran entre quienes más ricos se hicieron. Por ejemplo, K.B.Chandrasekhar, de Exodus Communications, que “ganó” US$ 130.700.000; o Richard Lumpkin –McLeodUSA, 116.300.000-, o Craig McCaw, de Xo Communications (115.400.000). Ninguna de las tres compañías tiene volumen, activos ni relevancia que expliquen semejantes dádivas.

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