Lo que no se ve, no se compra

Podría decirse que “marketing P-O-P”, tomadas las letras en el sentido que tienen: Punto de Compra (Point-of-Purchase), es también “POP” en el sentido de popular. Hoy los estudios analizan dónde mira y cuánto tiempo, el consumidor en un comercio.

19 mayo, 2002

Dicen algunos especialistas que las investigaciones demuestran que cuando los
consumidores ponen sus ojos en algún producto, entre la mitad y dos tercios
de los casos, terminan comprando el producto.

La gran hazaña, entonces, es doble: conseguir que lo miren y registrar
ese acontecimiento.

Los últimos estudios en rastreo de miradas hacen algo más que
informar cuántos consumidores "vieron" la marca en el transcurso
de un día cualquiera. La última tecnología ahora permite
saber cuántas de esas miradas terminan en compra, conocer porcentajes
y hacer predicciones sobre esas cifras.

El testeo P-O-P, que explican Pierre Chandon, J. Wesley Hutchinson y
Scott H. Young en un trabajo publicado titulado "Cómo medir el
valor del marketing P-O-P con datos obtenidos mediante análisis de miradas"
,
muestra que por lo general, los clientes pasan más tiempo analizando
marcas que precios.

A veces miran varias veces cada marc y de ese análisis resulta un cambio
de marca. Cuantos más consumidores miran una determinada marca, más
probabilidades hay de que la elijan y la pongan en el carrito.
En un mundo de marketing P-O-P, dicen, las marcas tienen sólo
una o dos posibilidades de hacer una buena impresión.

La nueva industria del rastreo de miradas indica que la atención es
muy importante. Lo que no se ve no se compra. Pero como la atención es
difícil de medir, la única aproximación práctica
que se puede hacer en este respecto es a través del análisis de
la duración de la mirada.

Dicen algunos especialistas que las investigaciones demuestran que cuando los
consumidores ponen sus ojos en algún producto, entre la mitad y dos tercios
de los casos, terminan comprando el producto.

La gran hazaña, entonces, es doble: conseguir que lo miren y registrar
ese acontecimiento.

Los últimos estudios en rastreo de miradas hacen algo más que
informar cuántos consumidores "vieron" la marca en el transcurso
de un día cualquiera. La última tecnología ahora permite
saber cuántas de esas miradas terminan en compra, conocer porcentajes
y hacer predicciones sobre esas cifras.

El testeo P-O-P, que explican Pierre Chandon, J. Wesley Hutchinson y
Scott H. Young en un trabajo publicado titulado "Cómo medir el
valor del marketing P-O-P con datos obtenidos mediante análisis de miradas"
,
muestra que por lo general, los clientes pasan más tiempo analizando
marcas que precios.

A veces miran varias veces cada marc y de ese análisis resulta un cambio
de marca. Cuantos más consumidores miran una determinada marca, más
probabilidades hay de que la elijan y la pongan en el carrito.
En un mundo de marketing P-O-P, dicen, las marcas tienen sólo
una o dos posibilidades de hacer una buena impresión.

La nueva industria del rastreo de miradas indica que la atención es
muy importante. Lo que no se ve no se compra. Pero como la atención es
difícil de medir, la única aproximación práctica
que se puede hacer en este respecto es a través del análisis de
la duración de la mirada.

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