Lo bueno, lo malo y lo feo del Home Office

Sí, trabajar desde casa parece un sueño. Pero no es todo pijamas y desayunos en la cama y cualquiera que haya trabajado en la modalidad Home Office lo sabe. 

23 octubre, 2015

Cuando trabajamos en una oficina o en un trabajo clásico al menos una cosa es segura: hay un horario de entrada y uno de salida que puede verse a lo sumo levemente modificado por las horas extras. En cambio, cuando trabajamos desde nuestras casas la gruesa línea que separar el trabajo del placer se vuelve demasiado delgada. En la modalidad home office realmente nunca dejamos de trabajar, porque no existe ninguna estructura que separe el horario laboral del horario de ocio. Podemos levantarnos más tarde y quedarnos hasta tarde trabajando, pero ¿es realmente bueno almorzar con la computadora del trabajo, trabajar por la tarde con la computadora del trabajo y finalmente acostarse a dormir no sin antes adelantar un poco de trabajo desde la cama?.  Además, como podemos ver en el pequeño relato ficcional anterior, en ningún momento tenemos ninguna interacción con otro ser humano. Quienes trabajan desde sus casas, olvidan que es el contacto humano en el lugar de trabajo. De a poco van olvidando que es cooperar, compartir y competir con sus pares en el rubro. Otro riesgo similar que podemos correr es que las redes sociales reemplacen una parte importante del contacto humano porque si trabajamos con una computadora lo más seguro es que estemos conectados al menos a una red social. Sin compañeros de oficina a los cuales ir a visitar o compartir un almuerzo podemos convertir en uno de esos extraños seres que juegan juegos en Facebook y comparten los logros en su biografía. Por supuesto que tampoco sabemos que son las reuniones de oficinas, las fiestas de fin de año o de navidad.

 

Por otro lado, la falta de una estructura clara puede provocar serios problemas de salud. Quizás el ejemplo más claro es el completo desastre en el que se pueden convertir los horarios de la comida. Sin una organización clara del espacio de trabajo y sus horarios correspondientes podemos terminar abarrotados de comida chatarra, salteando comidas o juntando dos comidas en una. Si tenemos algunas semanas de actividad laboral particularmente intensiva podemos dañar nuestra salud de otras formas. Al no tener siquiera que ir hasta una oficina no tenemos incentivo para realizar actividad física alguna por lo que mantenerse en forma es una actividad extra que tenemos que planificar.

 

Claro que trabajar desde casa tiene beneficios, pero si creemos que era todo pijamas y diversión estamos sin dudas idealizando el home office. Como siempre, balancear al vida personal y la salud con el trabajo es la clave. Para tener en cuenta: separar el trabajo de la vida hogareña por ejemplo teniendo una habitación especial sólo para el trabajo y recordar mantener una conducta saludable en lo que respecta a las comidas y las relaciones sociales.

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