La nostalgia también vende

Ante la dificultad de evaluar la gran cantidad de nuevos productos y servicios que se ofrecen en diversos modelos y variedades, la resurrección de objetos de otros tiempos puede convertirse en un negocio muy rentable.

13 mayo, 2000

Ahora que se ha vuelto difícil comprar cualquier cosa por la inmensa cantidad de modelos y variedades de productos y servicios que se ofrecen, las empresas se recuestan en los productos, logos y avisos comerciales que tuvieron gran éxito en épocas anteriores.
La resurrección del pasado es un camino que hoy eligen para lograr mayores beneficios.

Lo viejo se sigue usando, aunque con calidad nueva. Algunas cosas simplemente regresan del pasado con una utilidad nueva, o mejor. En Virginia del Norte, por ejemplo, se construye un ferry ultra-rápido que cruza el río Potomac para trasladar personas a su oficina en Washington, y regresarlas a su casa al atardecer.

La máquina de escribir no ha desaparecido. Es más, registra ventas mundiales de US$ 400 millones. ¿Para qué las usan? Parece que, para completar etiquetas postales y realizar ciertas actividades comerciales, no hay como la vieja máquina de escribir Smith Corona.

El tocadiscos tampoco ha muerto. Mucha gente lo usa simplemente porque tiene discos y los quiere seguir escuchando. Entonces, para esa gente, las empresas discográficas producen nuevos discos de vinilo con una calidad de sonido tan buena como la que se escucha en un CD.

Y así, la generación de los cincuentones y más también rememora una época en la que todo les parecía más simple. Un televisor con tres botones, una radio con dos, un tocadiscos con una sola manivela.

Pero ocurre que los productos retro también atraen a “la generación del milenio”, y entonces el potencial de ganancias de estos productos crece de manera exponencial.

John Grace, director ejecutivo de Interbrand, empresa consultora de marcas, ubicada en Nueva York, explicó este fenómeno a Financial Times: “Ha habido mucho temor e incertidumbre con respecto al hecho de vivir en el año 2000, por eso empresas inteligentes percibieron más capital e importancia en los viejos valores que en los nuevos. Una vuelta a lo que la gente conoce y ama.”

Probablemente Grace tenga razón. Además, un sinnúmero de empresas ubicadas a ambos lados del océano Atlántico parece opinar lo mismo. En Estados Unidos, resurgen conocidos símbolos de marketing como Jolly Green Giant, Mr. Whipple (el simpático vendedor ambulante que, durante más de una década, vendió papel higiénico Charmin), Charlie the Tuna y Colonel Sanders. Incluso el caballo alado de Mobil emigró por algún tiempo, pero volvió a aparecer cuando Exxon compró la empresa.

En el Reino Unido, buena parte de los avisos televisivos y radiales están ambientados con música de los años sesenta y setenta. En el resto de Europa, los electrodomésticos adquieren una apariencia decididamente retro, puesto que los fabricantes simpatizan con la década que es sinónimo de los valores de la familia: la década de 1950.

Alimentos con gusto a infancia

Los fabricantes de alimentos apuestan al placer que produce a la gente consumir algo que le hace recordar a su infancia. En Estados Unidos eso es indudablemente la manteca de maní y la jalea.

Russell Stover Candies presentó las nuevas mantequillas de maní recubiertas de chocolate y envases de jalea mediante una campaña publicitaria valuada en US$ 16 millones, en la que se utilizó el eslogan: “¿Acaso no volver a la infancia?”. Un restaurante de la ciudad de Nueva York llamado Peanut Butter tiene un menú limitado: únicamente sándwichs de mantequilla de maní.

Las golosinas fueron y seguirán siendo otro verdadero aliciente. Al menos, una start-up con sede en la Web espera sacar provecho del inmenso deseo de los adultos por volver a sentir el sabor del pasado.

Hometown Favorite nació porque una mujer no pudo encontrar pasas cubiertas de caramelo. Hoy en día, esta mujer se enorgullece de una compañía de venta por correo que cuenta con 400 exquisiteces difíciles de encontrar, incluyendo productos como Sugar Daddies, Necco wafers, Slo Pokes y Clark Bars.

Los fabricantes de calzado han vuelto a ingresar al mercado zapatillas de nylon y gamuza y no dan abasto con lo que fabrican. Se pagan fortunas por los automóviles de los años cincuenta y sesenta. La fotografía en blanco y negro está de última moda; las películas en blanco y negro representan una alternativa para que los productores de cine se destaquen y adquieran notoriedad.

El retro es mucho más que una moda: es una forma de sentir que se controla un mundo incontrolable. Toda clase de fabricante saca provecho de la necesidad de los consumidores de sentirse conectados. Esa necesidad aumentará cuando se acelere el cambio tecnológico.

Ahora que se ha vuelto difícil comprar cualquier cosa por la inmensa cantidad de modelos y variedades de productos y servicios que se ofrecen, las empresas se recuestan en los productos, logos y avisos comerciales que tuvieron gran éxito en épocas anteriores.
La resurrección del pasado es un camino que hoy eligen para lograr mayores beneficios.

Lo viejo se sigue usando, aunque con calidad nueva. Algunas cosas simplemente regresan del pasado con una utilidad nueva, o mejor. En Virginia del Norte, por ejemplo, se construye un ferry ultra-rápido que cruza el río Potomac para trasladar personas a su oficina en Washington, y regresarlas a su casa al atardecer.

La máquina de escribir no ha desaparecido. Es más, registra ventas mundiales de US$ 400 millones. ¿Para qué las usan? Parece que, para completar etiquetas postales y realizar ciertas actividades comerciales, no hay como la vieja máquina de escribir Smith Corona.

El tocadiscos tampoco ha muerto. Mucha gente lo usa simplemente porque tiene discos y los quiere seguir escuchando. Entonces, para esa gente, las empresas discográficas producen nuevos discos de vinilo con una calidad de sonido tan buena como la que se escucha en un CD.

Y así, la generación de los cincuentones y más también rememora una época en la que todo les parecía más simple. Un televisor con tres botones, una radio con dos, un tocadiscos con una sola manivela.

Pero ocurre que los productos retro también atraen a “la generación del milenio”, y entonces el potencial de ganancias de estos productos crece de manera exponencial.

John Grace, director ejecutivo de Interbrand, empresa consultora de marcas, ubicada en Nueva York, explicó este fenómeno a Financial Times: “Ha habido mucho temor e incertidumbre con respecto al hecho de vivir en el año 2000, por eso empresas inteligentes percibieron más capital e importancia en los viejos valores que en los nuevos. Una vuelta a lo que la gente conoce y ama.”

Probablemente Grace tenga razón. Además, un sinnúmero de empresas ubicadas a ambos lados del océano Atlántico parece opinar lo mismo. En Estados Unidos, resurgen conocidos símbolos de marketing como Jolly Green Giant, Mr. Whipple (el simpático vendedor ambulante que, durante más de una década, vendió papel higiénico Charmin), Charlie the Tuna y Colonel Sanders. Incluso el caballo alado de Mobil emigró por algún tiempo, pero volvió a aparecer cuando Exxon compró la empresa.

En el Reino Unido, buena parte de los avisos televisivos y radiales están ambientados con música de los años sesenta y setenta. En el resto de Europa, los electrodomésticos adquieren una apariencia decididamente retro, puesto que los fabricantes simpatizan con la década que es sinónimo de los valores de la familia: la década de 1950.

Alimentos con gusto a infancia

Los fabricantes de alimentos apuestan al placer que produce a la gente consumir algo que le hace recordar a su infancia. En Estados Unidos eso es indudablemente la manteca de maní y la jalea.

Russell Stover Candies presentó las nuevas mantequillas de maní recubiertas de chocolate y envases de jalea mediante una campaña publicitaria valuada en US$ 16 millones, en la que se utilizó el eslogan: “¿Acaso no volver a la infancia?”. Un restaurante de la ciudad de Nueva York llamado Peanut Butter tiene un menú limitado: únicamente sándwichs de mantequilla de maní.

Las golosinas fueron y seguirán siendo otro verdadero aliciente. Al menos, una start-up con sede en la Web espera sacar provecho del inmenso deseo de los adultos por volver a sentir el sabor del pasado.

Hometown Favorite nació porque una mujer no pudo encontrar pasas cubiertas de caramelo. Hoy en día, esta mujer se enorgullece de una compañía de venta por correo que cuenta con 400 exquisiteces difíciles de encontrar, incluyendo productos como Sugar Daddies, Necco wafers, Slo Pokes y Clark Bars.

Los fabricantes de calzado han vuelto a ingresar al mercado zapatillas de nylon y gamuza y no dan abasto con lo que fabrican. Se pagan fortunas por los automóviles de los años cincuenta y sesenta. La fotografía en blanco y negro está de última moda; las películas en blanco y negro representan una alternativa para que los productores de cine se destaquen y adquieran notoriedad.

El retro es mucho más que una moda: es una forma de sentir que se controla un mundo incontrolable. Toda clase de fabricante saca provecho de la necesidad de los consumidores de sentirse conectados. Esa necesidad aumentará cuando se acelere el cambio tecnológico.

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