La Metro compite con AOLTW

MGM, el único estudio que no pertenece a un conglomerado, depende el asombroso atractivo del agente 007 para convencer a otros marketineros a promocionar su película y – en última instancia – llegar a los públicos de cine y de cable.

13 noviembre, 2002

La metro lanza en estos días “Die Another Day”, la última de James Bond, con una catarata de acciones promocionales: TV, revistas, sitio web, Metro Goldwin Mayer que está lanzando en estos días otra película de la saga 007 cuyo título original es “Die Another Day”.

Tendrá que pelearle los públicos a AOL Time Warner, el monstruo mediático que también en estos días está sacando la segunda parte de la saga de Harry Potter: Harry Potter y la cámara de los secretos”. La gran diferencia es que AOL no necesita convencer a nadie. Su inmensa estructura cubre todos los medios necesarios para crear una sinergia natural entre la película y las acciones promocionales.

En la industria del entretenimiento se ve esta pelea como una prueba que demostrará si es realmente una ventaja combinar estudios cinematográficos, televisión, redes, revistas, sistemas de cable y otros negocios diferentes, como ha hecho AOL Time Warner.

Alex Yemenidjian, director ejecutivo de MGM, afirma que el negocio de hacer películas es su negocio medular, y que en eso están tan fuertes como cualquiera de sus rivales de Hollywood: AOL Time Warner, Viacom, Disney, Vivendi Universal, News Corporation o Sony.

Desde la óptica del número uno de la Metro, los principales conglomerados manejan sus divisiones con el dedo meñique. Los estudios cinematográficos de la meca del cine que pertenecen a esos conglomerados deben consultar y negociar con la empresa holding antes de dar un paso.

MGM no tiene los recursos financieros de la gigantesca AOL Time Warner. Por eso, para promocionar su último James Bond tuvo que utilizar el atractivo del fantástico 007 y firmar acuerdos con empresas dispuestas a financiar ek ridaje y la promoción. Así, Ford Motor Company, dueña de Aston Martin, aportó US$ 35 millones para que el famoso agente devore kilómetros al volante de sus costosísimas unidades. Algo parecido ocurre con Absolut vodka (la empresa finlandesa), y con Revlon, que realza la belleza de Halle Berry, y con Sony, que aporta los elementos electrónicos. Aunque ésta es una característica que ya se había hecho evidente en las últimas películas de la saga, en ésta es tan flagrante que MGM corre el riesgo de que su película sea vista por el público como un inmenso infomercial.

La metro lanza en estos días “Die Another Day”, la última de James Bond, con una catarata de acciones promocionales: TV, revistas, sitio web, Metro Goldwin Mayer que está lanzando en estos días otra película de la saga 007 cuyo título original es “Die Another Day”.

Tendrá que pelearle los públicos a AOL Time Warner, el monstruo mediático que también en estos días está sacando la segunda parte de la saga de Harry Potter: Harry Potter y la cámara de los secretos”. La gran diferencia es que AOL no necesita convencer a nadie. Su inmensa estructura cubre todos los medios necesarios para crear una sinergia natural entre la película y las acciones promocionales.

En la industria del entretenimiento se ve esta pelea como una prueba que demostrará si es realmente una ventaja combinar estudios cinematográficos, televisión, redes, revistas, sistemas de cable y otros negocios diferentes, como ha hecho AOL Time Warner.

Alex Yemenidjian, director ejecutivo de MGM, afirma que el negocio de hacer películas es su negocio medular, y que en eso están tan fuertes como cualquiera de sus rivales de Hollywood: AOL Time Warner, Viacom, Disney, Vivendi Universal, News Corporation o Sony.

Desde la óptica del número uno de la Metro, los principales conglomerados manejan sus divisiones con el dedo meñique. Los estudios cinematográficos de la meca del cine que pertenecen a esos conglomerados deben consultar y negociar con la empresa holding antes de dar un paso.

MGM no tiene los recursos financieros de la gigantesca AOL Time Warner. Por eso, para promocionar su último James Bond tuvo que utilizar el atractivo del fantástico 007 y firmar acuerdos con empresas dispuestas a financiar ek ridaje y la promoción. Así, Ford Motor Company, dueña de Aston Martin, aportó US$ 35 millones para que el famoso agente devore kilómetros al volante de sus costosísimas unidades. Algo parecido ocurre con Absolut vodka (la empresa finlandesa), y con Revlon, que realza la belleza de Halle Berry, y con Sony, que aporta los elementos electrónicos. Aunque ésta es una característica que ya se había hecho evidente en las últimas películas de la saga, en ésta es tan flagrante que MGM corre el riesgo de que su película sea vista por el público como un inmenso infomercial.

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