La innovación y los rebeldes del mercado

El éxito de una empresa depende de su habilidad para trabajar con grupos que muchos creen irrelevantes o hasta negativos para sus organizaciones. Son los rebeldes del mercado –o activistas, como se los llama– los que desafían la autoridad y la convención.

7 marzo, 2009

Los que constituyen la verdadera fuerza detr&aacute;s del &eacute;xito o el fracaso de las grandes innovaciones. <br />
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Esa es la tesis del ensayista indio Hayagreeva Rao, que en su libro <em>Market Rebels</em> explica por qu&eacute; algunas ideas nuevas se imponen en el mercado y otras no. <br />
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Como innovar quiere decir desafiar los intereses, normas, valores y pr&aacute;cticas sociales existentes, casi siempre son los rebeldes, los activistas, los encargados de crear nuevos mercados para esas innovaciones. Y as&iacute;, los rebeldes y sus seguidores insisten hasta lograr que el mercado en general acepte la novedad de un producto o servicio. Esta es, en s&iacute;ntesis, la teor&iacute;a que expone en su libro el profesor Rao.<br />
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Por ejemplo, casi todos los aspectos t&eacute;cnicos asociados con la computaci&oacute;n personal ya estaban listos en 1972, pero la PC no despeg&oacute; hasta algunos a&ntilde;os m&aacute;s tarde, cuando un grupo de aficionados, en rebeld&iacute;a contra la computaci&oacute;n centralizada, organiz&oacute; grupos como el <em>Homebrew Computer Club</em>. Esos clubes eran caldos de cultivo para inventores, fundadores de empresas como Apple y desarrolladores de programas y juegos quienes, colectivamente, establecieron el mercado para las computadoras personales y en &uacute;ltima instancia estimularon la entrada de grandes compa&ntilde;&iacute;as. <br />
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Tambi&eacute;n, el auto h&iacute;brido triunf&oacute; en parte porque rebeldes del mercado en el movimiento ambiental prepararon el terreno despertando entusiasmo colectivo por causas &ldquo;verdes&rdquo; en consumidores y reguladores. <br />
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A la inversa, otras grandes innovaciones no logran imponerse porque sus creadores descuidan la movilizaci&oacute;n sociocultural que hace falta para entusiasmar a los consumidores que buscan. Un ejemplo notable: el movimiento por los derechos de los sordos demor&oacute; la adopci&oacute;n del implante coclear (que sus creadores pensaban como una cura para la sordera porque los chicos que lo usaran pod&iacute;an adquirir el idioma con m&aacute;s facilidad) present&aacute;ndolo como una innovaci&oacute;n que presagiaba la p&eacute;rdida del idioma por se&ntilde;as y la destrucci&oacute;n de la comunidad de sordos. En Francia una coalici&oacute;n llamada &ldquo;sordos en c&oacute;lera&rdquo; organiz&oacute; manifestaciones contra m&eacute;dicos que promocionaban los implantes cocleares. <br />
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Estos ejemplos y muchos otros contienen lecciones valiosas para todos los que persiguen la innovaci&oacute;n. Para los consumidores, el costo de adoptar una novedad es alto porque los adoptantes deben superar la convenci&oacute;n existente. De modo que una parte fundamental de la reformulaci&oacute;n de mercados es la estimulaci&oacute;n de los esfuerzos colectivos que inician el cambio social. <br />
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Mecanismos de los rebeldes</strong><br />
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Para hacerlo, las empresas deben comprender c&oacute;mo hacen los rebeldes del mercado para forjar una identidad colectiva y movilizar apoyos. Fundamental para muchos activistas es la articulaci&oacute;n de una &ldquo;causa caliente&rdquo; que provoque emoci&oacute;n y cree una comunidad de miembros y tambi&eacute;n de una &ldquo;movilizaci&oacute;n fr&iacute;a&rdquo; que se&ntilde;ale la identidad de los miembros de la comunidad mientras sostiene su compromiso. <br />
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Por encima de todo, hace falta un cambio de mentalidad: los gerentes que aspiren a fomentar y alentar la difusi&oacute;n de una innovaci&oacute;n radical deben comenzar pensando como insurgentes. Los que lo hagan ser&aacute;n m&aacute;s eficaces en cuanto a ejercer influencia en sus propias organizaciones. <br />
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<strong>Causa caliente y movilizaci&oacute;n fr&iacute;a</strong><br />
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Los activistas se enfrentan a un interrogante: &iquest;qu&eacute; cambiar primero, las ideas o las conductas? La combinaci&oacute;n de causa caliente y movilizaci&oacute;n fr&iacute;a ofrece una salida. Las causas calientes movilizan pasiones y generan nuevas ideas, y la movilizaci&oacute;n fr&iacute;a desencadena nuevas conductas mientras permite que se vayan desarrollando ideas novedosas. Juntas promueven el desarrollo de nuevas identidades y simult&aacute;neamente la defensa de las viejas. <br />
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&ldquo;Causas calientes&rdquo; son, para el profesor Rao, aquellas que inspiran sentimientos de orgullo o enojo. Esas emociones pueden ser fundamentales para superar otro desaf&iacute;o importante que enfrentan los activistas: el de llevar a la acci&oacute;n a individuos que por lo general est&aacute;n ocupados, distra&iacute;dos, no comprometidos o aparentemente impotentes &ndash;y por lo tanto renuentes a invertir tiempo y energ&iacute;a. Un ejemplo cl&aacute;sico es el movimiento de la calidad que transform&oacute; la industria automotriz estadounidense en los 80. <br />
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Como las causas calientes, la &ldquo;movilizaci&oacute;n fr&iacute;a&rdquo; activa la emoci&oacute;n y permite la formaci&oacute;n de nuevas identidades, pero lo hace comprometiendo al p&uacute;blico en nuevas conductas y experiencias que tienen elementos de improvisaci&oacute;n y de insurgencia. Los or&iacute;genes de la palabra fr&iacute;a se encuentran en los m&uacute;sicos del jazz, que se rebelaban contra el legado de Louis Armstrong quien se hab&iacute;a convertido en sin&oacute;nimo de &ldquo;jazz caliente&rdquo;. Rao lo usa aqu&iacute; para captar las dimensiones de insurgencia e improvisaci&oacute;n que aparecen en el jazz de rebeldes como Charlie Parker, Dizzy Gillespie y Miles Davis. La clave de la movilizaci&oacute;n fr&iacute;a est&aacute; en contagiar a audiencias a trav&eacute;s de experiencias colectivas que generan comunidades de sentimiento. <br />
Juntas, causas calientes y movilizaciones fr&iacute;as potencian la acci&oacute;n colectiva, y la acci&oacute;n colectiva crea o fuerza mercados. <br />
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<strong>Aceptaci&oacute;n cultural del auto </strong><br />
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El auto, una invenci&oacute;n radical que promet&iacute;a transformar la experiencia del transporte, fue una causa extremadamente caliente. En 1895, cuando la industria automotriz estaba apenas comenzando, el auto impulsado a gasolina no se terminaba de entender. &iquest;Coches alimentados a nafta? &iquest;Sentarse encima de una explosi&oacute;n?<br />
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Pero para 1906, las cr&iacute;ticas y las burlas iban cediendo. No fue en realidad Henry Ford, dice Rao, el que instal&oacute; el autom&oacute;vil en Estados Unidos. Es cierto que automatiz&oacute; la producci&oacute;n del autom&oacute;vil y baj&oacute; los precios para que llegara a las masas; pero cuando en 1913 &eacute;l instal&oacute; la l&iacute;nea de ensamblaje para producir el Modelo T, el auto ya hab&iacute;a sido aceptado por la sociedad. El movimiento social generado por clubes automovil&iacute;sticos que reun&iacute;an entusiastas jug&oacute; un rol central en la legitimaci&oacute;n del autom&oacute;vil. Lo presentaban como una soluci&oacute;n moderna al problema del transporte. Esos entusiastas eran rebeldes que se mofaban de las convenciones, que no dudaron en cambiar el carro de caballos por el autom&oacute;vil e hicieron lo posible por popularizar su uso. Esos clubes no estaban auspiciados ni financiados por fabricantes de autos, eran sociales por naturaleza y concentrados en mejorar calidad, protegiendo a los propietarios de autos de acosos legales y promoviendo la construcci&oacute;n de buenos caminos. La participaci&oacute;n en el club permit&iacute;a a sus miembros construir una identidad alrededor de un nuevo papel de consumidor. <br />
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<strong>Pensar como un insurgente</strong><br />
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Pero los movimientos sociales son una espada de doble filo para las empresas. A veces crean oportunidades, y otras, plantean peligros. Nike debe mucho de su &eacute;xito inicial a los movimientos de corredores creados por el entrenador Bill Bowerman y al doctor Kenneth Cooper, pionero del aerobismo. <br />
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Por otro lado, el movimiento antitabaco dio lugar a una coalici&oacute;n de investigadores de la salud y abogados que jugaron un rol central en la imposici&oacute;n de restricciones al mercado de cigarrillos. <br />
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El desaf&iacute;o para gerentes es comenzar a pensar como insurgentes, algo que necesariamente exigir&aacute; un cambio de mentalidad. En un plano m&aacute;s general, Rao sugiere la rebeld&iacute;a como remedio para las empresas que perdieron la capacidad de innovar. M<br />
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<em>Market Rebels: How Activists Make or Break Radical Innovations, New Jersey: Princeton University Press, 2009. Autor: Hayagreeva Rao. Profesor de conducta organizacional. Stanford Graduate School of Business.</em>

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