La employee experience quedó corta: ahora human experience

Según un estudio de Gallup, a escala mundial, solo el 15% de las personas es feliz en su trabajo

23 agosto, 2020

Por: Fernando Niizawa (*)

La felicidad y la creación de contextos de bienestar hoy es una prioridad para las personas y para las empresas; las cifras y los indicadores refl­ejan su urgencia.

Partamos de hacernos algunas preguntas. ¿Quién quiere ser feliz en la vida? ¿Quién es feliz en su trabajo? De acuerdo a un estudio realizado por la consultora Gallup, solo el 15% de las personas es feliz en su trabajo.

Además, según un informe de la Organización Mundial de la Salud, el 60% de la improductividad de los empleados se debe al mal manejo del estrés, un problema para las empresas, por ser causa de accidentes de trabajo, de solicitudes de incapacidad y de ausentismo, sobre todo, los días lunes.

Si consideramos que un tercio de nuestra vida la pasaremos trabajando, no es casual que 450 millones de personas en el mundo sufran un trastorno mental o de conducta (casi el 10% de la población mundial) y que alrededor de un millón de personas se suiciden por año.

Va, entonces, la tercera pregunta ¿Quién quisiera ser más feliz en su trabajo? 30 años atrás era impensable hablar de felicidad como prioridad en la vida, y menos aún en el entorno de trabajo. En aquel momento, si a alguien se le ocurría preguntar por la felicidad en el trabajo, seguramente las respuestas hubieran sido algo parecido a “si quiere ser feliz, vaya a su casa, acá vino a trabajar” o “No traiga sus problemas personales al trabajo”.

Hoy, todavía quedan algunas secuelas de ese entonces, pero el entorno ha cambiado. Son varios los estudios que se han hecho en materia de felicidad desde el punto de vista científi­co. Universidades como Harvard, Pensilvania, MIT, entre otras, han apostado investigaciones sobre la materia.

De hecho, en Reino Unido la ha convertido en un asunto de Estado, al punto de que, en el año 2018, crearon el Ministerio de la Soledad, un mal que afecta al 14% de su población y genera más enfermedades que el tabaco.

La felicidad y la creación de contextos de bienestar hoy es una prioridad para las personas y para las empresas; las cifras y los indicadores muestran su urgencia.

Este nuevo escenario nos invita a impulsar prácticas y actividades disruptivas e innovadoras con visión holística, viendo a las personas de la organización como seres humanos tridimensionales, trabajando sobre las dimensiones físicas, cognitivas y emocionales.

Esto supone construir un mecanismo de escucha permanente; ya no alcanza con las encuestas de clima que muchas organizaciones aplican una o dos veces por año. Debemos asegurarnos de estar haciendo las preguntas correctas a las personas adecuadas, en el momento requerido, y actuar rápidamente en consecuencia.

Más que plan de carrera, un proyecto de vida

El concepto de Employee Experience ya quedó corto ante esta nueva normalidad. Se cayó el telón, quedaron al descubierto la nobleza y la miseria de las personas, y las compañías descubrimos que detrás de esa fachada corporativa solo había seres humanos reales e imperfectos.

Nosotros, los profesionales de RR.HH. deberemos desa­fiar todos nuestros procesos y dejar de lado prácticas jurásicas que ya no tienen sentido. ¿De qué sirve redactar descripciones de puesto que no condicen con los roles reales, diseñar organigramas que nadie respeta, tomar encuestas de clima que no reflejan los verdaderos puntos de dolor de nuestros equipos?

Deberemos dejar de hablar de plan de carrera para comenzar a hablar de proyectos de vida, dejar de “reclutar” para atraer al talento y dejar de “retenerlo” para potenciarlo. Durante toda mi vida, fui corriendo una carrera laboral muy lineal, más títulos, cargos cada vez más altos, en compañías cada vez más grandes, hasta que llegué a ser Gerente Regional de la mayor compañía de Latinoamérica.

A pesar de eso, no podía dejar de hacerme siempre la misma pregunta: ¿Es este realmente mi propósito? Como todo lo importante, el proceso partió de una pregunta; me planteaba la cantidad de cosas que hacía para lograr tener y ser… Hoy mi propósito es llegar a ser para poder hacer lo que me apasiona y, por consecuencia, tener la paz y felicidad que todos buscamos.

Solo cambié el orden de algunas palabras. Todo, todo, estaba todo ahí; el error era buscar afuera lo que solo se puede conseguir mirando hacia adentro. Hoy logré conectar al 100% con mi propósito, el de colaborar desde otro lado por un mundo laboral más humano y acompañar a líderes en el camino de resignificar el concepto del trabajo.

En palabras de Nelson Mandela “Lo que cuenta en la vida no es el mero hecho de haber vivido. Son los cambios que hemos provocado en las vidas de los demás lo que determina el signi­ficado de la nuestra”.

(*) Gerente comercial de Bayton Group y director de BIG Bienestar

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