Finalmente ¿el método seis sigma era una ilusión?

La recreación de Jack Welch, sostienen algunos expertos en management, no es un pasaporte automático al éxito bursátil de las empresas. Así lo sugiere el final de Roberto Nardelli como presidente ejecutivo de Home Depot.

15 febrero, 2007

La caída de Nardelli fue causada por una mezcla de remuneraciones excesivas, gestión muy reticente y fracaso en mejorar la capitalización de sus acciones en el mercado. Precisamente, mientras el sector de materiales para construcción –punta de Home Depot- vivían un auge.

Pero, señalan varios analistas de management, la renuncia del ex CEO es un ejemplo de cómo “seis sigma” –una técnica para mejorar calidad, impulsada por Welch- no siempre da resultados. Nardelli, a la sazón, había trabajado con el ex ejecutivo estrella en General Electric.

Concebida por Motorola en 1986 y licenciada para uso empresario, “seis sigma” era uno de varios recursos gerenciales desplegados en Estados Unidos para hacer frente a la competencia de productos japoneses. Este tipo de técnicas, cuyo fin es aumentar eficiencia y reducir costos, pasó de industrias a cadenas minoristas y entidades financieras. Pero, en realidad, 6S languidecía cuando Welch la adoptó como caballito de batalla a fines de los años 90.

Ahora, QualPro -firma que comercializa un sistema rival- ha editado un trabajo que compara estadísticamente el desempeño accionario de empresas que adoptaron 6S contra la cartera Sandard&Poor’s 500. Como el estudio se hizo para Lowe’s, competidora de Home Depot, no extraña que sus conclusiones sean desfavorables para el método. Por supuesto, Motorola no ha querido formular comentarios.

Desde que aplica el sistema, junio de 2001, hasta fin de 2006, los títulos de Home Depot cedieron 8,3%. Mientras tanto, el S&P 500 avanzaba 16%. Otra cultora de 6S, Honeywell, perdió 7,2%, en su caso desde enero de 2000; en igual lapso, el S&P 500 retrecedía 3,6%. Al margen de otro ejemplo, el de GE es particularmente poco enaltecedor para Welch: la acción se disparó en los años 90, pero ha cedido 16% desde julio de 2000, cuando adoptó la técnica.

Algunos partidarios del 6S, especialmente las firmas que tienen a Welch en su elenco de conferencistas rentados que viajan por el mundo, afirman que el precio de las acciones es un indicador simplista de desempeño o efectividad. “Los programas de calidad no se diseñan para medirse por la capitalización bursátil”, cree Jeffrey Pfeiffer (universidad de Stanford). Entonces “¿para que sirven, si no generan dividendos?”, pregunta Charles Holland (QualProi). “Nuestro trabajo emite suficientes señales de que hay problemas con el 6S. Durante cinco o seis años, el valor accionario es un indicador claro sobre si una compañía mejora o no”. La estudio se realizó sobre 58 sociedades y 52 surgieron como rezagadas a causa del 6S.

La caída de Nardelli fue causada por una mezcla de remuneraciones excesivas, gestión muy reticente y fracaso en mejorar la capitalización de sus acciones en el mercado. Precisamente, mientras el sector de materiales para construcción –punta de Home Depot- vivían un auge.

Pero, señalan varios analistas de management, la renuncia del ex CEO es un ejemplo de cómo “seis sigma” –una técnica para mejorar calidad, impulsada por Welch- no siempre da resultados. Nardelli, a la sazón, había trabajado con el ex ejecutivo estrella en General Electric.

Concebida por Motorola en 1986 y licenciada para uso empresario, “seis sigma” era uno de varios recursos gerenciales desplegados en Estados Unidos para hacer frente a la competencia de productos japoneses. Este tipo de técnicas, cuyo fin es aumentar eficiencia y reducir costos, pasó de industrias a cadenas minoristas y entidades financieras. Pero, en realidad, 6S languidecía cuando Welch la adoptó como caballito de batalla a fines de los años 90.

Ahora, QualPro -firma que comercializa un sistema rival- ha editado un trabajo que compara estadísticamente el desempeño accionario de empresas que adoptaron 6S contra la cartera Sandard&Poor’s 500. Como el estudio se hizo para Lowe’s, competidora de Home Depot, no extraña que sus conclusiones sean desfavorables para el método. Por supuesto, Motorola no ha querido formular comentarios.

Desde que aplica el sistema, junio de 2001, hasta fin de 2006, los títulos de Home Depot cedieron 8,3%. Mientras tanto, el S&P 500 avanzaba 16%. Otra cultora de 6S, Honeywell, perdió 7,2%, en su caso desde enero de 2000; en igual lapso, el S&P 500 retrecedía 3,6%. Al margen de otro ejemplo, el de GE es particularmente poco enaltecedor para Welch: la acción se disparó en los años 90, pero ha cedido 16% desde julio de 2000, cuando adoptó la técnica.

Algunos partidarios del 6S, especialmente las firmas que tienen a Welch en su elenco de conferencistas rentados que viajan por el mundo, afirman que el precio de las acciones es un indicador simplista de desempeño o efectividad. “Los programas de calidad no se diseñan para medirse por la capitalización bursátil”, cree Jeffrey Pfeiffer (universidad de Stanford). Entonces “¿para que sirven, si no generan dividendos?”, pregunta Charles Holland (QualProi). “Nuestro trabajo emite suficientes señales de que hay problemas con el 6S. Durante cinco o seis años, el valor accionario es un indicador claro sobre si una compañía mejora o no”. La estudio se realizó sobre 58 sociedades y 52 surgieron como rezagadas a causa del 6S.

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