Entró a jugar la variable tamaño

En estos días de alboroto en los precios, en que los compradores no miran casi nada más que el cartelito del precio, los fabricantes han recurrido a modificar la variable tamaño. Así, creen, lograrán engañar una vez más al público consumidor.

7 junio, 2002

La locura que vive el comercio minorista argentino desde comienzos del año
en curso ha inducido a los fabricantes a actuar sobre la variable precio, o
la variable calidad… o la variable tamaño. Los compradores buscan el
mejor de todos los precios que se ofrecen en las góndolas. No ignoran
la relación que existe siempre entre precio y calidad, pero la urgencia
hace que se muestren dispuestos a privilegiar el precio. Tampoco ignoran la
relación entre precio y cantidad, o entre precio y volumen, y sin embargo…
parecería que es buen negocio para las marcas fabricar las galletitas
en tamaño más pequeño que el acostumbrado, o reducir el
diámetro de los alfajores, o a aligerar el peso de las pastillas de jabón.

Y la gente se deja engañar, porque lo más urgente en este momento
es achicar el monto de la cuenta final. sin embargo, los fabricantes no deberían
olvidar que las estrategias de urgencia no sirven para después de la
crisis. El recurso del achique puede servir sólo como instrumento provisorio.

Muchas cosas han pasado en el público consumidor durante estos últimos
diez años de bonanza ficticia en Argentina. Una de ellas es que el público
consumidor se acostumbró a los productos de buena calidad. Conoció
lo que es un producto de buena calidad. En cuanto amaine un poquito la situación
de extrema gravedad que se vive en la actualidad, ese mismo público va
a exigir a la industria nacional — o multinacional con fabricación local
— que ofrezca productos de buena calidad, que los comercialice a precios razonables
y que no los someta al implacable y acostumbrado proceso de miniaturización.

La locura que vive el comercio minorista argentino desde comienzos del año
en curso ha inducido a los fabricantes a actuar sobre la variable precio, o
la variable calidad… o la variable tamaño. Los compradores buscan el
mejor de todos los precios que se ofrecen en las góndolas. No ignoran
la relación que existe siempre entre precio y calidad, pero la urgencia
hace que se muestren dispuestos a privilegiar el precio. Tampoco ignoran la
relación entre precio y cantidad, o entre precio y volumen, y sin embargo…
parecería que es buen negocio para las marcas fabricar las galletitas
en tamaño más pequeño que el acostumbrado, o reducir el
diámetro de los alfajores, o a aligerar el peso de las pastillas de jabón.

Y la gente se deja engañar, porque lo más urgente en este momento
es achicar el monto de la cuenta final. sin embargo, los fabricantes no deberían
olvidar que las estrategias de urgencia no sirven para después de la
crisis. El recurso del achique puede servir sólo como instrumento provisorio.

Muchas cosas han pasado en el público consumidor durante estos últimos
diez años de bonanza ficticia en Argentina. Una de ellas es que el público
consumidor se acostumbró a los productos de buena calidad. Conoció
lo que es un producto de buena calidad. En cuanto amaine un poquito la situación
de extrema gravedad que se vive en la actualidad, ese mismo público va
a exigir a la industria nacional — o multinacional con fabricación local
— que ofrezca productos de buena calidad, que los comercialice a precios razonables
y que no los someta al implacable y acostumbrado proceso de miniaturización.

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