El paradigma de la consultoría local

Durante la última década, la consultoría fue una de las áreas de mayor crecimiento en todo el mundo y particularmente en la Argentina.

18 noviembre, 2000

Sin embargo, pese al gran número de firmas locales que surgieron en ese período, muy pocas llegan a competir mano a mano con las más prestigiosas consultoras internacionales.

Como cualquier sector de la actividad económica, la consultoría también tiene grandes actores: verdaderas multinacionales del conocimiento que manejan buena parte de los proyectos de transformación de empresas en todo el mundo.

Corren, desde luego, con dos sólidas ventajas: la fortaleza que les confiere su tamaño y el expertise acumulado en todas las latitudes.

¿Hasta qué punto es posible, entonces, que una firma local compita con las más grandes en proyectos de relativa importancia? Al menos en la Argentina de los últimos años, la respuesta parece ser afirmativa.

El caso de Paradigma, una consultora fundada en 1992 por tres ex gerentes de Andersen Consulting –una de las big five del mundo– es un ejemplo.

Ese año, Luis Bendersky, Pablo Masseroni y Jorge Seoane decidieron abandonar las filas del gigante (que, a su vez, había iniciado su largo y aún no concluido proceso de separación de Arthur Andersen) para comenzar a andar su propio camino.

Ocho años después, los resultados parecen demostrar que tomaron la decisión adecuada. La firma ya emplea a más de 70 personas y su facturación hoy ronda los $ 6 millones anuales, lo que equivale a una cifra cuatro veces superior a la de su primer ejercicio.

Luis Bendersky, socio de Paradigma, explica que uno de los objetivos más firmes de los primeros años fue evitar convertirse en una más de tantas consultoras indiferenciadas que existen en la Argentina, y no perder la visión internacional. “No hacemos consultoría de nicho ni trabajamos con Pymes, salvo en casos excepcionales. Nuestra especialidad son los proyectos medianos para grandes empresas”.

La consultora presta servicios profesionales en los siguientes segmentos: desarrollo y cambio organizacional y de gestión; planeamiento y management de tecnología informática; reingeniería de procesos y lanzamiento de negocios; y desarrollo e implantación de sistemas.

“Si alguien pide al especialista en determinado sector que haya trabajado en diez empresas ubicadas en distintas partes del mundo, nosotros no somos candidatos, porque no es uno de nuestros valores. No nos dedicamos fuertemente a la consultoría estratégica –que requiere fundamentalmente eso– sino más bien a la de procesos, operaciones y sistemas”.

Sin embargo, pese al gran número de firmas locales que surgieron en ese período, muy pocas llegan a competir mano a mano con las más prestigiosas consultoras internacionales.

Como cualquier sector de la actividad económica, la consultoría también tiene grandes actores: verdaderas multinacionales del conocimiento que manejan buena parte de los proyectos de transformación de empresas en todo el mundo.

Corren, desde luego, con dos sólidas ventajas: la fortaleza que les confiere su tamaño y el expertise acumulado en todas las latitudes.

¿Hasta qué punto es posible, entonces, que una firma local compita con las más grandes en proyectos de relativa importancia? Al menos en la Argentina de los últimos años, la respuesta parece ser afirmativa.

El caso de Paradigma, una consultora fundada en 1992 por tres ex gerentes de Andersen Consulting –una de las big five del mundo– es un ejemplo.

Ese año, Luis Bendersky, Pablo Masseroni y Jorge Seoane decidieron abandonar las filas del gigante (que, a su vez, había iniciado su largo y aún no concluido proceso de separación de Arthur Andersen) para comenzar a andar su propio camino.

Ocho años después, los resultados parecen demostrar que tomaron la decisión adecuada. La firma ya emplea a más de 70 personas y su facturación hoy ronda los $ 6 millones anuales, lo que equivale a una cifra cuatro veces superior a la de su primer ejercicio.

Luis Bendersky, socio de Paradigma, explica que uno de los objetivos más firmes de los primeros años fue evitar convertirse en una más de tantas consultoras indiferenciadas que existen en la Argentina, y no perder la visión internacional. “No hacemos consultoría de nicho ni trabajamos con Pymes, salvo en casos excepcionales. Nuestra especialidad son los proyectos medianos para grandes empresas”.

La consultora presta servicios profesionales en los siguientes segmentos: desarrollo y cambio organizacional y de gestión; planeamiento y management de tecnología informática; reingeniería de procesos y lanzamiento de negocios; y desarrollo e implantación de sistemas.

“Si alguien pide al especialista en determinado sector que haya trabajado en diez empresas ubicadas en distintas partes del mundo, nosotros no somos candidatos, porque no es uno de nuestros valores. No nos dedicamos fuertemente a la consultoría estratégica –que requiere fundamentalmente eso– sino más bien a la de procesos, operaciones y sistemas”.

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