El éxito consiste en saber controlar la mente

En su libro “Managing Your Mind”, Gillian Butler, psicólogo clínico y Tony Hope, psiquiatra clínico, analizan el concepto de éxito y afirman que para triunfar es necesario dominar habilidades psicológicas que ayudan a sentir satisfacción y logro.

24 mayo, 2007

Poder manejar la mente – o sea, hacer frente al estrés, superar la falta
de confianza, la ansiedad, la depresión y demás – es tan importante
como saber manejar los desafíos estratégicos y organizacionales
del negocio.

Estrategias para reforzar la auto confianza

La auto confianza es una habilidad psicológica fundamental. Sin ella,
uno se vuelve aprensivo, frustrado, resentido y desmoralizado. Hasta se puede
llegar a malograr una carrera y perder relaciones personales.

Mucha gente cree que se trata de una virtud casi innata. Los autores sostienen
que eso no es así por dos motivos: primero la confianza en uno mismo
no es un rasgo de personalidad a todo o nada que se tiene o no se tiene. Una
persona puede sentirse muy segura en un tipo de situaciones y mucho menos en
otro. Segundo, se puede adquirir. Entre las estrategias para lograrlo aconsejan
simular una conducta de auto confianza, no temerle a la flexibilidad, sacarle
el jugo los errores y luego olvidarlos, no culparse permanentemente por cometerlos,
ser compasivo con uno mismo y…practicar.

Autoestima, la prima hermana

Auto confianza se relaciona con cómo se siente uno con sus propias habilidades.
Pero aun siendo bueno en algo, usted puede no sentir que vale la pena. La autoestima
depende de cómo valora uno esas habilidades.

Tener baja autoestima es un prejuicio en contra de uno mismo. Las opiniones
negativas de alguien prejuiciado no se pueden cambiar con información.
Esas opiniones distorsionan o ignoran la información que no concuerda
con su punto de vista. Para edificar autoestima hay que escuchar las opiniones
positivas sobre uno que tienen los demás; hay que acallar la crítica
interna que siempre insulta, critica y amonesta; enterrar al pequeño
yo interno que siempre descree del éxito y hace predicciones negativas
y, finalmente, hacer siempre lo mejor posible sin desalentarse por no ser perfecto.

Ser firme, pero justo

La firmeza, que a veces está acompañada de cierta agresividad,
se basa en la idea de que las propias necesidades, carencias y sentimientos
no son ni más ni menos importantes que los que los demás.

Usted tiene derecho a hacer reclamos para sí clara y honestamente…
siempre y cuando esos reclamos no afecten los derechos de los demás.

Una persona firme sabe cómo equilibrar agresión y pasividad. También
debe encontrar el equilibrio entre reflexionar y reaccionar. Debe pensar antes
de actuar, pero nunca dejar de actuar.

Para adquirir firmeza es preciso tener la actitud correcta y las habilidades
adecuadas. Primero es preciso haber adquirido auto confianza y autoestima .
Quien no confía en sí mismo ni tiene una buena opinión
de su propia persona no podrá defenderse adecuadamente.

El segundo paso es decidir exactamente qué se quiere. Y finalmente ser
firme quiere decir creer que uno tiene los mismos derechos que los demás.

Mantener las cosas en perspectiva

Se produce un círculo vicioso difícil, como todos, de superar:
los pensamientos negativos afectan los sentimientos y los sentimientos negativos
afectan los pensamientos.

Por esa conexión, usted sólo podrá sentirse diferente –
menos estresado, menos ansioso — si logra pensar de manera diferente. Para
romper el ciclo pensamiento / sentimiento negativos, identifique los pensamientos
que le hacer sentir mal. Luego, obsérvelos desde otra perspectiva. Esto
– reconocen los autores – es difícil de lograr, pero aportan preguntas
para usar como guía:

a) preguntas sobre los pensamientos: ¿qué otros puntos
de vista hay? ¿qué pensaría otra persona e esto? Qué
pensaría yo de esto si me sintiera mejor?
b) preguntas sobre la realidad: ¿cuáles son los hechos
del caso? ¿cómo puedo descubrir qué manera de pensar es
la que mejor encaja con esos hechos?
c) preguntas sobre resultados: ¿qué es lo peor que podría
ocurrir? ¿qué daño me va a hacer esto?¿qué
puedo hacer cuando ocurra?

Dar un paso atrás e intentar ver el problema de otra manera es un gran
logro en la batalla contra la ansiedad, la depresión y el estrés,
tres de los enemigos psicológicos más comunes de los gerentes.

Depresión

El humor de la gente sube y baja. Hay días “malos” cuando
baja mucho. A veces ese mal humor puede deslizarse hacia la depresión,
que es más profunda y dura mas (meses o años).

La depresión roba energía, con ella todo se vuelve esfuerzo. Quien
está deprimido pierde interés en las cosas que ocurren a su alrededor
y no se puede concentrar ni tomar decisiones. Para contrarrestarla hay que tratar
de fijarse tareas simples – como escribir una carta o llamar por teléfono.
Si uno se concentra en hacerlas, comienza a romper el círculo de la depresión.
Otra manera es llevar una agenda y anotar en ella todo lo que se hace durante
varios días. Luego releerla y elegir las que fueron difíciles.
Después elegir las que resultaron placenteras para introducir en los
días subsiguientes, en la medida de lo posible, la mayor cantidad de
actividades placenteras.

Ansiedad

La preocupación hace perder tiempo y energía. Especialmente,
interfiere con su concentración, complica la toma de decisiones y lo
vuelve más pesimista y concentrado en los problemas.

También afecta la conducta, volviéndolo menos eficiente y menos
confiado en su iniciativa y desempeño. Afecta sus emociones y lo debilita
físicamente haciéndolo sentir cansado y tenso. La ansiedad es
una de las mayores enemigas del buen management, Y, sobre todo, no garantiza
soluciones.

Hay tres cosas por las cuales no vale la pena preocuparse y sin embargo representan
la gran mayoría de las preocupaciones de la gente:

1. Cosas sin importancia. Muchas personas se niegan a litigar aun cuando
han sido ofendidas. Se dan cuenta de que los meses de preocupación que
les esperan con un juicio no merecen ni siquiera las eventuales recompensas
posibles.
2. Cosas improbables .Todas las cosas horribles que podrían pasar
hoy o mañana. La mayoría son improbables.
3. Cosas no resueltas. Algo puede ocurrir, pero usted no está
totalmente seguro de que ocurra. Aun cuando el acontecimiento en cuestión
sea muy posible, no se preocupe por eso. Como puede no ocurrir, usted se estará
preocupando por nada.

Estrés

Una cantidad adecuada de estrés es buena y hasta necesaria. Demasiado
estrés se vuelve contraproducente porque uno comienza a cometer errores,
a confundirse y trabarse o perder concentración.

Para controlarlo y aumentar eficiencia es preciso, en primer lugar, detenerse,
pensar y poner las cosas en perspectiva. Una vez que se sabe qué es lo
verdaderamente importante, establezca prioridades y úselas para guiar
sus próximos pasos. No se puede hacer siempre todo lo que uno quiere,
pero se puede mantener un equilibrio entre tareas que son importantes y agradables
para usted y tareas que deben hacerse de cualquier modo. Mantener este equilibrio
es fundamental para controlar el estrés.

El estrés proviene de fuentes internas y externas.
Las externas provienen de acontecimientos o problemas externos, como una drástica
caída en las ventas.
Las internas provienen de presión auto-infligida. Cuando, por ejemplo,
se depositan todos los sueños o aspiraciones en una entrevista laboral,
estamos agregando presión a la situación.

Para controlar las fuentes externas, lo mejor es tomar cada problema y decidir
si hay o no algo que usted pueda hacer. Hay problemas grandes, como enfermedades,
sobre los cuales nada se puede hacer. Pero hay otros más chicos que se
pueden pelear si antes se averiguó dónde está el enemigo.

El estrés interno proviene de valores y actitudes que son los que determinan
cómo nos afectan los problemas externos. Por eso lo más indicado
será actuar sobre esos valores y actitudes.

Managing Your Mind
Gillian Butlerm Ph. D
Tony Hope, M.D.

Poder manejar la mente – o sea, hacer frente al estrés, superar la falta
de confianza, la ansiedad, la depresión y demás – es tan importante
como saber manejar los desafíos estratégicos y organizacionales
del negocio.

Estrategias para reforzar la auto confianza

La auto confianza es una habilidad psicológica fundamental. Sin ella,
uno se vuelve aprensivo, frustrado, resentido y desmoralizado. Hasta se puede
llegar a malograr una carrera y perder relaciones personales.

Mucha gente cree que se trata de una virtud casi innata. Los autores sostienen
que eso no es así por dos motivos: primero la confianza en uno mismo
no es un rasgo de personalidad a todo o nada que se tiene o no se tiene. Una
persona puede sentirse muy segura en un tipo de situaciones y mucho menos en
otro. Segundo, se puede adquirir. Entre las estrategias para lograrlo aconsejan
simular una conducta de auto confianza, no temerle a la flexibilidad, sacarle
el jugo los errores y luego olvidarlos, no culparse permanentemente por cometerlos,
ser compasivo con uno mismo y…practicar.

Autoestima, la prima hermana

Auto confianza se relaciona con cómo se siente uno con sus propias habilidades.
Pero aun siendo bueno en algo, usted puede no sentir que vale la pena. La autoestima
depende de cómo valora uno esas habilidades.

Tener baja autoestima es un prejuicio en contra de uno mismo. Las opiniones
negativas de alguien prejuiciado no se pueden cambiar con información.
Esas opiniones distorsionan o ignoran la información que no concuerda
con su punto de vista. Para edificar autoestima hay que escuchar las opiniones
positivas sobre uno que tienen los demás; hay que acallar la crítica
interna que siempre insulta, critica y amonesta; enterrar al pequeño
yo interno que siempre descree del éxito y hace predicciones negativas
y, finalmente, hacer siempre lo mejor posible sin desalentarse por no ser perfecto.

Ser firme, pero justo

La firmeza, que a veces está acompañada de cierta agresividad,
se basa en la idea de que las propias necesidades, carencias y sentimientos
no son ni más ni menos importantes que los que los demás.

Usted tiene derecho a hacer reclamos para sí clara y honestamente…
siempre y cuando esos reclamos no afecten los derechos de los demás.

Una persona firme sabe cómo equilibrar agresión y pasividad. También
debe encontrar el equilibrio entre reflexionar y reaccionar. Debe pensar antes
de actuar, pero nunca dejar de actuar.

Para adquirir firmeza es preciso tener la actitud correcta y las habilidades
adecuadas. Primero es preciso haber adquirido auto confianza y autoestima .
Quien no confía en sí mismo ni tiene una buena opinión
de su propia persona no podrá defenderse adecuadamente.

El segundo paso es decidir exactamente qué se quiere. Y finalmente ser
firme quiere decir creer que uno tiene los mismos derechos que los demás.

Mantener las cosas en perspectiva

Se produce un círculo vicioso difícil, como todos, de superar:
los pensamientos negativos afectan los sentimientos y los sentimientos negativos
afectan los pensamientos.

Por esa conexión, usted sólo podrá sentirse diferente –
menos estresado, menos ansioso — si logra pensar de manera diferente. Para
romper el ciclo pensamiento / sentimiento negativos, identifique los pensamientos
que le hacer sentir mal. Luego, obsérvelos desde otra perspectiva. Esto
– reconocen los autores – es difícil de lograr, pero aportan preguntas
para usar como guía:

a) preguntas sobre los pensamientos: ¿qué otros puntos
de vista hay? ¿qué pensaría otra persona e esto? Qué
pensaría yo de esto si me sintiera mejor?
b) preguntas sobre la realidad: ¿cuáles son los hechos
del caso? ¿cómo puedo descubrir qué manera de pensar es
la que mejor encaja con esos hechos?
c) preguntas sobre resultados: ¿qué es lo peor que podría
ocurrir? ¿qué daño me va a hacer esto?¿qué
puedo hacer cuando ocurra?

Dar un paso atrás e intentar ver el problema de otra manera es un gran
logro en la batalla contra la ansiedad, la depresión y el estrés,
tres de los enemigos psicológicos más comunes de los gerentes.

Depresión

El humor de la gente sube y baja. Hay días “malos” cuando
baja mucho. A veces ese mal humor puede deslizarse hacia la depresión,
que es más profunda y dura mas (meses o años).

La depresión roba energía, con ella todo se vuelve esfuerzo. Quien
está deprimido pierde interés en las cosas que ocurren a su alrededor
y no se puede concentrar ni tomar decisiones. Para contrarrestarla hay que tratar
de fijarse tareas simples – como escribir una carta o llamar por teléfono.
Si uno se concentra en hacerlas, comienza a romper el círculo de la depresión.
Otra manera es llevar una agenda y anotar en ella todo lo que se hace durante
varios días. Luego releerla y elegir las que fueron difíciles.
Después elegir las que resultaron placenteras para introducir en los
días subsiguientes, en la medida de lo posible, la mayor cantidad de
actividades placenteras.

Ansiedad

La preocupación hace perder tiempo y energía. Especialmente,
interfiere con su concentración, complica la toma de decisiones y lo
vuelve más pesimista y concentrado en los problemas.

También afecta la conducta, volviéndolo menos eficiente y menos
confiado en su iniciativa y desempeño. Afecta sus emociones y lo debilita
físicamente haciéndolo sentir cansado y tenso. La ansiedad es
una de las mayores enemigas del buen management, Y, sobre todo, no garantiza
soluciones.

Hay tres cosas por las cuales no vale la pena preocuparse y sin embargo representan
la gran mayoría de las preocupaciones de la gente:

1. Cosas sin importancia. Muchas personas se niegan a litigar aun cuando
han sido ofendidas. Se dan cuenta de que los meses de preocupación que
les esperan con un juicio no merecen ni siquiera las eventuales recompensas
posibles.
2. Cosas improbables .Todas las cosas horribles que podrían pasar
hoy o mañana. La mayoría son improbables.
3. Cosas no resueltas. Algo puede ocurrir, pero usted no está
totalmente seguro de que ocurra. Aun cuando el acontecimiento en cuestión
sea muy posible, no se preocupe por eso. Como puede no ocurrir, usted se estará
preocupando por nada.

Estrés

Una cantidad adecuada de estrés es buena y hasta necesaria. Demasiado
estrés se vuelve contraproducente porque uno comienza a cometer errores,
a confundirse y trabarse o perder concentración.

Para controlarlo y aumentar eficiencia es preciso, en primer lugar, detenerse,
pensar y poner las cosas en perspectiva. Una vez que se sabe qué es lo
verdaderamente importante, establezca prioridades y úselas para guiar
sus próximos pasos. No se puede hacer siempre todo lo que uno quiere,
pero se puede mantener un equilibrio entre tareas que son importantes y agradables
para usted y tareas que deben hacerse de cualquier modo. Mantener este equilibrio
es fundamental para controlar el estrés.

El estrés proviene de fuentes internas y externas.
Las externas provienen de acontecimientos o problemas externos, como una drástica
caída en las ventas.
Las internas provienen de presión auto-infligida. Cuando, por ejemplo,
se depositan todos los sueños o aspiraciones en una entrevista laboral,
estamos agregando presión a la situación.

Para controlar las fuentes externas, lo mejor es tomar cada problema y decidir
si hay o no algo que usted pueda hacer. Hay problemas grandes, como enfermedades,
sobre los cuales nada se puede hacer. Pero hay otros más chicos que se
pueden pelear si antes se averiguó dónde está el enemigo.

El estrés interno proviene de valores y actitudes que son los que determinan
cómo nos afectan los problemas externos. Por eso lo más indicado
será actuar sobre esos valores y actitudes.

Managing Your Mind
Gillian Butlerm Ph. D
Tony Hope, M.D.

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