El desafío es aprovechar la noche

Las nuevas tecnologías, la globalización de los negocios y el aceleramiento del ritmo de vida producen cambios en todas las áreas. En este contexto, el tiempo se convierte en un factor clave para satisfacer la demanda global.

21 enero, 2000

Se trate de una madre que se queda en su casa y trabaja por las noches en su computadora, o de un estudiante rural que obtiene un título universitario por e-mail , la tecnología está rompiendo las barreras entre las horas personales y las de trabajo.

Pero mientras rápidamente se va haciendo realidad la sociedad de 24 horas, se perfila una nueva tendencia: la gente quiere más tiempo libre y más flexibilidad para disponer de él. Las empresas que encuentren formas creativas de estirar el tiempo más allá de sus limitaciones tradicionales se pondrán a la cabeza de esta tendencia.

La banca telefónica de 24 horas, por ejemplo, se ha generalizado. Más de 25% de los clientes de bancos estadounidenses usan centros de llamadas que funcionan las 24 horas y los analistas del sector vaticinan que la proporción crecerá a 53% durante este año.

Más universidades están dando a los estudiantes la opción de obtener sus diplomas a través de Internet. El número de ciberestudiantes –que ha superado el millón– podría triplicarse para fines de este año.

Y un número cada vez más grande de servicios comerciales da a los inversores particulares acceso de 24 horas al mercado mediante la utilización de redes electrónicas que funcionan sin descanso.

Tres factores fundamentales están alimentando la tendencia: la globalización de los negocios, la innovación tecnológica y la aceleración del ritmo de vida. Además de que los consumidores piden a gritos acceso ininterrumpido a los servicios, las empresas ven al tiempo como una variable que les puede permitir satisfacer la demanda global y al mismo tiempo mantener bajos los costos.

En la altamente competitiva industria de alta tecnología, por ejemplo, se popularizan los horarios de trabajo que no hacen diferencia entre el día y la noche. Los motivos principales son dos: se acortan los ciclos del producto y el mercado global no duerme nunca.

En el durísimo mercado de trabajo de Estados Unidos, el tema del tiempo es hoy una herramienta más de negociación porque, por un lado las empresas deben atraer y retener al trabajador calificado y, por el otro, mantener el control de los costos. Una encuesta realizada por U.S. News/Bozell worldwide (www.bozell.com) mostró que 49% de los estadounidenses creen que la sociedad da demasiada importancia al trabajo y no suficiente al descanso. Doce años atrás, sólo 28% pensaba de esa forma.

Afortunadamente, ese deseo de disponer de mayor tiempo libre parece enlazarse con el objetivo de las empresas de aumentar la productividad. La misma encuesta reveló que 60% de los gerentes, opina que el acortar el horario laboral dará a los trabajadores un incentivo para ser más productivos en su trabajo.

En realidad, la flexibilidad en el horario de trabajo se está convirtiendo rápidamente en la norma. En los últimos 12 años, el número de trabajadores estadounidenses a tiempo completo con horarios flexibles se duplicó holgadamente a 27,6%, según el Bureau of Labor Statistics de Estados Unidos.

También cada vez hay más firmas que hacen el experimento de acortar la semana de trabajo. Amoco, por ejemplo, ofrece a sus empleados una posibilidad que llama de 9/80 (80 horas de trabajo en nueve días en lugar de diez, separados por fines de semana de tres días). Y otras empresas norteamericanas siguen el ejemplo.

Se trate de una madre que se queda en su casa y trabaja por las noches en su computadora, o de un estudiante rural que obtiene un título universitario por e-mail , la tecnología está rompiendo las barreras entre las horas personales y las de trabajo.

Pero mientras rápidamente se va haciendo realidad la sociedad de 24 horas, se perfila una nueva tendencia: la gente quiere más tiempo libre y más flexibilidad para disponer de él. Las empresas que encuentren formas creativas de estirar el tiempo más allá de sus limitaciones tradicionales se pondrán a la cabeza de esta tendencia.

La banca telefónica de 24 horas, por ejemplo, se ha generalizado. Más de 25% de los clientes de bancos estadounidenses usan centros de llamadas que funcionan las 24 horas y los analistas del sector vaticinan que la proporción crecerá a 53% durante este año.

Más universidades están dando a los estudiantes la opción de obtener sus diplomas a través de Internet. El número de ciberestudiantes –que ha superado el millón– podría triplicarse para fines de este año.

Y un número cada vez más grande de servicios comerciales da a los inversores particulares acceso de 24 horas al mercado mediante la utilización de redes electrónicas que funcionan sin descanso.

Tres factores fundamentales están alimentando la tendencia: la globalización de los negocios, la innovación tecnológica y la aceleración del ritmo de vida. Además de que los consumidores piden a gritos acceso ininterrumpido a los servicios, las empresas ven al tiempo como una variable que les puede permitir satisfacer la demanda global y al mismo tiempo mantener bajos los costos.

En la altamente competitiva industria de alta tecnología, por ejemplo, se popularizan los horarios de trabajo que no hacen diferencia entre el día y la noche. Los motivos principales son dos: se acortan los ciclos del producto y el mercado global no duerme nunca.

En el durísimo mercado de trabajo de Estados Unidos, el tema del tiempo es hoy una herramienta más de negociación porque, por un lado las empresas deben atraer y retener al trabajador calificado y, por el otro, mantener el control de los costos. Una encuesta realizada por U.S. News/Bozell worldwide (www.bozell.com) mostró que 49% de los estadounidenses creen que la sociedad da demasiada importancia al trabajo y no suficiente al descanso. Doce años atrás, sólo 28% pensaba de esa forma.

Afortunadamente, ese deseo de disponer de mayor tiempo libre parece enlazarse con el objetivo de las empresas de aumentar la productividad. La misma encuesta reveló que 60% de los gerentes, opina que el acortar el horario laboral dará a los trabajadores un incentivo para ser más productivos en su trabajo.

En realidad, la flexibilidad en el horario de trabajo se está convirtiendo rápidamente en la norma. En los últimos 12 años, el número de trabajadores estadounidenses a tiempo completo con horarios flexibles se duplicó holgadamente a 27,6%, según el Bureau of Labor Statistics de Estados Unidos.

También cada vez hay más firmas que hacen el experimento de acortar la semana de trabajo. Amoco, por ejemplo, ofrece a sus empleados una posibilidad que llama de 9/80 (80 horas de trabajo en nueve días en lugar de diez, separados por fines de semana de tres días). Y otras empresas norteamericanas siguen el ejemplo.

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