El año de los cuchillos no inauguró una nueva era

Hace 10 años los CEO de empresas como IBM, General Motors, American Express, y otras fueron echados por no generar ganancias. Se creyó que comenzaba una época en la que los ejecutivos supeditarían su accionar a la voluntad de los accionistas.

20 febrero, 2003

Pero después de aquel revolucionario 1993, la situación parece haber
retornado al primer casillero del juego. Hoy los directorios siguen castigando
la incompetencia, pero no parecen capaces de detectar actividades fraudulentas.
Se escandalizan cuando bajan los números del trimestre, pero hacen la vista
gorda cuando la contabilidad es irregular. Usan las "opciones de compra de
acciones" (stock options), o directamente regalan acciones de la compañía
con idea de equiparar el interés de los ejecutivos (por el buen desempeño
de la firma) con el de los propios accionistas, pero parecen ignorar la tentación
que crean esas opciones de compra: la de inflar el precio de las acciones con
falsas promesas, cobrar su dinero y desaparecer.
Así opina Peter C. Clapman, consejero jefe y gerente de TIAA-CREF, el poderoso
fondo de pensión que lucha desde hace años por una mejor vigilancia
de los directorios.

Lo cierto es que nadie está satisfecho con la situación creada
por escándalos de 2002. Los inversionistas se fueron del mercado. La
bolsa de Nueva York, la SEC (comisión de bolsas y valores), el Congreso,
todos aprueban leyes y reglamentaciones para definir obligaciones y responsabilidades
de los directorios, las credenciales que deben tener los integrantes y las tareas
que deben realizar. Aun con todas las nuevas exigencias, los observadores temen
que cuando la economía se recupere, los directores vuelvan poquito a
poco al anterior estado de complacencia.

Aquella batalla librada en 1993 por los defensores de los accionistas, debía
terminar con los malos gobiernos corporativos. No fue así. El año
pasado estallaron Enron, WorldCom, Tyco International, Adelphia Communications
y una cantidad de otros escándalos desde fines de 2001. ¿Qué
fue lo que pasó?

Los expertos sugieren varias cosas:
· Los accionistas creyeron que las stock options (opciones de compra
de acciones) como parte del salario ejecutivo equipararía el interés
de los gerentes con el de ellos. Lo que ocurrió en cambio, fue que tentaron
a los ejecutivos a inflar los precios de las acciones con trucos contables.
· No eran muchos los auditores que estaban suficientemente preparados
para detectar esas manipulaciones.
· Muchos menos eran los directores con adecuada preparación para
el cargo.
· El expansivo mercado de los ´90 tuvo un efecto adormecedor sobre la
ética corporativa y la capacidad de vigilancia de los accionistas.

Ahora, en cambio, los directores tienen mucho que perder. Las nuevas reglamentaciones
los hacen responsables de cualquier maniobra fraudulenta que tenga lugar bajo
sus ojos. Tienen responsabilidad personal por cargos criminales. ¿Será
suficiente?

Pero después de aquel revolucionario 1993, la situación parece haber
retornado al primer casillero del juego. Hoy los directorios siguen castigando
la incompetencia, pero no parecen capaces de detectar actividades fraudulentas.
Se escandalizan cuando bajan los números del trimestre, pero hacen la vista
gorda cuando la contabilidad es irregular. Usan las "opciones de compra de
acciones" (stock options), o directamente regalan acciones de la compañía
con idea de equiparar el interés de los ejecutivos (por el buen desempeño
de la firma) con el de los propios accionistas, pero parecen ignorar la tentación
que crean esas opciones de compra: la de inflar el precio de las acciones con
falsas promesas, cobrar su dinero y desaparecer.
Así opina Peter C. Clapman, consejero jefe y gerente de TIAA-CREF, el poderoso
fondo de pensión que lucha desde hace años por una mejor vigilancia
de los directorios.

Lo cierto es que nadie está satisfecho con la situación creada
por escándalos de 2002. Los inversionistas se fueron del mercado. La
bolsa de Nueva York, la SEC (comisión de bolsas y valores), el Congreso,
todos aprueban leyes y reglamentaciones para definir obligaciones y responsabilidades
de los directorios, las credenciales que deben tener los integrantes y las tareas
que deben realizar. Aun con todas las nuevas exigencias, los observadores temen
que cuando la economía se recupere, los directores vuelvan poquito a
poco al anterior estado de complacencia.

Aquella batalla librada en 1993 por los defensores de los accionistas, debía
terminar con los malos gobiernos corporativos. No fue así. El año
pasado estallaron Enron, WorldCom, Tyco International, Adelphia Communications
y una cantidad de otros escándalos desde fines de 2001. ¿Qué
fue lo que pasó?

Los expertos sugieren varias cosas:
· Los accionistas creyeron que las stock options (opciones de compra
de acciones) como parte del salario ejecutivo equipararía el interés
de los gerentes con el de ellos. Lo que ocurrió en cambio, fue que tentaron
a los ejecutivos a inflar los precios de las acciones con trucos contables.
· No eran muchos los auditores que estaban suficientemente preparados
para detectar esas manipulaciones.
· Muchos menos eran los directores con adecuada preparación para
el cargo.
· El expansivo mercado de los ´90 tuvo un efecto adormecedor sobre la
ética corporativa y la capacidad de vigilancia de los accionistas.

Ahora, en cambio, los directores tienen mucho que perder. Las nuevas reglamentaciones
los hacen responsables de cualquier maniobra fraudulenta que tenga lugar bajo
sus ojos. Tienen responsabilidad personal por cargos criminales. ¿Será
suficiente?

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