Crisis de liderazgo

¿Qué pasó con los líderes?¿Por qué hay hoy crisis de liderazgo? ¿Por qué hace algunas décadas el sector empresarial parecía abundar en personas capaces de hacer prosperar sus empresas, y hoy buscan el enriquecimiento personal?

28 noviembre, 2002

Muchos de los problemas empresariales se achacan a los líderes o, más
apropiadamente, a la falta de ellos. Es un estribillo con el que no estamos familiarizados:
lo que la empresa necesita hoy son mayores dosis de liderazgo.

Hoy, sin embargo, esas mismas empresas están expulsando a sus directores
generales del asiento del conductor: Basta con ver lo que ha ocurrido este año
en Enron, Global Crossing, WorldCom, Adelphia, Vivendi, ImClone, Tyco International.
La lista no termina, porque cada vez es mayor el número de consejeros y
de accionistas que reconocen que lo que necesitan son conductores que les lleven
por diferentes caminos, en nuevas direcciones.

Más que en la escasez de personas capacitadas, el problema quizá
radique más en la degradación de los valores morales que en la posesión
de las destrezas necesarias para impulsar las empresas en el mundo económico
actual.

Fueron buenos antes

"Lo que en la actualidad tenemos es una serie de ejecutivos que fueron buenos
líderes para dirigir las empresas del modo en que solían dirigirse
– afirma Robert Lear, ejecutivo en residencia en la Escuela de Administración
de Empresas de la Universidad de Columbia y director de explotación de
Indian Head Inc. -. Pero las empresas han cambiado, y muchas personas no han aprendido
a cambiar con ellas".

Las empresas buscan desesperadamente personas que les ayuden a despertar ante
las realidades de la celebración de los negocios en un mundo caótico
que se mueve a un ritmo frenético. "Sí, estamos pasando por
una crisis de liderazgo – argumenta Robert Gilbreath, director de Proudfoot
Change Management
y autor de Escape from Management Hell (Barretkoehler,
1993) -. Tenemos una generación de directores que están capacitados
para mantener las cosas tal como están, cuando lo que requiere el liderazgo
es crear lo que no está".

Hay infinidad de definiciones de líder, todas diferentes. Hay, también,
infinidad de libros sobre el liderazgo, sobre cómo mejorar al líder.
Tal como lo expresa Lear, cuando dice que es algo parecido a lo que dijo el magistrado
del Tribunal Supremo Potter Stewart: "No puedo definir lo que es la obscenidad,
pero la conozco cuando la veo. Además, lo que era pornográfico hace
diez años no lo es hoy. Dicho de otro modo, lo que ayer era un buen liderazgo,
quizá sea un malísimo liderazgo hoy.

El nuevo líder

Por consiguiente, ¿quién es el líder perfecto para el mundo
empresarial del siglo que estamos iniciando? Algunos profesores y expertos están
de acuerdo en definir al líder para el nuevo milenio con los siguientes
atributos esenciales:

Honradez. "No se puede carecer de integridad y hacer que la gente
le siga a uno – dice Thomas R. Horton, antiguo presidente y director general de
la American Management Association -, a menos que se consiga a través del
miedo". "Los líderes deben tener valores. Deben ofrecer una dedicación
absoluta para hacer lo que saben que es correcto", añade Pryor. "Y
al final, los valores de la organización se manifiestan en lo que hace
el líder", dice Horton. "Los líderes son personas que
parecen grandes, es difícil imaginar a una pequeña Madre Teresa
o a un pequeño Franklin D. Rooselvelt", añade Horton.

Confianza. Se entiende que ésta ha de existir en ambas direcciones.
Los líderes deben ser dignos de confianza, sin embargo, deben confiar también
en su gente. "En estos tiempos que son más inseguros, algunas personas
han perdido su camino y nosotros hemos perdido la confianza (en nuestros líderes).
Nuestra confianza ha sido violada", dice Posner. "Las personas creen
que las instituciones son de por sí moralmente insolventes e injustas,
y que los líderes molestan", añade Sheppard.

Abnegación. El fallecido cuáquero investigador de la dirección,
Robert K. Greenleaf, defendía la idea de que los líderes existen
solamente para servir a sus seguidores. Sin embargo, esta filosofía, que
hace hincapié en un enfoque holísitico del liderazgo, no significa
que el líder deba ser santo. "Francamente – argumenta Campbell -,
no creo que muchas organizaciones esté buscando monjes. Con persona honestas
y conscientes basta".

Compromiso. Ahora que cada vez es menor la lealtad de los empleados, los
líderes necesitan más que nunca ser vistos como bondadosos y formadores.
Esto es algo que no puede falsificarse. "Alguien tiene realmente que desear
hacer eso, y para ello hace falta pasión y compromiso", dice Roger
Kenny, socio de la firma neoyorquina de reclutamiento de ejecutivos Kenny, Kindler,
Hunt & Howe. "En efecto – añade Levinson, del Levinson Institute
-. Un buen líder es como un buen padre: siempre preocupado por crear la
perpetuación en la organización. Un buen padre no puede explotar
a sus hijos para satisfacer sus propias necesidades".

Aptitud creativa. Sin lugar a dudas, los líderes dejan tras de sí
algo de una naturaleza positiva que no estaba allí antes. "Es posible
que Ted Turner posea todas clase de características personales desagradables,
pero ha creado algo (una nueva clase de red de noticias) que no estaba allí
antes", dice Campbell. Para ello los líderes deben, sobre todo, ser
constructivos y optimistas. En lugar de ver un paisaje de barrotes de prisión,
un líder ve posibilidades. Los líderes ven el mundo como una serie
de posibilidades, y no les disuaden los impedimentos que pueden engañarnos
a nosotros. Esto significa que deben estar abiertos a diferentes modos de hacer
las cosas.

Tenacidad. "Parece existir una general falta de voluntad por parte
de la dirección para liderar – dice Pryor -. En el fondo de su corazón,
la dirección sabe lo que tiene que hacer", pero le falta la voluntad
(o la capacidad) para hacer cosas difíciles. El liderazgo requiere cierta
tenacidad. Significa ser capaz de tomar decisiones inicialmente impopulares. Como
consecuencia, resulta difícil trabajar como los líderes porque son
exigentes. "Tienen claro lo que quieren. Poseen normas más altas y
no están dispuestos a transigir en lo que se refiere a sus principios.
Es posible que sean implacables y quizá muestren poca empatía con
las diferencias individuales o las idiosincrasias personales – añade Posner
-. Los líderes dicen: "He aquí mis normas y lo que tratamos
de hacer y si usted quiere hacer esas cosas nos gustará tenerle trabajando
con nosotros, pero si no quiere hacerlas, entonces quizás éste no
sea el lugar adecuado para usted".

Comunicación. "Un buen líder está en constante
comunicación con su gente. Hace las rondas de inspección y sabe
lo que está pasando. Al mismo tiempo, dice a su gente todo lo que puede
acerca de lo que él sabe… y no sabe", dice Levinston.

Aceptación del riesgo. Es esencial estar abierto a las posibilidades
y cuestionar las suposiciones. Los líderes deben estimular la actitud de
poner en duda las cosas en las personas que les rodean y permitirles ser innovadores
sin temor al fracaso. Cuando se busca a un candidato para pilotear un avión
o dirigir un hospital, necesitamos a alguien muy frío y tranquilo: la clase
de persona rigurosa que se atiene a las reglas; pero cuando se trata de crear
nuevos productos o satisfacer las nuevas y cambiantes necesidades de los clientes,
sin embargo, necesitamos personas transgresoras, personas que no se sienten intimidadas
por las reglas imperantes. "Los que no se comportan como si pertenecieran
a un grupo, los que no encajan, son los que necesitamos que entren y asuman el
mando", dice Gilbreath. "Su organización no será saludable
en el futuro si usted se arriesga", añade Kenny.

Muchos de los problemas empresariales se achacan a los líderes o, más
apropiadamente, a la falta de ellos. Es un estribillo con el que no estamos familiarizados:
lo que la empresa necesita hoy son mayores dosis de liderazgo.

Hoy, sin embargo, esas mismas empresas están expulsando a sus directores
generales del asiento del conductor: Basta con ver lo que ha ocurrido este año
en Enron, Global Crossing, WorldCom, Adelphia, Vivendi, ImClone, Tyco International.
La lista no termina, porque cada vez es mayor el número de consejeros y
de accionistas que reconocen que lo que necesitan son conductores que les lleven
por diferentes caminos, en nuevas direcciones.

Más que en la escasez de personas capacitadas, el problema quizá
radique más en la degradación de los valores morales que en la posesión
de las destrezas necesarias para impulsar las empresas en el mundo económico
actual.

Fueron buenos antes

"Lo que en la actualidad tenemos es una serie de ejecutivos que fueron buenos
líderes para dirigir las empresas del modo en que solían dirigirse
– afirma Robert Lear, ejecutivo en residencia en la Escuela de Administración
de Empresas de la Universidad de Columbia y director de explotación de
Indian Head Inc. -. Pero las empresas han cambiado, y muchas personas no han aprendido
a cambiar con ellas".

Las empresas buscan desesperadamente personas que les ayuden a despertar ante
las realidades de la celebración de los negocios en un mundo caótico
que se mueve a un ritmo frenético. "Sí, estamos pasando por
una crisis de liderazgo – argumenta Robert Gilbreath, director de Proudfoot
Change Management
y autor de Escape from Management Hell (Barretkoehler,
1993) -. Tenemos una generación de directores que están capacitados
para mantener las cosas tal como están, cuando lo que requiere el liderazgo
es crear lo que no está".

Hay infinidad de definiciones de líder, todas diferentes. Hay, también,
infinidad de libros sobre el liderazgo, sobre cómo mejorar al líder.
Tal como lo expresa Lear, cuando dice que es algo parecido a lo que dijo el magistrado
del Tribunal Supremo Potter Stewart: "No puedo definir lo que es la obscenidad,
pero la conozco cuando la veo. Además, lo que era pornográfico hace
diez años no lo es hoy. Dicho de otro modo, lo que ayer era un buen liderazgo,
quizá sea un malísimo liderazgo hoy.

El nuevo líder

Por consiguiente, ¿quién es el líder perfecto para el mundo
empresarial del siglo que estamos iniciando? Algunos profesores y expertos están
de acuerdo en definir al líder para el nuevo milenio con los siguientes
atributos esenciales:

Honradez. "No se puede carecer de integridad y hacer que la gente
le siga a uno – dice Thomas R. Horton, antiguo presidente y director general de
la American Management Association -, a menos que se consiga a través del
miedo". "Los líderes deben tener valores. Deben ofrecer una dedicación
absoluta para hacer lo que saben que es correcto", añade Pryor. "Y
al final, los valores de la organización se manifiestan en lo que hace
el líder", dice Horton. "Los líderes son personas que
parecen grandes, es difícil imaginar a una pequeña Madre Teresa
o a un pequeño Franklin D. Rooselvelt", añade Horton.

Confianza. Se entiende que ésta ha de existir en ambas direcciones.
Los líderes deben ser dignos de confianza, sin embargo, deben confiar también
en su gente. "En estos tiempos que son más inseguros, algunas personas
han perdido su camino y nosotros hemos perdido la confianza (en nuestros líderes).
Nuestra confianza ha sido violada", dice Posner. "Las personas creen
que las instituciones son de por sí moralmente insolventes e injustas,
y que los líderes molestan", añade Sheppard.

Abnegación. El fallecido cuáquero investigador de la dirección,
Robert K. Greenleaf, defendía la idea de que los líderes existen
solamente para servir a sus seguidores. Sin embargo, esta filosofía, que
hace hincapié en un enfoque holísitico del liderazgo, no significa
que el líder deba ser santo. "Francamente – argumenta Campbell -,
no creo que muchas organizaciones esté buscando monjes. Con persona honestas
y conscientes basta".

Compromiso. Ahora que cada vez es menor la lealtad de los empleados, los
líderes necesitan más que nunca ser vistos como bondadosos y formadores.
Esto es algo que no puede falsificarse. "Alguien tiene realmente que desear
hacer eso, y para ello hace falta pasión y compromiso", dice Roger
Kenny, socio de la firma neoyorquina de reclutamiento de ejecutivos Kenny, Kindler,
Hunt & Howe. "En efecto – añade Levinson, del Levinson Institute
-. Un buen líder es como un buen padre: siempre preocupado por crear la
perpetuación en la organización. Un buen padre no puede explotar
a sus hijos para satisfacer sus propias necesidades".

Aptitud creativa. Sin lugar a dudas, los líderes dejan tras de sí
algo de una naturaleza positiva que no estaba allí antes. "Es posible
que Ted Turner posea todas clase de características personales desagradables,
pero ha creado algo (una nueva clase de red de noticias) que no estaba allí
antes", dice Campbell. Para ello los líderes deben, sobre todo, ser
constructivos y optimistas. En lugar de ver un paisaje de barrotes de prisión,
un líder ve posibilidades. Los líderes ven el mundo como una serie
de posibilidades, y no les disuaden los impedimentos que pueden engañarnos
a nosotros. Esto significa que deben estar abiertos a diferentes modos de hacer
las cosas.

Tenacidad. "Parece existir una general falta de voluntad por parte
de la dirección para liderar – dice Pryor -. En el fondo de su corazón,
la dirección sabe lo que tiene que hacer", pero le falta la voluntad
(o la capacidad) para hacer cosas difíciles. El liderazgo requiere cierta
tenacidad. Significa ser capaz de tomar decisiones inicialmente impopulares. Como
consecuencia, resulta difícil trabajar como los líderes porque son
exigentes. "Tienen claro lo que quieren. Poseen normas más altas y
no están dispuestos a transigir en lo que se refiere a sus principios.
Es posible que sean implacables y quizá muestren poca empatía con
las diferencias individuales o las idiosincrasias personales – añade Posner
-. Los líderes dicen: "He aquí mis normas y lo que tratamos
de hacer y si usted quiere hacer esas cosas nos gustará tenerle trabajando
con nosotros, pero si no quiere hacerlas, entonces quizás éste no
sea el lugar adecuado para usted".

Comunicación. "Un buen líder está en constante
comunicación con su gente. Hace las rondas de inspección y sabe
lo que está pasando. Al mismo tiempo, dice a su gente todo lo que puede
acerca de lo que él sabe… y no sabe", dice Levinston.

Aceptación del riesgo. Es esencial estar abierto a las posibilidades
y cuestionar las suposiciones. Los líderes deben estimular la actitud de
poner en duda las cosas en las personas que les rodean y permitirles ser innovadores
sin temor al fracaso. Cuando se busca a un candidato para pilotear un avión
o dirigir un hospital, necesitamos a alguien muy frío y tranquilo: la clase
de persona rigurosa que se atiene a las reglas; pero cuando se trata de crear
nuevos productos o satisfacer las nuevas y cambiantes necesidades de los clientes,
sin embargo, necesitamos personas transgresoras, personas que no se sienten intimidadas
por las reglas imperantes. "Los que no se comportan como si pertenecieran
a un grupo, los que no encajan, son los que necesitamos que entren y asuman el
mando", dice Gilbreath. "Su organización no será saludable
en el futuro si usted se arriesga", añade Kenny.

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