¿Contrataría usted a su mejor amigo?

¿Se desvirtúa la amistad si hay un contrato por medio? ¿Teme que le acusen de favoritismo? ¿Es bueno tener confianza personal con un colega profesional? Contestan estos interrogantes dos empresarios y una empresaria en España.

23 septiembre, 2001

NICOLÁS CARRASCO
Consejero delegado de Turyocio
“Las decisiones de trabajo no han afectado a mi relación con un amigo”

He trabajado con personas con las que, con el tiempo, he establecido una grata relación personal y también con otras con las que ya tenía dicha relación. Cualesquiera que hayan sido las decisiones empresariales tomadas, nunca han afectado a mi relación con un amigo. La gestión de las relaciones humanas en el ámbito de las empresas es una de las actividades que definen la tarea de dirección y de gestión de un área de trabajo, sea una unidad o una empresa, y necesita del mismo equilibrio que cualquier otra. Siempre he creído que debemos ir a la empresa con dos objetivos fundamentales: contribuir al máximo al éxito de la misma y enriquecernos como personas desde el lado profesional y desde el humano. Igual que no hay límites ni barreras para el primero de ellos, no debe haberlos para el segundo. En un hipotético conflicto entre ambos objetivos, lo positivo es que, en cualquier caso, se contribuye al enriquecimiento profesional y al personal porque ayuda a conocer mejor a quienes nos rodean y a uno mismo.

PABLO DE LA TORRE
Director de Marketing de Philips Aparatos Domésticos y personales
“Para mí, no sería un problema”

Aunque hay mucho de verdad en la expresión que dice que “hay que separar lo personal de lo profesional”, no es menos cierta aquella que dice “quien tiene un amigo tiene un tesoro”. En Philips, consideramos que el factor humano es un activo clave. Un ambiente de buena comunicación, participación y responsabilidad es de vital importancia. Creo que todos los que trabajan en una empresa, independientemente de consideraciones de amistad previa, origen o creencia, deben contar con igualdad de oportunidades en cuanto a reconocimiento personal y profesional. En Philips así lo hacemos, y aplicamos esta misma política a la selección de empleados. Personalmente, opino que trabajar en el equipo con un amigo no me resultaría problemático, sino todo lo contrario, siempre y cuando se haya incorporado al mismo siguiendo los procesos y requisitos de selección establecidos. Y por supuesto, a la hora de trabajar, la frontera entre lo personal y lo profesional debe quedar muy clara, para evitar malentendidos posteriores.

TARA LÓPEZ
Directora de Marketing de Avis España
“No: ¿Qué pensarían los demás empleados?”

Para ser sincera, no contrataría a mi mejor amigo. Una cosa es hacer buenas migas con gente de la empresa una vez estás en ella, y otra muy distinta es fichar a un amigo que ya se tiene. Por mucho que se intente, me parece muy difícil tratar de la misma manera a una persona con la que has compartido muchas cosas de tu vida y con la que tienes mucha confianza que a otro colaborador cualquiera. Y lo digo tanto para bien como para mal. Puede ser que a tu amigo no te atrevas a pasarle según qué tarea, o que le acabes exigiendo más de lo que le correspondería. Y quién sabe si la relación personal se acabaría resintiendo de todo ello. Todos somos humanos, ¿no? También habría que tener en cuenta lo que pensarían los demás empleados. No me importaría tanto lo que dijeran sobre mí como los ojos con que miraran al nuevo colega. Quizás les costaría más valorarle por su trabajo, y enseguida tenderían a considerarle como a un enchufado.

NICOLÁS CARRASCO
Consejero delegado de Turyocio
“Las decisiones de trabajo no han afectado a mi relación con un amigo”

He trabajado con personas con las que, con el tiempo, he establecido una grata relación personal y también con otras con las que ya tenía dicha relación. Cualesquiera que hayan sido las decisiones empresariales tomadas, nunca han afectado a mi relación con un amigo. La gestión de las relaciones humanas en el ámbito de las empresas es una de las actividades que definen la tarea de dirección y de gestión de un área de trabajo, sea una unidad o una empresa, y necesita del mismo equilibrio que cualquier otra. Siempre he creído que debemos ir a la empresa con dos objetivos fundamentales: contribuir al máximo al éxito de la misma y enriquecernos como personas desde el lado profesional y desde el humano. Igual que no hay límites ni barreras para el primero de ellos, no debe haberlos para el segundo. En un hipotético conflicto entre ambos objetivos, lo positivo es que, en cualquier caso, se contribuye al enriquecimiento profesional y al personal porque ayuda a conocer mejor a quienes nos rodean y a uno mismo.

PABLO DE LA TORRE
Director de Marketing de Philips Aparatos Domésticos y personales
“Para mí, no sería un problema”

Aunque hay mucho de verdad en la expresión que dice que “hay que separar lo personal de lo profesional”, no es menos cierta aquella que dice “quien tiene un amigo tiene un tesoro”. En Philips, consideramos que el factor humano es un activo clave. Un ambiente de buena comunicación, participación y responsabilidad es de vital importancia. Creo que todos los que trabajan en una empresa, independientemente de consideraciones de amistad previa, origen o creencia, deben contar con igualdad de oportunidades en cuanto a reconocimiento personal y profesional. En Philips así lo hacemos, y aplicamos esta misma política a la selección de empleados. Personalmente, opino que trabajar en el equipo con un amigo no me resultaría problemático, sino todo lo contrario, siempre y cuando se haya incorporado al mismo siguiendo los procesos y requisitos de selección establecidos. Y por supuesto, a la hora de trabajar, la frontera entre lo personal y lo profesional debe quedar muy clara, para evitar malentendidos posteriores.

TARA LÓPEZ
Directora de Marketing de Avis España
“No: ¿Qué pensarían los demás empleados?”

Para ser sincera, no contrataría a mi mejor amigo. Una cosa es hacer buenas migas con gente de la empresa una vez estás en ella, y otra muy distinta es fichar a un amigo que ya se tiene. Por mucho que se intente, me parece muy difícil tratar de la misma manera a una persona con la que has compartido muchas cosas de tu vida y con la que tienes mucha confianza que a otro colaborador cualquiera. Y lo digo tanto para bien como para mal. Puede ser que a tu amigo no te atrevas a pasarle según qué tarea, o que le acabes exigiendo más de lo que le correspondería. Y quién sabe si la relación personal se acabaría resintiendo de todo ello. Todos somos humanos, ¿no? También habría que tener en cuenta lo que pensarían los demás empleados. No me importaría tanto lo que dijeran sobre mí como los ojos con que miraran al nuevo colega. Quizás les costaría más valorarle por su trabajo, y enseguida tenderían a considerarle como a un enchufado.

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